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Alberto Flores
Granada
Jueves, 17 de febrero 2022, 00:33
El barrio de la Chana ha sido históricamente uno de los más destacados de Granada en lo que al tapeo se refiere. Las opciones eran numerosas y muy variadas. Sin embargo, la pandemia llegó para cambiar drásticamente todo: menos clientes, más gastos y un futuro ... más incierto cada día. Una situación que ha provocado el cierre durante los últimos meses de varios establecimientos dedicados a la hostelería. El último de ellos, el Soul Café.
Se trataba de un bar cafetería ubicado en la carretera antigua de Málaga que abría prácticamente todo el día: desde los desayunos más tempranos, hasta la noche para quienes querían disfrutar de unas cañas en su terraza. Sin embargo, en los últimos meses sus gastos se han ido incrementando y los ingresos, debido principalmente a la falta de clientes, se han visto reducidos drásticamente. Y es por ello precisamente por lo que se han visto obligados a cerrar de manera definitiva antes de generar más pérdidas.
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«Hace ya algunos meses que no había mucho movimiento por allí, la verdad», cuenta a IDEAL Manuel Rueda, que dirigía el establecimiento junto a su mujer. Adquirieron el negocio hace dos años y les iba bastante bien, no para hacerse ricos pero sí para cubrir gastos y poder vivir. Pero últimamente la cosa había cambiado bastante: «Para los desayunos sí teníamos más gente pero por la tarde prácticamente nadie. Y tener todo abierto con facturas de 900 euros de luz, 180 de agua y los gastos de autónomos y del alquiler del local eran demasiado».
De hecho, Manuel explica que ha podido aguantar más porque no tenía que pagar por su terraza, ya que pertenecía a una comunidad de vecinos y no al Ayuntamiento de Granada. «Subir la persiana cada día ya es mucho dinero pero la verdad es que después de los desayunos te deprimías allí. La pandemia y el frío hacen que la gente salga menos y esa calle está muerta por las tardes», añade el hostelero, que «antes de que la pupa sea más grande», ha decidido buscar un cambio.
Manuel Rueda
Propietario de Soul Café
«Solo sacábamos para cubrir gastos y estos últimos meses ya no podía más». Reconoce que las ayudas del Gobierno con motivo del coronavirus le ayudaron a mantenerse a flote. Sin embargo, la subida de la luz y otros suministros, unido a los impuesto, le han dejado sin otra opción que no fuera cerrar para evitar más pérdidas. «La hostelería, tal y como yo lo veo, no tiene futuro en esa zona».
En cuanto a su futuro, reconoce que a sus 50 años es «bastante incierto». «Me he quedado sin nada después de esto y ahora tendré que buscarme la vida por donde sea, aunque a ver quién me da trabajo con mi edad», comenta Manuel, que descarta volver a asumir el control de un negocio de hostelería. «Me han ofrecido se repartidor pero con un sueldo de apenas 500 euros y eso, con dos niñas, no me da para mucho», lamenta. Una situación difícil pero que no le hace tirar la toalla, ya que reconoce que trabajará «de lo que haga falta» para salir adelante.
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