r. Mal olor y mareas de color pardo. En el rompeolas su llegada parece barro pero son algas asiáticas. El último temporal ha traído toneladas de esta especie invasora a las playas de Granada. Quien bajase al litoral el fin de semana se encontró con ... la desagradable sorpresa de un mar picado que vomitaba sobre la orilla estos incómodos bañistas. Se enredan y pegan por todas partes. En el pelo, las toallas y la ropa, pero sobre todo en los fondos marinos donde ocasiona estragos.
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Pilar García-Trevijano
Los ayuntamientos costeros se hacen a la idea de que es lo que les espera desde ahora en verano y tratan de controlar la situación con recursos propios. Refuerzos de limpieza y barcos para retirar los restos de esta especie. Es lo poco que se puede hacer con un alga que ha venido para quedarse.
En Almuñécar, la concejal de Medio Ambiente y Playas, Lucía González, manifiesta que el Ayuntamiento retira desde hace tres semanas seguidas los restos de la especie invasora. De un día para otro la playa aparece llena de restos pardos y marrones. Con el temporal del fin de semana, de nuevo los operarios se afanan para quitar las toneladas del alga que se descompone sobre la arena. No hay que confiarse. Es capaz de crecer en los ambientes más hostiles.
Las playas de Cabria, La Herradura y Cantarrijan son las más afectadas por estas oleadas del alga. El consistorio retira los restos con las palas de los tractores. «Con la cantidad que hay no es posible hacerlo de forma manual. Arrastramos con la maquinaria y después se recoge para llevarlas al vertedero», indica la edil. Además, ahora que el temporal amaina el consistorio utilizará sus barcos limpia playas para quitar las masas de alga que flotan por el agua cerca de la orilla. El Ayuntamiento se ha puesto en contacto con municipios de Málaga y Almería para conocer la manera más eficaz de deshacerse de los arribazones. «No se pueden dejar en la orilla se reproducen rápidamente», sentencia González.
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Sin embargo, en Cantarriján por las características del terreno la maquinaria pesada pasa con menos frecuencia, mientras que en el resto del litoral la limpieza es diaria. Por ahora, el consistorio apunta que no supone un problema mayor para la localidad y asegura que los bañistas se muestran comprensivos con la aparición de la invasora.
En Salobreña, la playa de La Guardia también está plagada. El concejal responsable, Luis Cano, destaca que se le han tenido que ampliar las horas al servicio de limpieza, aunque todavía no se ha calculado el sobrecoste que supondrá para las arcas municipales.
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Julio de la Rosa, director del Aula del Mar y profesor de botánica especializado en algas y especies invasoras, explica que la rugulopterix okamurae –nombre científico– presenta un crecimiento anual desmesurado nada desdeñable respecto a otras especies invasoras que han llegado al litoral español.
Ahora están en su época de máxima proliferación. En verano experimenta el mayor aumento de su ciclo ya que el calor le es favorable, pero se reproducen todo el año. Tiene un elevado potencial de crearse a través de esporas y propágulos vegetativos. Muchos de ellos son los que son perceptibles para el ser humano en las orillas. La reproducción de este alga es tremendamente eficaz y se produce por mecanismos sexuales y asexuales. Fuera de su hábitat de origen, su área nativa, por ahora los científicos han detectado solo su reproducción asexual. El Aula del Mar estudia las zonas con menor afectación y los posibles factores que dificultan su implantación, como es el caso de las comunidades de Carchuna-Torrenueva. Esta elevada capacidad reproductora explica que, en los fondos invadidos, compita de manera muy efectiva con las especies autóctonas.
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El cambio climático y la subida de la temperatura del agua puede ser uno de los factores que esté ayudando al asentamiento. La invasora afecta la supervivencia de otras especies, compite por el espacio. Su descomposición genera una gran cantidad de materia orgánica que contamina el agua. Este proceso conduce a la reducción del oxígeno en el medio acuático, creando un ambiente hostil para la vida marina. Además, se carga a pequeños invertebrados que habitan en simbiosis con las algas autóctonas y que son un eslabón importante de la cadena alimentaria.
En octubre de 2019, las redes de los barcos de arrastre de Motril aparecieron cubiertas de esta especie invasora de color rojizo. A finales de ese año en una inmersión pudieron constatar que ya se encontraba asentada en la localidad de Cambriles, asociada una pradera de Posidonia oceanica. Actualmente, con mayor presencia formando bosques o de manera irrelevante, el alga ya se encuentra en todas las localidades del litoral. Su presencia ocasiona daños a la pesca y a la biodiversidad marina, mientras los municipios temen los efectos que tendrá para el turismo cuando sus playas se desborden, como ocurre en otros puntos del litoral andaluz.
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