«La fallecida llevaba un año viviendo con un varón en la caravana»

El sonido de los pájaros y de un vivero cercano es lo único que se escucha. Se trata de una zona de cañaverales y campo en plena Vega de Motril en la que apenas viven vecinos. El cortijo precintado por la Policia Nacional presenta muchos trastos viejos y coches aparcados aparentemente sin utilizar. No hay edificación alguna, por lo que solo se deja ver una caravana vieja entre las vallas que lo rodean.

Un residente de los pocos que hay por la zona camina hacia su huerto para recoger los tomates como de costumbre. «La fallecida llevaba un año viviendo aquí con un varón en la caravana», asegura.

Otro vecino, por su parte, declara que no conocía a la mujer. «Me asomé a ver qué pasaba porque vi muchos coches de la policía», destaca mientras avanza por el camino de tierra para ver cómo trabaja la Policía.

Los coches policiales pasan a cada rato entre el polvo de la arena y las cañas arrolladas en el suelo para relevar a los compañeros que custodian la parcela.

La zona permanece tranquila; tan solo el tránsito de los vehículos de la policía es la novedad en un ambiente de incertidumbre por saber lo que ha pasado.

Los pocos vecinos se acercan con cautela, buscando alguna pista que aclare la situación, mientras los agentes continúan vigilando la zona.