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Sucesos en Granada: El 'guerrero ninja' que sembró el terror en la ciudad

Una ballesta y una catana que sembraron el terror en Granada

Crónica en negro ·

El ataque de un joven de 17 años a una pareja que estaba en su coche en Cumbres Verdes inquietó a Granada durante un mes

Lunes, 2 de noviembre 2020, 01:11

En la noche del 30 de octubre de 1992, Telecinco emitía la película 'Los asesinos de Sakura'. Aquilino P. B., un joven que contaba entonces con 17 años, estaba solo en casa viendo aquella historia de bandas rivales, cuando le cogió el teléfono a sus padres, que le llamaban para asegurarse de que todo estaba bien tras haber salido de viaje. Al acabar la cinta, el joven se colocó las ropas de guerrero ninja, recopiló su arsenal de armas y salió de su casa de Huétor Vega. Lo que ocurrió después forma parte de la historia negra de Granada, unos hechos que sembraron el miedo en la ciudad y alrededores durante cerca de un mes, hasta que el grupo de Homicidios pudo detener al autor de aquel ataque.

Aquella noche de octubre, Aquilino llegó a un paraje conocido como Los Llanos, cerca de Cumbres Verdes, una zona que frecuentaban por la noche algunas parejas. Aquel viernes estaban allí, en el interior de su Renault Clio, José Luis y Adoración, que contaban entonces 23 años. El joven Aquilino, de gran envergadura –en las crónicas de esos años se recoge que rondaba el metro noventa de altura– abrió de golpe la puerta del vehículo y les gritó: «¡Todo el mundo al suelo! ¡Esto es un atraco!». El susto de la pareja fue mayúsculo al encontrar a un individuo, vestido de ninja –con ropajes negros y la cara cubierta– y armado con una ballesta, una catana, y otro puñal más. Incluso llevaba unas zapatillas ligeras para evitar hacer ruido al andar.

Ambos salieron del coche mientras Aquilino le pedía a la chica que atara a un árbol a su novio con una cuerda que también había preparado para el asalto. Ella obedeció sin rechistar, pero tuvo la sangre fría de dejar los nudos de las ligaduras un poco flojos. Después, el asaltante la ató también a ella a otro árbol, a unos metros de distancia.

Aquilino P. B. asaltó a una pareja que estaba dentro de su coche en Los Llanos, vestido completamente de ninja, con el rostro cubierto

El chico ya les había advertido que él era un guerrero ninja, pero de los llamados 'dragones de la noche', que se dedican a hacer el mal. Y tras atarlos, empezó a ejecutar lo que parecía algún tipo de ritual, con saltos y poses de artes marciales.

«Matar un jabalí a 50 metros»

Aquilino, que ya había amenazado a la pareja con la potencia de la ballesta –«no salgáis corriendo porque esto es capaz de matar a un jabalí a 50 metros– no dudó en apuntar al corazón del joven y lanzarle una flecha en el pecho. Después se fue a por la chica, a la que atacó con la catana, asestándole varios golpes que ella intentó esquivar con los brazos. Con aquellos mandobles le cortó tendones, amputó un dedo y le ocasionó daños en tórax y cabeza.

Pero el joven 'ninja' no contó con la fortaleza de José Luis, que pese a estar sangrando abundantemente, logró zafarse de las cuerdas y se abalanzó sobre su agresor, para que no siguiera atacando a la chica.

Aquel giro de los acontecimientos provocó que el asaltante saliera huyendo del lugar. La pareja de novios logró volver al coche y trataron de volver a casa, pero el chico perdió el conocimiento en la carretera de La Zubia. Tras intentar sin éxito que otros conductores les echaran una mano, fueron los responsables de un bar situado allí entonces, Bar El Nene, los que les ayudaron.

Ambos tuvieron que ingresar en el hospital Clínico. A la chica hubo que operarla de sus lesiones y el joven llegó a estar ingresado en la UVI, porque el disparo de la ballesta le alcanzó uno de los ventrículos del corazón.

Un mes 'escondido'

El terror cundió al conocerse el suceso y aquella zona se vació durante las noches. La brigada de Homicidios arrancaba entonces una investigación que le llevó semanas. Contactaron con todos los gimnasios de Granada especializados en artes marciales y también con las tiendas de armas, pero en ninguna de ellas había adquirido esa espada o la ballesta, porque no había rastro. Sin embargo, en uno de los gimnasios le hablaron de un joven que se caracterizaba por su agresividad en esta práctica deportiva. Se hacía llamar Jonathan, pero les dieron datos para localizarlo.

En el lugar de los hechos encontraron la ballesta, pero sin huellas. Sin embargo, hubo dos pistas claves que permitieron identificar al agresor. En la zona de monte hallaron un papel manuscrito, con una oración al dios Wotan, Odin en la cultura escandinava –dios de la sabiduría, la guerra y la muerte–. También llamó la atención de las víctimas la forma de hablar, con poco acento granadino.

La Policía Nacional decidió hacer un seguimiento al joven 'Jonathan', que resultó ser Aquilino P. B. Un joven aparentemente tranquilo, que trabajaba en la joyería familiar. Tras dos semanas de seguimiento, decidieron detenerlo y se le hicieron una prueba caligráfica y otra de voz, que permitieron ubicarlo en el lugar de los hechos y que las víctimas lo reconocieran como su agresor.

El 'guerrero ninja' fue condenado a 20 años de prisión por dos homicidios frustrados

La sorpresa de la familia fue mayúscula, porque nunca supieron que el chico había comprado por correo las armas con las que atacó a la pareja en aquella aciaga noche. Conocían de su gusto por las artes marciales, pero sus padres defendieron que se limitaba a ver revistas, pero nada más. De hecho, ni siquiera tenía carné de conducir en aquella época.

Aquilino P. B. fue juzgado y condenado a 20 años de prisión por dos delitos de homicidio en grado de frustración, agravado con robo en el caso del chico, al que le quitó unas monedas del bolsillo. Ya ha cumplido la condena y salió en libertad hace unos años. Los chicos a los que atacó se recuperaron de sus heridas y se casaron poco después.

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