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Su herencia, su atractivo, especial, su embrujo. Granada no es un fenómeno de masas actual. No es ahora, en pleno siglo XIX, cuando se ha convertido en destino de millones de viajeros. Su herencia y su magia ya cautivaban a los viajeros hace siglos. Entonces no se contaban por millones, pero sí eran visitantes con impronta que ofrecían al mundo su visión de un lugar digno de conocer. Washington Irving o Chateaubriand, por poner dos ejemplos.
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Camilo Álvarez
El Cuarto Real de Santo Domingo cuenta con una exposición permanente que recuerda a esos viajeros románticos. 'Granada y el romanticismo: los viajes en el siglo XIX' explora el fenómeno que supuso la ciudad para estos exploradores románticos que llegaron hasta aquí en busca de la herencia islámica y su costumbrismo andaluz.
En este contexto se enmarca la visita del francés Joseph-Philibert Girault de Prangey (1804-1892). Heredero de una gran fortuna tras quedar huérfano, fue uno de los primeros fotógrafos que salió a la captura del mundo gracias a ese sustento económico. Su fascinación por Oriente le llevó a visitar Granada en 1832 tratando de encontrar en ella la mezcla entre los vestigios del pasado árabe y su cultura tan característica, única en Europa. La ciudad no fue su único destino, pues el viaje comprendía la visita de varios lugares a lo largo de toda Andalucía buscando el pasado musulmán de la misma y su influencia en la cultura local.
A lo largo de dos años fue desarrollando una serie de estudios y dibujos de los principales monumentos musulmanes en Andalucía y dio lugar a un trabajo denominado 'Recuerdos de Granada y de la Alhambra. Monumentos árabes y moriscos de Córdoba, Sevilla y Granada'. Recoge una serie de litografías que fue publicando por fascículos entre 1836 y 1839.
Sus dibujos no solo fueron un valioso documento para comprender la vida de la época, sino que, apuntan expertos como Antonio Gámiz, profesor del Departamento de Expresión Gráfica y Arquitectónica de la Universidad de Sevilla, y uno de los investigadores que ha realizado un estudio sobre su paso por Andalucía, que fue uno de los primeros que documentó el patrimonio con rigor científico. «Su trabajo es de una precisión sorprendente para su época. Manejaba perfectamente las reglas básicas de la perspectiva cónica y los recursos gráficos avanzados y solventes para elaborar unas vistas muy bellas».
Su propósito era ofrecer una perspectiva de la Mezquita de Córdoba, de la Giralda y el Alcázar de Sevilla y de la Alhambra de Granada con la mayor exactitud posible. De esta última ha trascendido ahora una imagen, compartida por Francisco de Paula Ariza en su cuenta de 'X' @granadaoldpics1 en la que se puede ver un dibujo que refleja la vista desde el Camino del Avellano. Se distinguen el puente del Aljibillo o el carmen de los Chapiteles con la Alhambra imponente en lo alto.
El francés Girault de Prangey nació en 1802. Sus daguerrotipos son parte de la historia de la fotografía. Aristócrata, su gran fortuna le permitió dedicar su vida a viajar por el mundo. En 1830, antes de la invención de la fotografía, viene a #Granada, y hace este magnífico… pic.twitter.com/MQn2g0P5lB
— Granada Old Pics (@granadaoldpics1) November 9, 2024
Cuenta Pablo Martínez Muñiz, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, en su trabajo 'Joseph-Philibert Girault de Prangey (1804-1892): El viaje a Oriente de un pionero del daguerrotio' que, a menudo, en sus dibujos de monumentos islámicos añadía personajes orientales, «como en uno realizado del Patio de los Leones en el que aparece recostado sobre una alfombra un hombre con indumentaria oriental fumando un narguilé (pipa para fumar muy usada por los orientales) mientras estaba siendo atendido por su sirviente».
Un repaso a sus trabajos realizados durante los dos años que estuvo recorriendo Andalucía, «cargado de lápices, de paleta, de colores y sin duda también provisto de lupa y reglas, parte hacia España», da cuenta de la minuciosidad, con aquella exactitud de dibujo, de color y de perspectiva, con la que plasmó «los más mínimos detalles de esta ornamentación, tan complicada, tan intrincada, tan variada». Llegó a medir las columnas, los planos, las bóvedas; a tomar notas de todo, anotar los colores, añadir dibujos del conjunto e incluir personajes pintorescos. Incluso llega a traducir los versículos del Corán que decoran los muros de la Alhambra o del Generalife.
Los dibujos realizados por Girault de Prangey a lo largo de su viaje por España desprenden una gran fascinación por Oriente, al mismo tiempo que suponen una de las investigaciones científicas más completas realizadas hasta esa fecha en torno a la arquitectura islámica en Andalucía.
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