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Hace unos días, un portero denunció haber sido agredido por dos clientes con botellas de cristal y una barra de hierro. Unas semanas antes, la ... Policía Nacional detuvo a una mujer por amenazar a un portero con una navaja. En otro episodio reciente, un hombre disparó varias veces con una pistola de aire comprimido tanto a un local como al aire. Todo en la misma zona, el Centro de Granada. Gerentes de discotecas y pubs advierten de la presencia de clientes con actitudes más agresivas que salen, por ejemplo, con algún arma escondida, por lo que la mayoría de locales ha contratado más personal de seguridad. Otras medidas pasan por el registro de bolsos y riñoneras o el uso del detector de metales, directrices que se intensifican de cara a Navidad, una de las épocas más fuertes del año.
Félix Cobos, gerente de Backstage, ha notado desde el final de la pandemia «más incidentes» de este tipo y un tono «más visceral, agresivo y menos respetuoso». De hecho, han incrementado la seguridad por este motivo, con la presencia de dos porteros de lunes a jueves en lugar de uno. Además del filtro que los clientes pasan en la puerta -donde se registran bolsos o cualquier elemento sospechoso-, en la sala un trabajador de paisano vela por que todo transcurra con normalidad. «Si sucediese algo se evita rápidamente que trascienda», detalla el responsable.
Miguel Martín, encargado de Granada 10, explica que los vigilantes registran bolsos y riñoneras para evitar la entrada de artículos peligrosos. «De vez en cuando encuentran navajas, que las suelen usar para amenazar, pero no han atacado a nadie aquí. Lo que más detectamos son petacas con alcohol, pero siempre vamos con pies de plomo», explica. El vigilante les insta a vaciarse los bolsillos y las localizan. Los controles de la entrada, insiste, funcionan. También retiran los sprays de pimienta que algunas chicas portan, los guardan en la taquilla y se los devuelven a la salida. «Si se usan en el interior es peligroso y además nos obligaría a tener que cerrar y ventilar», añade.
Por su parte, Manuel Tirado, gerente de Mae West, se reúne regularmente con los encargados del local para tratar «puntos complicados». «En las dos últimas me han transmitido el incremento de las faltas de respeto y los intentos de acceder con navajas, muchas veces falsas, pero que no se pueden tolerar», argumenta. Estos individuos acuden «sin miedo» a que no les dejen entrar, puesto que cuentan con un arma «con la que se creen impunes». Ocurre también que hay clientes que avisan si ven a otros sacarla en el baño -es imposible registrar a todos los que acuden a una discoteca tan amplia-, o que el propio personal de la sala detecta actitudes impropias. «Tenemos personal visionando constantemente las cámaras de seguridad», añade.
Famosos por tener «una puerta de entrada estricta», intentan que las peleas «se queden fuera». Para ello, al subir las escaleras de acceso hay personal de uniforme controlando, algo obligatorio según la Junta de Andalucía por el aforo del que disponen. No registran al público porque sería inviable, pero sí hacen uso del detector de metales. «La presencia de los porteros es también algo psicológico, intimidan y dejan constancia de que existe un control», apunta. Dentro de la sala también hay personal «en cada esquina». Manuel Tirado cree que si un local factura poco quizá opte por dejar pasar a más gente para aumentar las ganancias. En el caso de Mae West, los números les permiten mantener «esos filtros más duros». «Invertimos mucho en seguridad y el resultado es que el número de peleas es ínfimo en comparación con el volumen de gente que viene», agrega.
Enfrente de Mae West está situado Dsoko -anteriormente se llamaba 365-, desde donde aseguran que ha bajado «la asistencia de gente complicada» al haber reforzado la puerta con seguridad más estricta. «La gente que más la liaba o está saliendo menos o se ha ido a otros lados, aquí ahora está todo mucho más tranquilo», señala Samuel Marfil, uno de los responsables. Cuentan con detector de metales y suelen registrar bolsos, medidas evasivas para que al local sólo entre quien quiere pasarlo bien sin meterse en problemas.
Por último, el grupo Ganivet no nota más agresividad en la clientela, simplemente admiten que los horarios se han ampliado y por la tarde se bebe más. «Los porteros están expuestos a conflictos en la puerta, pero porque la gente viene borracha, no porque los veamos más violentos», detalla. Siempre hay personal de seguridad en la puerta, en las salas y entre las escaleras. «Me reúno con porteros y encargados todos los meses y lo que más problemas da son las despedidas de soltero, ya que van en grupo y se sienten más arropados», recalca Raúl López, gerente del grupo Ganivet.
De cara a Navidad, en Backstage las contrataciones en el área de seguridad aumentan un 60% en comparación con el verano. Noviembre y diciembre son los mejores meses de trabajo y amplían el horario de apertura por la tarde, pero el día a día cambia. Los clientes que acuden no son sólo los habituales, sino que se añaden múltiples grupos de amigos con motivo de las comidas y cenas navideñas. Todos los pubs y discotecas del Centro ponen el foco en ellos. «Se bebe más de lo normal y tenemos que tener cuidado de que no se desfasen», apunta Félix Cobos. Estas celebraciones se organizan cada vez más pronto, prácticamente desde noviembre.
La Navidad también obligará a Granada 10 a reforzar el personal de seguridad, con al menos una persona más cada día. Será una época intensa, pero en su caso también lo es el mes de septiembre y octubre, al tener un público muy universitario. En enero, con los exámenes, la afluencia disminuye. La discoteca Basaba, situada en la calle Arabial, seguirá la misma línea.
En cuanto a Mae West, el periodo navideño se adelanta prácticamente al 15 de noviembre, con la contratación de un 30% más de personal de seguridad. En la discoteca ahora mismo no está instaurado el 'tardeo', así que el trabajo se centra en la madrugada o, como mucho, se adelanta unas horas para ofrecer conciertos «por demanda de los clientes». Por último, en Dsoko refuerzan la seguridad en función del día. Cuentan con listas y previsiones de afluencia y calculan el público que asistirá en función del día de la Navidad que sea.
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