Viajemos a la cara amable de la pandemia. La isla de Man, desconocida por muchos, es una dependencia de la Corona británica que se encuentra en el mar de Irlanda, tiene 85.000 habitantes y está formada por una isla principal y varios islotes. ¿ ... Qué tiene de especial, más allá de su peculiar ubicación? Ha desarrollado un sistema para controlar el covid que bien puede ser ejemplo para varias naciones. Allí reside desde hace siete años Alejandro Ruiz, un enfermero granadino que emigró en busca de oportunidad de trabajo que se conviertió en realidad al poco de llegar. «Me negué rotundamente a que en España no se valorara mi profesión y finalmente di el paso en 2013».
Aquel año Álex empezó trabajando en una residencia de ancianos. Pasaron otros cinco cuando encontró un nuevo empleo en una planta de respiratorio. Su experiencia le convierten en perfecto conocedor de la estrategia de la isla para afontar la crisis sanitaria. «En cuanto los casos empezaron a dispararse en Reino Unido, el gobierno local tomó la decisión de cerrar las fronteras completamente y solo dejó pasar a gente en circunstancias muy extraordinarias».
El éxito de la medida fue incuestionable. «Después de un periodo de confinamiento que duró unos dos meses, conseguimos pasar más de cuatro seguidos sin ningún caso, lo que nos permitió llevar una vida completamente normal». ¿Que implica esa ansiada normalidad? «Vivir sin mascarilla, sin distanciamiento social, y, en mi caso, como trabajador del hospital, sin el peligro ni el riesgo que mis compañeros sufren en el resto del mundo».
Andaluces por el mundo (en pandemia)
Alejandro cuenta que hace poco tuvieron «un pequeño repunte» de casos en la comunidad. «Ese mismo día el gobierno decretó un confinamiento absoluto para romper la cadena de positivos de 25 días». ¿El resultado? «Funcionó de maravilla y pudimos volver a nuestra vida normal el pasado 1 de febrero». Esta relajación de medidas provoca sentimientos encontrados en el granadino. «Resulta casi increíble que el resto del mundo esté sufriendo un confinamiento y severas restricciones con respecto a qué se puede o no hacer cuando aquí gozamos de total libertad para reunirnos e ir a comer juntos, a tomar un café, o para hacer tantas otras actividades que están vetadas en cualquier otro sitio».
Hace poco tuvieron «un pequeño repunte» de casos en la comunidad y «ese mismo día el gobierno decretó un confinamiento absoluto»
La 'Manx Bubble' (burbuja manesa) en la que viven instalados los habitantes isleños implica también que toda persona que salga del territorio y vuelva deba hacer un aislamiento de 14 días bajo pena de prisión de cuatro semanas en caso de incumplimiento. En Reino Unido, por ejemplo, ese mismo delitio únicamente acarrea una muta de 100 libras.
La «bendición» de la burbuja
-¿Cómo es la vida en esta peculiar isla?
«Pues incluso más diferente si cabe del resto del país», responde Álex. «Al ser una dependencia de la Corona tiene su propio parlamento con sus leyes locales que, en muchos casos, no coinciden con la de nuestros vecinos. Existe un sentimiento de independencia muy fuerte y la gente se siente muy orgullosa de ser Manx primero y británicos después, y en muchos casos incluso renegando de esto último».
«Es fundamental para mi el hecho de que valoren mi trabajo y poder vivir con una estabilidad económica que ni de lejos tendría en España»
El granadino desvela que «es un sitio increíble para vivir y para establecerse, con unos paisajes verdes preciosos, con pequeños bosques diseminados por toda la isla que son el orgullo de sus habitantes. El litoral tampoco se queda corto, y si te gusta el ciclismo o el senderismo existen muchísimas rutas y caminos que explorar», agrega.
-¿Qué hay del nivel de vida allí?
«Es bastante alto en general, ya que una de las peculiaridades de esta isla es que los impuestos son bastante más bajos que en Reino Unido, por lo que muchas empresas tienen su sede aquí, como es el caso de Pokerstar. Hace algunos años se consideraba un paraíso fiscal, pero con el fin de cambiar la imagen que tenían frente al resto del mundo se introdujeron muchas regulaciones que dejaron de hacerlo tan atractivo, pero que aún así mantiene ciertas ventajas de las que las empresas se aprovechan». Para nuestro protagonista es fundamental «el hecho de que valoren mi trabajo y poder vivir con una estabilidad económica que ni de lejos tendría en España. Son factores determinantes a la hora valorar si merece la pena sacrificar la ventajas de nuestro país para venir a vivir aquí».
Andaluces por el mundo (en pandemia)
¿Estás lejos de casa viviendo la crisis sanitaria? ¿Conoces a alguien en estas circunstancias?
Ponte en contacto con el siguiente correo: cbalboa@ideal.es
Alejandro reconoce que «no puede ser más feliz» en la isla. Motivos no le faltan. «Conocí a mi pareja hace tres años por casualidad. Ella es portuguesa y también dejó su país para trabajar aquí. Ahora tenemos una preciosa niña de un año». Matiza, eso sí, que esta felicidad «es relativa». La razón es evidente: «Debido al maldito virus tanto su familia como la mía se están perdiendo momentos en los primeros meses de vida de nuestra hija que son invaluables. Mis padres solo la han visto una vez, y durante unos días, ya que todos los vuelos hacia España que habíamos reservado se cancelaron. Pudimos viajar a Portugal y mis padres condujeron 9 horas de ida y 9 de vuelta para estar menos de 48 horas con nosotros».
«Me duele pensar en todos mis compañeros que están arriesgando su propia seguridad cada vez que se ponen el uniforme de trabajo para ir a trabajar y a salvar vidas»
La «bendición» que significa para Alejandro y su esposa vivir en la isla de Man con la pandemia desatada no implica desatender lo que sucede fuera de la burbuja. «Lo peor de todo es que no le vemos el final a esto. No sé cuándo podré abrazar a mis padres, pasar tiempo con ellos y con mi propia familia, y que mi hija sepa que sus abuelos nos son caras en una pantalla de ordenador o de móvil».
En medio de esta incertidumbre compartida también en España, el enfermero aprovecha para lanzar un mensaje de auxilio para el colectivo sanitario español. «Me duele pensar en todos mis compañeros que están arriesgando su propia seguridad cada vez que se ponen el uniforme de trabajo para ir a trabajar y a salvar vidas».