Un experto inspecciona los daños ocasionados por uno de los terremotos en Santa Fe. RAMÓN L. PÉREZ

¿Cómo son de vulnerables los edificios ante el riesgo de terremoto?

El Plan Municipal ante terremotos recoge los parámetros de análisis que permiten clasificar las construcciones más susceptibles de sufrir daños tras un seísmo

Chema Ruiz España

GRANADA

Miércoles, 27 de enero 2021, 14:27

La situación geográfica de Granada, muy próxima a la colindancia entre la placa de África y la Euroasiática, la convierte en una provincia propensa a sufrir temblores. Por ello, no extraña a los científicos la sucesión de seísmos que en estos días agitan a los granadinos ... y la capital dispone de un plan específico de actuación ante el riesgo sísmico. También es esta la razón de que las construcciones se miren con lupa, como en otros puntos del planeta, con el fin de que resistan los terremotos. La citada estrategia municipal incluye una serie de parámetros a estudiar en la evaluación de la vulnerabilidad de los edificios, que, entre otros aspectos, valora el material de la construcción, su antigüedad y su altura.

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El Plan de Actuación Municipal ante el Riesgo Sísmico recoge en su evaluación inicial de la peligrosidad en Granada los factores que influyen en la vulnerabilidad de las edificaciones. El citado documento señala que el aspecto «más importante» en dicho estudio es la tipología constructiva, que está ligada «a la calidad del material con que se realiza la estructura y al modo de construirla». «La fragilidad de algunos materiales, que supone un fallo rápido e, incluso, súbito, cuando el esfuerzo llega a un determinado valor sin que exista una cierta cantidad de deformación plástica o dúctil antes del fallo, es una propiedad no deseable que tienen muchos materiales de construcción y que condiciona la respuesta estructural. De otro lado, la resistencia es una propiedad deseable en las construcciones, ya que se opone a las fuerzas que actúan durante el terremoto», detalla el informe.

Índice de vulnerabilidad de los materiales de construcción. IDEAL

A partir del estudio de la resistencia y la fragilidad de los materiales, los organismos intervinientes en la confección de la estrategia señalan una clasificación de los mismos, a los que se le asigna un valor de vulnerabilidad. Las tipologías más vulnerables, atendiendo a dicho documento, son «las construidas en adobe, tapial y piedra (tomada en seco o con barro)», mientras que, por el contrario, las construcciones menos susceptibles de sufrir daños son «las estructuras de hormigón armado y las metálicas».

Análisis de funcionalidad

Uno de los anexos del plan contempla una ficha de análisis de funcionalidad previo al seísmo, que puntualiza distintos condicionantes a tener en cuenta en la evaluación de la vulnerabilidad de un edificio. Por un lado, se estudia el diseño, la cimentación y la estructura, campo en el que se valora la simetría de las plantas; la diferencia en la esbeltez de los pisos; la confianza de la resistencia en elementos rígidos como pantallas, muros o triangulaciones; la existencia de vigas o soportes que descansan sobre otras vigas de elementos resistentes principales de la estructura; la separación de la edificación con las colindantes; el terreno sobre el que se cimenta y la detección de elementos de cimentación que transmiten cargas verticales significativas; el espesor de la hoja de ladrillo de muros exteriores si los hubiera; la existencia de muros de fábrica sin refuerzos verticales y horizontales; la distribución de los huecos de paso; la presencia de pilares conectados con muros de hormigón y la previsión de un posible menoscabo en las uniones de barras metálicas de la estructura.

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Clases de vulnerabilidad. IDEAL

El segundo campo de análisis hace referencia a las fachadas, cubiertas e instalaciones. Aquí, se presta atención a la presencia de paños de cerramiento, particiones interiores y similares, así como sus características; la existencia de elementos que pudieran desprenderse en las vías de evacuación; detección de grandes superficies acristaladas; la previsión de que la fijación de los revestimientos y el anclaje de los aplacados u otros elementos de la fachada sufra algún menoscabo; la existencia de elementos con el borde superior libre; la ausencia de elementos de remates con encadenado de coronación en los muros o petos de azoteas; la observación de conducciones generales que atraviesan planos de juntas de dilatación y la admisión de movimientos previsibles en caso de seísmo en las instalaciones.

Ficha de estimación de daño. IDEAL

Todos estos factores, unidos a la antigüedad de la edificación, la normativa sísmica aplicable en cada caso -este último se considera un modificador regional- y su altura, entre otros aspectos -son considerados modificadores de comportamiento-, suman o restan el valor de vulnerabilidad asignado a los materiales empleados. La sumatoria de los indicadores que suponen todos estos modificadores de comportamiento, los modificadores regionales y el citado índice de vulnerabilidad asociado a los materiales da como resultado el total de vulnerabilidad estimada. Este valor asigna a la edificación una clase de vulnerabilidad, que, unido a la estimación de daño y la intensidad del temblor, permite clasificar la funcionalidad del edificio.

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