PEPE MARÍN

Clara Aguilera (PSOE): «Europa piensa que al sur nos encantan los subsidios pero quien más ayudas se lleva es Baviera»

Clara Aguilera | Eurodiputada ·

«La PAC no ha servido para resolver el problema de la agricultura. Si queremos que tenga futuro hay que cambiar cosas»

Quico Chirino

Granada

Domingo, 8 de noviembre 2020, 01:05

La conversación empieza por Trump. Así de original arranca la entrevista. «Europa ha vivido los cuatro peores años de relaciones con EE UU, sin duda. No se podía hablar, prácticamente. Hace poco salió la sentencia de la OMC sobre la aeronáutica y no ... ha sido posible contactar con nadie de la administración norteamericana», pone de ejemplo Clara Aguilera. La granadina –de Obéilar– lleva desde 2014 en el Parlamento europeo. Amagó con retirarse de la primera línea política tras salir de la Consejería de Agricultura, pero desde los noventa tenía la asignatura pendiente de Europa, donde pudo ir en su etapa de FAECA. Conoce al detalle los intríngulis de la PAC y –lo que tiene más mérito– la explica de forma que se entiende. Por eso la reclaman en muchos foros. Tras esta entrevista tiene una webinar de tres horas. Está un poco cansada de 'webinars'; pero es lo que toca.

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–¿La nueva PAC es buena o es mala? [El acuerdo reciente para la Política Agrícola Común 2021-2027 cuenta con un presupuesto de 390.000 millones de euros, de los cuales España recibirá 47.724 millones].

–Según acabe, todavía no ha acabado. Ha terminado el proceso del Consejo y el ministro Luis Planas ha hecho una valoración muy positiva para los intereses de España. No es un mal acuerdo, aunque no es 100% lo que nos hubiera gustado a los socialistas españoles. El debate está en si las ayudas las recibirá el agricultor para aportación a renta o tendrán un porcentaje por medidas medioambientales. La PAC siempre ha sido una ayuda a renta. Ahora se añade el 'ecoesquema', que es una nueva fórmula voluntaria para el agricultor, a la que podrá acogerse y podrá tener, según el Parlamento, un peso del 30% en la ayuda. Acabe en el 30 o el 20, buena parte de la PAC estará ligada a lo que medioambientalmente se haga. En líneas generales eso no está mal. Si particularizamos es más complicado. Algunos agricultores no se podrán acoger. La ganadería que sale más beneficiada es la extensiva, la que va por el prado. También fue muy criticado el tema de los toros. Hay un sistema de ayudas a la ganadería, incluida el vacuno, y la res brava alguna acaba en corrida y otra no. No todos los socialistas, pero yo voté a favor de que se mantuvieran las ayudas a la res brava porque apoyo la dehesa.

–¿La ganadería ha sido la mala de la película, la perseguida?

–Sí. En el pacto verde europeo, que de momento no es legislación, está la estrategia 'de la granja a la mesa', que va contra el consumo de carne. Creo que es un error. Hay que hablar de consumo equilibrado sin demonizar el producto. Alguna asociación sacó un estudio diciendo que una vaca hacía más daño medioambientalmente que un coche que fuese de Madrid a Salamanca.

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–Los derechos históricos –la cantidad que recibe un agricultor por lo que producía en un momento en concreto– es un tema controvertido. ¿Es más justo un reparto sin estos derechos?

–Lo es, sin duda

–Pero no se aborda políticamente, es un terreno que parece que hubiera miedo a no pisar.

–El PP defiende los derechos históricos. Es muy difícil defenderlo. Cuando en el año 98 se hizo el cambio en la PAC, se puso la 'mochila' por lo producido, un subsidio en función de ese año. Todo el que plantó olivos al año siguiente ya no tiene ese derecho. Las hortalizas no entraron y las frutas solo en una pequeñísima parte. Tiene que haber igualdad entre los agricultores. Otra cosa es que desde el Estado haya sectores que se apoyen más que a otros. La Costa entera se quedó fuera de las ayudas y también buena parte de la Vega granadina. Solo entró el que tenía tabaco; luego quitó el tabaco y puso espárragos. Tiene ayudas, pero porque la tierra tenía el derecho. La sociedad no lo entiende.

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–Sí lo entiende el que tiene el derecho.

–Claro, el que tiene un derecho y lo tiene como un patrimonio comprendo que es muy duro perderlo. Lo ha tenido 25 años, hasta que llegue el cambio y lo pierda. Si queremos que la PAC tenga futuro hay cosas que hay que cambiar. Entiendo a los agricultores con derechos históricos de Granada. Eso ha hecho que tengamos un volumen de subvención alto, porque éramos muy productivos en 1998. Pero eso no ha hecho que se resuelva la papeleta. El olivar tradicional lleva un año perdiendo dinero en la venta de aceite, y tiene ayuda. Y, sin embargo, el olivar intensivo es más productivo y tiene un coste de producción de 80 céntimos o 90. Sin ayudas. Aunque venda el aceite a dos euros, gana. El del olivar de Iznalloz, si se vende el aceite a 2,40, pierde.

–¿Y cuál debe ser el cambio?

–Estamos hablando de un subsidio para apoyar la renta del agricultor y eso habrá que redirigirlo. Todas las hectáreas que no entraron tienen que entrar. Granada no ha sido una provincia beneficiada hasta ahora con la PAC, como otras en Andalucía. Si hay cambios, Granada ganará. Y creo que, en general, Andalucía.

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–La Junta no parece tan convencida...

–La consejera está metida en su papel, diciendo que quiere mantener el estatus quo del dinero. Andalucía recibe casi el doble que la siguiente comunidad. A lo mejor tenemos que mirar más hacia el agricultor, porque puede que el reparto de ahora no sea justo. ¿La PAC está sirviendo para resolver el problema de la Agricultura? No. Y es mucho dinero, casi el 40% del presupuesto de la Unión Europea. En Europa ya no se habla de derechos históricos. Hasta 2027 el Estado que quiera seguir usando ese parámetro lo podrá usar. Hasta lo que he oído del ministro Planas creo que quiere ir haciendo cambios, no drásticos, pero sí progresivamente. Quiero lo mejor para Andalucía pero no sé si lo mejor es lo que hay ahora, porque tenemos los mismos problemas. ¿Sabe qué provincia se beneficiaría más con el cambio? Almería, que es la que está fuera de las ayudas directas. La consejera es de Almería. A veces te vuelves conservador, también he estado en esa silla, y te da miedo la suma total. Pero hay que hacer un cambio y sentarse a pactar con el Gobierno.

–¿Hay quien se ha aprovechado de todas estas subvenciones?

–Es posible. Hay un elemento que yo saco y es muy controvertido: como la ayuda va a la tierra, el agricultor se jubila pero sigue cobrando la ayuda. Le pasa la tierra a su hijo o la arrienda, pero la ayuda se la queda él. La PAC no debe estar para solucionar los problemas de las pensiones. ¿Que el que lo tiene está en su derecho? Sí. Conozco el sector agrario y la inmensa mayoría son agricultores y gente trabajadora.

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–Entonces, no se han aprovechado suficientemente las ayudas para cambiar el sector.

–Han servido porque han generado una renta en los pueblos y eso contribuye a la economía local. Eso ha servido para mantener la población y que no tengamos pueblos fantasmas. Tenemos muy envejecido el campo, no hay relevo porque no hay atractivo en la profesión. No hay incorporación de jóvenes. En algunas zonas sí, en la Costa.

–¿Qué imagen tienen en Europa de los agricultores andaluces?

–La mayoría trabajan impecablemente y son honestos. Tienen una ayuda, pero también hay otros sectores que la tienen. Las auditorías que se hacen a la PAC dicen que, en toda Europa, solo hay un 2% de anomalías. Otra cosa es que determinada finca esté cobrando 500.000 euros, si eso es justo o no, y que ese propietario viva en Madrid y tenga una explotación enorme con sus derechos.

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–Eso un debate ideológico...

–Por eso la diferencia entre derecha e izquierda son los llamados 'techos'. Para mí el tope es 100.000 euros por explotación. Y la derecha dice que no. No es tanto un tema ideológico, tenemos un enfrentamiento con los compañeros holandeses, daneses y suecos. Entienden que nos encantan los subsidios. Me lo dijo una colega danesa; ellos tienen un concepto muy distinto, y son socialistas. He pasado dos meses terribles porque tenía que defender nuestros criterios y mi compañera danesa, que es muy competente, decía que no tenía que haber ningún subsidio y apoyar los incentivos por competitividad, innovación e investigación. «El sur siempre quiere subsidios», me decía.

–La España subsidiada es todavía un lastre.

–Pero la región que se lleva más ayudas es Baviera, en Alemania. Es verdad que Andalucía está entre las diez primeras regiones, pero te montan un discurso. Tenemos en la PAC el apoyo al vino. Ellos lo entienden como un elemento de alcohol que no puede recibir ayudas. Para nosotros es un alimento y es vital el viñedo. Eso se nos critica mucho, que tendemos a los subsidios. Es más un tema de país y concepción. Defendemos la PAC pero cada vez somos menos. Esto hay que conducirlo para que la sociedad entienda que hay que mantener las ayudas.

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–¿Ese lema de 'la tierra para quien la trabaja' sigue vivo? ¿O nunca fue así?

–Miguel Manaute [primer consejero de Agricultura de la Junta] hizo una reforma agraria en Andalucía y, como consejera, yo la derogué. Para lo que se hizo en los años ochenta en Andalucía podría tener una lógica. El único que quería era mi amigo [Juan Manuel Sánchez] Gordillo, que mantenía la finca pero no pagaba ni un duro y si tenía que arreglar algo que lo pagase la Junta. Aquí tenemos una en Tiena y en Puebla otra enorme. No hemos podido parcelar porque la gente no las quiere.

–¿No son productivas?

–Son productivas pero la gente no quiere hacerse cargo de trabajar en el campo. No es fácil. Algunas explotaciones tienen gente y se mantienen. La mayoría no pagaban nada. Gordillo quería que fuera a arreglarle los tractores. Y dije «hasta aquí hemos llegado». Se puso en huelga tres semanas hasta que se le pasó.

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–Para una consejera socialista tiene que ser duro derogar la reforma agraria.

–Me preguntó Pepe Griñán si estaba segura. No soy una loca, soy del campo, quiero volver a este mundo. Habíamos sacado las fincas a concurso y nadie concurría o las quería gratis. El planteamiento fue derogar la ley. Me criticaron mucho. Siempre he tomado decisiones si las puedo explicar. La agricultura es una opción de futuro pero el agricultor no puede ser el de hace veinte años.

–¿De aquella etapa de consejera cuál fue el momento más duro?

–La crisis del pepino, fue horroroso. Estaba en el pleno del Parlamento y me dijeron que había un problema, que se estaba muriendo gente con productos procedentes de Almería: «En un lander de Alemania han detectado que las muertes del E. coli proceden de una finca de Almería y Málaga, y además son productos ecológicos». Nos cerraron las fronteras. Estaba en el pleno y no lo acabé, pedí permiso y me fui a Almería. Llegué por la noche y por la mañana me fui a la finca de los pepinos, que es donde me hice la foto que se hizo tan famosa, comiéndome el pepino como se lo comen los agricultores; solo, a lo bruto. Que, por cierto, de todos los que estaban conmigo ninguno se atrevió a comer un pepino. El propietario de la finca sí.

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–Como Fraga en Palomares….

–El delegado me dijo que me lo pensara. Había un brote de E. coli en esa zona de Almería. Los propios funcionarios tenían dudas. Y las dudas no se disipaban hasta que el laboratorio nos diera el visto bueno en tres o cuatro días. Aunque mostraba que no había ningún problema, los funcionarios me decían que podía ser. Y me la jugué. Se hizo una buena gestión y se cobraron ayudas que pagaron suficientemente el daño.

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