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Morir de éxito o subir como la espuma, depende del cristal con el que se observe. Pero si se miran los datos, la hostelería y el turismo, aunque son motor de creación de empleo, evidencian algunas señales, pequeños síntomas de agotamiento. Caen los nuevos contratos ... y la afiliación en otros sectores es mayor.
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M. J. Arrebola
El debate está servido. La patronal considera que el sector funciona, mientras que los sindicatos señalan que a la gallina se le han acabado los huevos de oro. Ya no todo el mundo quiere trabajar en hostelería y turismo e incluso en otras regiones es un trabajo más demandado por sus mejores condiciones.
«No existe vocación, el sector ya no es atractivo para sus trabajadores y es necesario un cambio de modelo», resume Daniel Mesa, secretario general de CC OO, mientras que la Federación de Hostelería y Turismo de Granada cree que todavía hay techo y buenas oportunidades de desarrollo para el sector, que la burbuja no ha estallado, aunque reconoce déficit de personal en los establecimientos y la dificultad para encontrar vacantes.
Las nuevas contrataciones se estancan. Según se desprende de los datos del Servicio Publico de Empleo Estatal (SEPE), en el último año han caído casi un 5%. En 2023 se generaron 94.233 contratos en Granada, frente a los 89.574 puestos que han obtenido vacante en el presente ejercicio. 4.659 contrataciones menos de un año a otro.
En el último lustro, desde 2019 hasta la fecha, las afiliaciones a la Seguridad Social solo han crecido un 11,8%. Bien es cierto que la pandemia azotó con dureza al sector y muchos ciudadanos emplearon esos meses de parón para reconvertirse. 29.148 de personas engrosaban en 2019 las afiliaciones relacionadas con el sector frente a los 32.588 granadinos actuales. En cinco años ha habido 3.440 personas que se han incorporado a la hostelería, 848 de ellas afiliadas en este ejercicio. Sin embargo, se observa la preferencia por el sector de las informaciones y las comunicaciones que experimentan un 62,90% de subida, mientras que la adhesión a la actividades científicas y técnicas registra un 27,7% de crecimiento.
En contraposición, el sector que más afiliados pierde es el relacionado con el suministro energético –producción, transporte y distribución de energía eléctrica–, con un 17,8% menos de afiliados en cuatro años. El sector servicios, con su estacionalidad, continúa generando empleo. En verano el paro ha bajado a 70.234 demandantes de empleo, 2.121 menos que en junio, y el sector tiene 1.706 demandantes, lo que supone hasta el 80% de toda la caída registrada en julio.
La Federación Provincial de Hostelería y Turismo de Granada destaca que el sector genera el 15% del PIB de la provincia de forma directa, «pudiendo llegar al 30% de forma indirecta», Son el impulso de más de 25.000 empleos directos y de 8.000 autónomos.
«Como tantas veces vengo diciendo en Granada la única chimenea que hay esta en Fermasa y no echa humo, es decir si tuviéramos industria pues nos dedicaríamos a ella, pero esto no es así», afirma Gregorio García, presidente de los hosteleros granadinos. A juicio del empresario, falta vocación y se instala la preferencia por trabajos donde no se trabaje durante el fin de semana. «Es un trabajo gratificante, pero de un tiempo a esta parte la gente no lo quiere», subraya.
«Formación y Empleo, un binomio íntimamente unido. Necesitamos vocaciones en el sector, personas que deseen trabajar en este ámbito, que se formen y formen parte del mismo desde el convencimiento de que se pueden buscar la vida en esta profesión», manifiesta García.
En la hostelería principalmente ese déficit de profesionales se suple con la contratación de una plantilla que no está cualificada y que se forma en los establecimientos. Para paliar esa falta de personal, la federación considera que se debe formar gente de fuera, extranjeros que ya engrosan la plantilla de muchos de los establecimientos y que «están dispuestos a trabajar».
La federación considera que a Granada le queda techo para crecer en turismo. «Nos especializamos en alojamientos de gran lujo capaces de satisfacer a los más exigentes y tenemos que expandirnos en esa oferta», declara García. «Al igual que la gastronomía debe de llegar a la excelencia, trabajamos para ello y lo conseguiremos», añade. Por último, considera que ese crecimiento no puede dejar de lado a los vecinos para que Granada no sea una ciudad saturada donde los residentes «desaparezcan».
Por su parte, Jesús Megías, presidente de los hoteleros de la Costa Tropical señala que el capital humano y los trabajadores es lo más importante para el sector, un eslabón fundamental de la cadena y lo que diferencia un establecimiento. «Si el trabajador está contento y tiene buenas condiciones repite en la empresa», argumenta el máximo representante del sector en el litoral, que explica que el perfil de la plantilla de los grandes vacacionales son jóvenes de entre 25 y 35 años. El empresario considera que las escuelas de hostelería deben mejorar su formación y que regular los pisos turísticos es fundamental para que no haya una sangría y pérdidas de empleo en el sector.
En la misma línea, Dolores Frías Jamilena, directora del Instituto Andaluz de Investigación e Innovación en Turismo, manifiesta que para que el sector no pierda fuelle es necesario aprovechar las ventajas de la provincia, su cultura y tradición, y adaptarlas a las necesidades cambiantes del turista.
Por último, en un enfoque crítico, el secretario general de CCOO, Daniel Mesa, señala que la hostelería y el turismo deben replantearse por completo el modelo de negocio. «La forma de explotación del turismo ha fallado. Falta personal que quiera trabajar en el sector y no existe vocación por las condiciones, nuestro convenio no es atractivo», señala como principales cargas que pesan al desarrollo de los servicios.
«Hace 15 años encontrábamos un sector profesionalizado, hoy se improvisa. Se siguen formando en las escuelas de la provincia pero finalmente se dedican a otra cosa o cambian de región, se van al Norte y a Cataluña, donde respetan sus descansos», apunta. «El sector va a morir de éxito. Los empresarios se han querido enriquecer de manera desmesurada y la burbuja se pincha. Ya para muchas familias es incluso prohibitivo tomar algo en los establecimientos, que han subido un 20% el precio de sus productos en los últimos años», remacha.
Mesa declara que la patronal «no es valiente», debe modular un cambio de negocio, luchar por la introducción incluso la tasa turística para su mejora.
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