La fecha de la defunción ya está sobre el papel: 2040. En ese año, si nadie lo remedia antes, estará prohibida la venta de cualquier vehículo que funcione con gasóleo, gasolina o cualquier combustible fósil. Una fecha puesta en el calendario, como si se tratara ... de una meta más o menos real, que tiene en su razón de ser frenar una de las mayores amenazas que nos concierne a todos: el cambio climático y sus efectos sobre la vida en la tierra.
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Más de 20 años antes de esa fecha, o lo que es lo mismo, hoy, una de las alternativas para reducir los gases contaminantes y con ellos los efectos del cambio climático es la movilidad eléctrica. Una tecnología que es una realidad ya aceptada pero a la que le está costando imponerse, al menos para un público amplio. Y si no se puede empezar la casa desde los cimientos, es decir, ofreciendo un producto asequible para el gran público, podemos hacer una estructura y construir un ático. Es lo que ha hecho Tesla, fabricando coches de lujo con un gran nivel tecnológico para revertir después parte de sus beneficios en modelos más asequibles para todos los públicos, teniendo como máximo exponente de esta política el Model 3. Aquí en Granada, hay un proyecto que se parece bastante a la idea de Tesla, y se está convirtiendo en realidad, poco a poco pero con seguridad. En una nave de Santa Fe espera el futuro. Es el primer modelo de Velántur, una marca que puso la mesa hace tres años sus intenciones de fabricar un deportivo de lujo, cien por cien eléctrico y con un aspecto que deja claro hasta dónde pueden llegar los conceptos de diferenciación y exclusividad.
Mimbres no faltan para que este proyecto llegue a buen puerto. Velántur es la marca comercial nacida de la unión de Hurtan, fabricantes artesanos de automóviles desde 1991 con sede en Santa Fe y Jofemar, una empresa navarra especializada en el desarrollo y fabricación de máquinas de vending, dispositivos energéticos, de salud, servicios y desde hace unos años, también en movilidad eléctrica. Jofemar es la responsable de diseñar e implementar toda la mecánica de Velántur, de encajar todas las piezas de un motor que puede rondar los 200 CV, con una aceleración de 0 a 100 por debajo de los 8 segundos y con una carga rápida estimada en menos de 30 minutos. Del diseño se encarga Hurtan, la misma empresa que lleva casi treinta años fabricando modelos que ya son un referente en el mundo de la automoción, sobre todo del sector de los clásicos. De sus talleres de Santa Fe han salido modelos tan emblemáticos como el T2 o el Albaycín y ahora tienen entre sus manos el primer Velántur. Juan Ignacio Hurtado compatibiliza su labor como director de Hurtan con su pasión por Velántur. Ilusionado pero con los pies en la tierra, asume que el proceso «es lento, máxime cuando hablamos de pocas unidades. Actualmente el proyecto está en fase de industrialización». Bajo una lona azul, las formas de la primera versión del Velántur no engañan, se trata de un deportivo con unos grandes pasos de rueda y pegado al suelo, y cuando la tela desaparece, se puede apreciar como la imagen hace justicia a lo imaginado. El vehículo es poderoso, y esto sólo el principio. «Ahora mismo los prototipos tienen la configuración de tres puertas. La idea es introducir poco a poco una versión de cinco puertas y después llegará la versión cabrio», explica Hurtado.
Esta es hoy la realidad de Velántur que se puede tocar. El planteamiento ha cambiado desde la presentación oficial de la marca en 2015. Fabricar un vehículo no es una tarea fácil y sus responsables explican que tanto a Hurtan como a Jofemar les han surgido otros proyectos que han ralentizado lo que en un principio se veía más cerca. En este tiempo también ha cambiado otras cosas como por ejemplo el lugar donde se fabricarán los vehículos.
Si en un primer momento se pensó en aprovechar los recursos, la cercanía y las posibilidades de la antigua fábrica de Santana Motor en Linares, esa opción se ha desechado, y ahora mismo están abiertos a estudiar otras posibles ubicaciones. Además del lugar, las maneras también son otras. El director de Hurtan asegura que cuando se inicie la producción se hará «de forma más artesanal y exclusiva, introduciéndonos en el mercado de forma paulatina». Aunque el concepto de «exclusividad» puede hacer pensar en un coche demasiado alejado del día a día, Hurtado explica que este concepto se puede combinar con el uso del vehículo para los desplazamientos habituales, aunque teniendo un coche que sea «un objeto de diferenciación». Para fabricar los Velántur se seguirá la misma filosofía que para los Hurtan, incorporando elementos mecánicos de proveedores «de primer nivel», según Hurtado.
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Lo que se desconoce aún es el cuándo, una de las cuestiones fundamentales de cualquier proyecto empresarial. El director de Hurtan se niega a dar una fecha, ni siquiera aproximada. «Una vez listo lo que será el modelo pre-serie, se iniciará la fase de homologación. Todos estos trámites son lentos y costosos, por lo que no quiero aventurar una fecha aún», subraya Hurtado.
Queda por ver si desde Hurtan y Jofemar pueden hacer que su proyecto ruede más pronto que tarde y sea una posibilidad real de compra cuando llegue la gran demanda de vehículos eléctricos que se supone que vendrá. Por ahora, interés no falta, sobre todo por parte de ciudadanos del norte de Europa, que se han interesado por el vehículo en repetidas ocasiones. No en vano, Noruega es el país del mundo con más coches eléctricos, ya que el país ofrece incentivos para la compra de este tipo de vehículos desde 1990 y prohibirá la venta de coches de combustibles fósiles en 2025.
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Combinar lo antiguo y lo nuevo no es tarea fácil. El lenguaje de diseño de Hurtan siempre se ha caracterizado por una visión hacia lo retro desde una perspectiva actual con tintes muy personales. Las líneas curvas han estado presentes en todos sus modelos. Por esto, el primer modelo de Velántur no podía romper con este precepto. Además, este eléctrico sigue con otra premisa de la marca: puede gustar o no pero no deja indiferente a nadie. Su delantera destaca por una gran calandra que ocupa casi toda la zona central. Pegado al suelo, sus grandes pasos de rueda sobresalen a los lados de la carrocería. Ya en el interior, el cuero y la imitación a madera envuelven dos pantallas digitales que ofrecen distinta información y un reloj de manecillas preside la consola central, esperando que sea la hora de arrancar.
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