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A Enrique le gustaba el 97 porque le traía buenos recuerdos. Fue el año en el que vendió su primer Gordo. Nótese lo de 'primer', que es lo relevante. Hay gente que pasa la vida entera soñando con acariciar un Gordo y él ha entregado dos, este año con el número 72.897. Dos Gordos que suponen para Granada 180 millones de euros y 35 mil millones de las antiguas pesetas. «¡Enrique, Felicidades!», le gritan desde la calle. «¡Enhorabuena, qué mano tienes!». Él, firme y elegante, vestido con traje y corbata, levanta los puños y asoma una sonrisa contenida por debajo de la mascarilla. «¡Gracias!», responde, rodeado de decenas de cámaras y micrófonos que no hacen más que preguntarle si está contento. «¡Muchísimo, muchísimo!», insiste él, uno por cada Gordo de su vida.
Lotería en Granada
La administración número 4 está en la calle Príncipe, una de las vías más estrechas y transitadas de Granada. Enrique Requena (Granada, 1932) tenía ocho años cuando su madre, la primera administradora del local, empezó a vender lotería. Tras 80 años, acostumbrados a repartir fortuna entre turistas y gente de paso en la ciudad, este 2020 sólo han vendido a granadinos. 451 décimos vendidos cara a cara, en la mano, que hoy suponen 180 millones de sonrisas.
Enrique llegó a la administración poco antes de las doce del mediodía. «Venía a traer tóner para la impresora y en ese momento han dado la noticia por la tele y nos han empezado a llamar por teléfono. Lo hemos comprobado y efectivamente... ¡El Gordo aquí!», recuerda. Pese al revuelo que se formó en cuestión de minutos, el lotero mantuvo la calma y la espalda erguida, con una entereza muy llamativa: «Yo me emociono. Pero soy muy templado con esto. En el anterior, en el 97, me pasó igual. Aunque no se vea estoy muy contento por la cuestión del año: es una suerte tremenda».
-¿El del 97, es que ya había dado otra vez el Gordo?
-¡Sí, claro! ¡El Gordo más grande que se ha vendido en la historia de España, en 1997, cuarenta y tres mil setecientos veintiocho, treinta y cinco mil millones de las antiguas pesetas! -responde de una tacada, sin trabarse lo más mínimo.
En 1984 heredó el puesto de su madre y Enrique, padre de tres hijos, se convirtió en el administrador del número 4. Pero su vida entera, dice, está escrita en números, alrededor de la lotería. «Este año, con la pandemia y las devoluciones masivas por toda España, es importantísimo para nosotros. Pero de este número, del Gordo, no se ha devuelto nada. Hemos vendido todo. Y es una alegría descomunal».
En esa alegría que va por dentro, una sonrisa se cruza en el camino. La de su hermana, Encarna, con la que compartía horas de trabajo en la administración y que falleció el pasado mes de agosto con 95 años. «Hubiera estado más feliz todavía. ¡Estará en el cielo dando palmas!», dicen Inma y Mari Carmen Ruiz, las hermanas que trabajan con Enrique en la administración. «¡Estamos atacadas y nerviosas, pero muy alegres!». Mari Carmen empezó a trabajar allí en 1991 y su hermana Inma lo hizo el 23 de diciembre de 1997: «Yo entré a raíz del Gordo anterior, porque empezó a haber más trabajo y necesitaban más gente», recuerda.
-Dicen que una bomba no cae dos veces en el mismo sitio.
-¡Pues a nosotros nos ha dado de lleno dos veces, qué gozada! -salta emocionada Mari Carmen.
Luis González Simarro, delegado de Loterías de Granada, aparece sobre las 12.30 horas. Reparte a las hermanas Ruiz y a Enrique las camisetas con el número ganador y coloca una enorme flecha azul en la que se lee 'El Gordo ha caído aquí'. La calle, que hasta hace unos minutos era un hervidero de curiosos y de periodistas, empieza a dispersarse. «¿A alguien le ha tocado?», se pregunta por todas partes. Pero nada. No hay nadie. Ni una botella, ni una exhalación, ni un leve aplauso. Varios agentes de policía se han colocado en las entradas de la calle, por la Plaza del Carmen y por Bibrrambla, para impedir el paso y evitar aglomeraciones. Hay 180 millones de euros rondando por Granada, pero todavía estamos en el año 2020 y las distancias, incluso con el Gordo, hay que guardarlas. El tiempo dirá si este será el premio más extraño de la Lotería de Navidad. O, mejor dicho, el más berlanguiano.
Enrique, mientras tanto, sigue respondiendo con soltura a los periodistas.
-¿Es la primera vez que da el Gordo?
-¿La primera? ¡Cómo se nota que acabas de llegar, que lo he contado muchas veces! No, qué va, ¡la anterior fue en el 97! Déjame que te cuente...
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