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PEPE MARÍN
Confinamiento de Granada | Amanece en un espejismo de vieja nueva normalidad

Granada amanece en un espejismo de vieja nueva normalidad

El tráfico, los colegios y el camino al trabajo camuflan lo que está pasando detrás: sin cafés, sin persianas, sin esencia

Martes, 10 de noviembre 2020, 10:35

Granada, a las 9.00 horas, parecía la Granada de la vieja nueva normalidad. Esta nueva nueva normalidad amaneció con el ritmo habitual de la ciudad: tráfico en la circunvalación, mochilas y carros atravesando las calles, llantos y risas a las puertas del colegio... Pero hay que fijarse en los detalles para comprender lo que realmente está pasando hoy. Porque es posible que hayan cruzado Granada sin percatarse de que hemos vuelto a vivir en alarma. Este confinamiento no es, desde luego, el que empezamos en marzo. Sin embargo, los detalles:

No huele a café. La ausencia de tazas y tostadas, en el ajetreo de la primera hora, pasaba desapercibida. Algo que, en cuanto lo piensas, te sorprende como cuando descubres una diferencia en un pasatiempo del periódico: la Plaza Menorca, Camino de Ronda, Recogidas, Puerta Real, la Fuente de las Batallas, la Caleta... los huecos que dejó, otra vez, el chasquido de la pandemia.

Las cafeterías, aunque no puedan atender en barra ni poner mesas, sirven cafés para llevar a buen ritmo. Es muy fácil ver por el centro vasos blancos de plástico humeantes, todo una metáfora del momento: una Granada para llevar.

Y una hora más tarde, a las diez en punto, reina una molesta calma de domingo. Faltan las persianas levantándose, los 'ding dong' al abrir la puerta, los «buenos días» al primer cliente, el hilo musical que salta al encender las luces. El vacío en la calle ahora es más evidente; más notable. «¿Esta qué normalidad es? ¿La vieja, la nueva, la nueva vieja, la vieja nueva?», bromea Paco, sentado en un banco de Menorca. «Hasta para mí cambia esto, que tengo 74 años y he hecho lo mismo de siempre».

Las nuevas realidades son tan confusas que cuesta distinguir el momento. Granada, sin sus 'no esenciales', pierde bastante su esencia.

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