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Adri, Pablo y Gabriela saltan a su primer día de cole. PEPE MARÍN

Primer día de cole

Granada necesitaba «volver a la rutina»

Padres e hijos celebran el regreso a las aulas con una emocionante mañana de reencuentros, juegos, alegrías y cafés. Muchos cafés

Martes, 10 de septiembre 2024, 13:59

La mochila de Pablo es enorme, pero él la lleva como si no fuera nada. Simba sonríe en su espalda como si cantara aquello de que va a ser Rey León, ya saben, de que ya se está haciendo mayor. Pablo, como Simba, vive un día muy especial: su primer día de cole de mayores. Algo en lo que lleva pensando todo el verano. «La última semana ha sido muy intensa, como tiene un hermano mayor estaba deseando ser como él», dice María del Mar, su madre. Pablo, desde las rejas de fuera, tiene la vista perdida en el enorme patio. «Tengo ganas de empezar porque tengo ganas», explica el pequeño. ¿Y qué es lo primero que vas a hacer? «Entrar», responde con seguridad.

Entonces aparece Gabriela, que se coloca al lado de Pablo y sonríe tímidamente mientras mira hacia el mismo horizonte. No se conocen de nada y todavía no lo saben, pero van a ir a la misma clase. «No sé si está más nerviosa ella o yo», ríe Luis, su padre. Luego llega Adrián, también de tres años, que salta nervioso porque «¡hoy, es hoy, hoy!».

Gabriela y Pablo observan su nuevo patio. PEPE MARIN

Hoy es martes 10 de septiembre de 2024. Esto es, el primer día de colegio en Granada. Un día en el que, como todos los años, reina una misma conversación en las puertas de los centros educativos:

-Ya les hacía falta -dice alguien.

-Sí, necesitaban volver a la rutina -respondo otro.

-Ellos... y nosotros.

«El primer día de cole es una locura porque, como entran a distintas horas, el café no se acaba... Y algunos enganchan con la cerveza»

La rutina empieza con el café. Así, nada más cruzar el paso de peatones de Regina Mundi, en la Cafetería Cámara II, en la Glorieta de Arabial, el bullicio es constante. «¿Que cuántos cafés hemos puesto hoy? ¡Imposible calcular! ¡Muchos! ¡Muchísimos!», responde atareado Emilio, camarero. «El primer día de cole es una locura porque, como entran a distintas horas, el café no se acaba... Y algunos enganchan con la cerveza, bueno, depende de cómo salgan los niños», bromea.

La terraza de la cafetería es una algarabía desde primera hora. «Estamos muy alegres, muy contentos, tomando el primer café del curso», dice Ana. «Hemos acompañado al niño a su primera clase y ahora aprovechando para charlar con el resto de familias», añade Rosa. «Estábamos deseando que llegara este día para que nuestro hijo pudiera disfrutar de sus amigos... y nosotros de los padres de sus amigos», ríe Jon. «Sí, necesitaban volver a la rutina. Ellos y nosotros», remata Javi.

Marta, Irene y María, con el café. P. M.

En otra mesa, Marta, Irene y María alargan la charla, sin ninguna prisa. «Las niñas estaban locas por entrar. Pero nosotras también, la verdad», ríen a la vez. Pero no solo hay padres, también hay alguna que otra mesa de profesores de Secundaria, los que todavía no han recibido a sus alumnos. «Estos días son muy bonitos -dice Silvia, profesora de Economía-. Es un día maravilloso, fantástico, los niños vienen súper contentos... Y los padres también».

La alegría se repite una y otra vez a lo largo de la mañana. Hay colegios que empiezan a las 10.00, a las 11.00, a las 12.00, a la 13.00... «Tenemos hijos que entran a las diez, a las doce y a la una. Lo del día de adaptación está muy bien, pero lo que no cuentan es lo que nos cuesta a los padres organizar esto. ¡Menos mal que mañana ya es normal!», exclama Enrique.

«Lo del día de adaptación está muy bien, pero lo que no cuentan es lo que nos cuesta a los padres organizar esto»

En el colegio Asunción, un grupo de niños celebra la llegada de Nacho. «Es su primer día», advierte María del Mar, su madre, mientras el hermano del pequeño y sus amigos le hacen fiestas. Claro que él no hace más que mirar al centro del patio, bajo el edificio, donde hay dos profesores, Ángela y Begui, disfrazados de pollos tocando canciones infantiles con la guitarra. «¡Hoy es un día importante, un día de alegría!».

Alegría la de los de Primero de Primaria de Maristas, que antes de entrar a clase lo dieron todo en el parque de columpios.

-Qué alegría verlos así de contentos -apunta Margarita, una de las madres.

-Sí, es que necesitaban la rutina, ¿verdad? -responde Belén.

-Y nosotras. Y nosotras también.

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