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En la puerta del colegio San José, en calle Tablas, reina la calma. Después de la euforia y las lágrimas a partes iguales propias del primer día, los niños están ya en sus aulas, y los padres han regresado a sus quehaceres. Sin embargo, una madre sigue en la entrada del centro, sonriente. «Estoy alegre. Muy alegre», dice en inglés. «Entiendo algo de español, pero todavía poco», se disculpa. La mujer se llama Jawda y llegó a Granada hace ocho meses, tras huir del horror de la guerra. «Somos de Palestina. Y hoy es el primer día de colegio de mi hija, Laia». Un primer día en paz.
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Jawda y Laia tuvieron que dejar al padre de la familia allí, en Palestina, donde sigue trabajando. «Nos manda dinero. Pero no estamos solas, tengo a mi familia aquí». El hermano de Jawda lleva viviendo y trabajando en Granada desde hace años, con algunos otros miembros de la familia. «En Granada nos sentimos seguras... en Palestina la situación es muy, muy dura... -Jawda sonríe, pero el silencio se alarga-. Sí, Granada es muy bonita, de las ciudades de España es la más bonita de todas. Aquí nos sentimos en casa».
Laia ha pasado los últimos días «muy, pero que muy nerviosa». La pequeña, de tres años, no habla todavía español, pero lo entiende casi todo. «Estoy seguro de que en poco tiempo será capaz de hablar y hacer frases», afirma su madre. «Es un día emocionante para ella. Y para mí».
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Lucía Palacios | Madrid
María Díaz y Álex Sánchez
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