Pedro Mercado (Arjona, Jaén, 1964) llegó a Granada en 1982 a estudiar Derecho –el primer universitario de su familia– y aquí se quedó. Empezó a colaborar con los equipos directivos de la Universidad en los estatutos y ahora es el vicerrector de Política Institucional y ... Planificación; persona de máxima confianza de la rectora, Pilar Aranda. Está implicado en la redacción del nuevo plan estratégico y considera que los fondos europeos son la oportunidad para que esta provincia dé el salto. Catedrático de Filosofía del Derecho, mira la pandemia con cierta perspectiva y es optimista. Esta es una conversación a «calzón quitado» en el Carmen de la Victoria, con la Alhambra de fondo para que se relajen sus defensas. No sabe qué parte de lo dicho quedará en el off the record.
–Pese a tener una universidad tan potente, pese a contar con el conocimiento y la investigación, una pandemia nos lleva al límite. Siempre es más lo desconocido.
–Por mi deformación de filósofo, pienso que quizás hemos descubierto la vulnerabilidad. Me gusta más hablar de fragilidad. No éramos superhombres, ni nuestro modelo de desarrollo podía con todo. Ni siquiera nuestro modelo de ciencia ni de investigación, porque somos frágiles como especie. Ha sido el virus. Pero antes de ayer fue que quedó atrapado un carguero en el canal de Suez y puso en solfa el transporte de una economía global. Pero al mismo tiempo la ciencia ha demostrado que puede dar respuesta. Otra cosa es el mercado científico. El conocimiento nunca eliminará todos los riesgos porque forman parte consustancial de la propia especie humana. Tenemos que tener herramientas para estar preparados. Y ahí sí que aparece ya la asimetría. No todos estamos igualmente preparados.
–Pero como es una pandemia mundial y global, o nos salvamos todos o ninguno.
–Absolutamente. Nos obsesionamos con las vacunas, las estadísticas, los gráficos... Hablamos de Europa, nos comparamos con los Estados Unidos. Todo lo más, le echamos un vistazo a ver por dónde van las cosas en China o en India. Pero, ¿sabemos qué pasa a 400 kilómetros? ¿En África? ¿Sabemos cuándo van a empezar a llegar algunas vacunas de las que nosotros estamos hablando? Yo soy optimista. Será una salida asimétrica, estoy convencido. Pero la sociedad tiene que salir.
–Dicen que, incluso, saldremos más fuertes.
–Saldremos mucho más débiles. En términos económicos, sin duda. Otra preocupación es cómo salgamos y con qué mecanismos. Por ejemplo, contaremos con los fondos europeos. Van a llegar más de 140 mil millones, que además vendrán a un país como España, que tradicionalmente no logra absorber más del 30 por ciento de los fondos europeos porque no es capaz de justificarlos y los pierde. Y cuando nos den esos fondos, ¿en cuánto tiempo se invertirán? Está previsto en tres años. Con la maquinaria burocrática de la Ley de Contratos y de las administraciones, es imposible ejecutarlos.
–La UGR ha sido una de las instituciones que más proyectos ha presentado en Granada, al menos, en cuantía. Otras, en cambio, ninguno.
–Eso sí es una tristeza. La Universidad apuesta por proyectos para la ciudad y para la provincia; incluso, para España. Uno es el acelerador. Queremos llevar a Escúzar un gran centro de materiales y todos los grupos de investigación que puedan ir formándose para el futuro. Otro proyecto es el centro de inteligencia artificial, con un presupuesto de 50 millones, a instalar en el PTS. El PTS es, con toda su historia de gestión o de mala gestión, un distintivo de la marca Granada. Tiene potencial en el ámbito biosanitario pero el contexto biosanitario no es el de hace 20 o 30 años. Se trata de unir el potencial que por suerte tenemos en ciencia de la computación y ponerlo a disposición del Parque. Hay una oferta muy importante tanto de Indra como de Google y, desde hace diez días, de Envidia, que es una multinacional a nivel tecnológico que lleva temas de supercomputación y que tiene una sede en cada país en Europa. Como se ha enterado del proyecto del centro de inteligencia artificial ha ofrecido un supercomputador para dar servicio a la empresas. Y el tercer polo es una apuesta por el ámbito de la biodiversidad y regenerar un espacio que puede ser muy importante, como el de la Azucarera de San Isidro. Echo en falta proyectos de todos; se trata de aunar. Si el gran proyecto es remodelar el Palacio de Congresos, estamos muy lejos de los grandes proyectos que se están presentando.
–El del Palacio de Congresos es un proyecto de una parte al que se ha terminado sumando el Ayuntamiento, que no se presentó en un primer momento.
–En la ciudad existen problemas de movilidad y sostenibilidad. ¿Por qué singularmente es una ciudad que tiene índices de contaminación muy importantes? Hay una gran oportunidad para pensar la ciudad y un mecanismo sostenible de movilidad. Sin imaginar el futuro es imposible transformar el presente. Hay que anticiparse.
–¿Cómo un Ayuntamiento que quiere ser #HumanTech no apuesta por ese centro de inteligencia artificial?
–Exactamente, es un proyecto de ciudad. Es lanzar el mensaje de que en inteligencia artificial no seguirá pitando el Parque Tecnológico de Málaga porque todo lo relacionado con la inteligencia artificial ligada a la salud está en Granada. El futuro de Granada pasa por la diferenciación.
–Hay que ser el primero en hacer algo o hacerlo de manera diferente.
–Algo que permita distinguirte. Y después hay tradiciones. Granada es una ciudad con una potencia cultural impresionante, no hay ni siquiera que inventarse nada. En 1922, una agrupación de personas decidió hacer algo grande, con una trascendencia fundamental, que fue el Concurso de Cante Jondo, que convirtió lo que simplemente era una manifestación popular en algo que hoy es patrimonio universal.
–Pero se producen las primeras reuniones para el centenario del Concurso de Cante Jondo y lo que se ve es una disputa de administraciones por ver quién se apunta el tanto de la programación.
–La tragedia es nuestra política de hoy en día, la simplificación de la vida política y de los proyectos. La vida democrática se ha reducido a la política del eslogan y del cortoplacismo. Cuando las opciones políticas juegan única y exclusivamente en el terreno del cortoplacismo, es muy difícil construir proyectos que realmente sean interesantes y transformadores.
«La tragedia es nuestra política de hoy en día, la simplificación de los proyectos y el cortoplacismo»
–En la política actual hay más adjetivos que sustantivos.
–La política de los ciudadanos no puede caber en un tuit. Y el político entiende que su discurso político puede caber en un tuit.
–Pero se vota eso. Quizás porque es más complicado entender la reforma del sistema de las pensiones que los mensajes del tipo 'comunismo o libertad'.
–Se simplifica el discurso. Eso conduce a todo lo que viene detrás: la polarización, que es otro gran peligro de este país. Pero es verdad que no se atisba un horizonte medianamente cercano que corrija la desafección política de los ciudadanos. También hay que decir que el ciudadano se ha retraído.
–Vemos que hay planteamientos políticos que, en poco tiempo, nacen, rozan el éxito y languidecen. Quizás porque las ideas no sean tan sólidas. Pero el avance de la sociedad depende en buena parte de los políticos.
–Aquí sí voy a hacer una autocrítica de los ciudadanos, porque hemos dejado amplio margen a la gestión por parte de la clase política, en el sentido de que hemos abandonado el espacio de presencia, participación y exigencia.
–¿La sociedad civil ha dimitido?
–Ha dimitido, juega en otros lugares o bien se ha defraudado y funciona al margen. Eso es un elemento de desafección que hay que corregir. Es decir, el espacio público no es solo el espacio de la política, hay que rearmarlo.
–¿Tenía que haber jugado un papel más decisivo la UGR precisamente en esta pandemia? Con una universidad tan potente y el PTS, ¿haber aportado algo?
–Y, curiosamente, no se sabe por qué causas extrañas siempre damos los peores datos de contagios. El PTS fue una apuesta. Tenemos un parque, uno de los mejores hospitales de referencia instalados allí, una estructura de investigación importante, pero falta atraer empresas que se fusionen con ese entorno. ¿Por qué? Ahí tenemos un déficit muy importante y esa apuesta debe ser regional. Ahí sí que hay una asimetría cuando hablamos del Parque Tecnológico de Málaga o de Sevilla. Si tenemos una oferta ya diferenciada en ese ámbito biosanitario, debería de haberse hecho una apuesta y es un problema de voluntad política.
–¿Se ha favorecido más a una provincia que a otra? ¿Se han llevado empresas que podrían estar aquí?
–Efectivamente, hay una asimetría. Y, al mismo tiempo, repito, existe esa potencialidad. Pero el propio desarrollo del PTS exige un planteamiento a largo plazo, necesita espacio, ¿por dónde va a crecer?
–Llevamos dos décadas a expensas de resolver esa ampliación.
–Ese es también un hecho diferencial. Granada tiene muchas virtudes, pero tiene también un espíritu cainita importante, miramos mucho a nuestros propios enemigos dentro, pero no nos damos cuenta de las fortalezas que juntos podemos ofrecer. Y esta es una oportunidad. Granada no debe de perder la oportunidad de unir algo que tiene. Málaga tiene un parque tecnológico, pero puede que no tenga el talento que hoy atesora Granada y, en concreto, su Universidad.
–¿El centro de inteligencia puede ser un referente?
–Puede ser un instrumento. El acelerador también puede tener 10.000 personas que simplemente lo que van a pedir son buenas comunicaciones, una buena universidad en la que puedan estudiar sus hijos y calidad de vida. Nosotros somos una Universidad que juega en la liga global y un referente cuando estamos en un programa de movilidad. Pero al mismo tiempo sabemos que eso está íntimamente relacionado con nuestro enganche local. Tres mil estudiantes aquí son tres mil embajadores de Granada. Muchas veces, evidentemente, uno espera más cariño, menos silencios.
–Y desde las relaciones institucionales, ¿cómo ve las instituciones granadinas?
–El debate entre las fuerzas políticas no puede ser el debate de la ciudad. El Ayuntamiento tiene una parálisis por no saber qué va a pasar y tener un gobierno fuerte que tenga una visión que supere el corto plazo. Y hoy hay que tener una visión que supere los dos años que quedan de gobierno. Además, la provincia creo que adolece de una asimetría importante. Tiene una potencialidad en muchas de sus comarcas, pero es necesario también articularla. La oferta turística de la capital no puede ofrecerse por separado a la oferta de la Costa.
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