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María Arenas, una granadina de 39 años, lleva viviendo una pesadilla por la Covid desde el 26 de octubre. Ahora comienza su segundo confinamiento después de cuatro pruebas y de una duración de los síntomas que la tienen ya desesperada. El 27 de octubre no ... fue a trabajar porque se encontraba mal y hoy, aún, no está recuperada. María se realizó una prueba rápidamente por lo privado y dio negativo. Se quedó tranquila pero a los dos días seguía encontrándose mal – «muy cansada, con dolor de cuerpo»– y decidió repetirse la prueba para no exponer a su familia. El viernes 29 ya sí dio positivo en el test mientras seguía su aventura para conseguir que en su centro de salud le hiciesen la PCR. «Como por teléfono era imposible y me daban cita para el 10 de noviembre, me personé en el centro de salud y me pusieron la prueba para el 30 de octubre», comenta.
Lo más sorprendente estaba por llegar. «Mi médica me llamó a las 24 horas para decirme que había dado negativo, que podría tener un virus de vías respiratorias y que me tomase ventolín pero por prudencia permanecí confinada como hasta entonces», relata la granadina.
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La empresa de María Arenas también fue prudente como ella y, como trabaja de cara al público, decidieron esperar y volver a repetir la prueba por la mutua cuando hubiese pasado el periodo de confinamiento.
María llegó a encontrarse bien unos días. El 19 de noviembre, después de estar ya unas jornadas teletrabajando, se repitió la prueba (su cuarta PCR) y salió positivo, algo normal para las personas que están terminando de pasarlo pero que para ella es más preocupante porque ahora se ha vuelto a encontrar mal.
«Es ahora cuando he perdido el gusto y el olfato e iré a mi centro de salud porque para ellos consto como negativa y necesito saber si ya lo he pasado para volver a hacer vida normal o no», cuenta esta granadina que está deseando terminar con esta pesadilla para volver a su trabajo y hacer vida con su familia y respirar tranquila.
Ana García, granadina de 30 años, empezó a encontrarse mal de la garganta y fue a un hospital privado en el que le hicieron la PCR. Los resultados le tardaron cuatro largos días en los que, pese a estar ya en casa, tenía la incertidumbre por su marido y sus hijas pequeñas. El día que se enteró (27 de octubre) intentó contactar con su centro de salud de Armilla pero no cogían el teléfono. La madre de Ana se presentó al día siguiente en el mostrador del ambulatorio para pedir la baja de su hija que era positiva.
Conseguir la baja
Afortunadamente le mandaron la baja por un enlace al móvil. «Estaba más estresada con los trámites de conseguir la baja y lograr que el SAS supiese que era positiva que por la enfermedad en sí», cuenta esta granadina que afortunadamente no presentó síntomas graves y tampoco su familia. «A mí marido no le mandaban las bajas de manera telemática así que tuvo que pedirle el favor a un compañero, ¿qué sentido tiene que no la puedan mandar si la persona está contagiada?», expresa esta chica que ya ha superado la Covid y que se acuerda todavía de la tensión por la saturación del sistema. Su marido, paciente de un centro de salud de Granada capital, tuvo mejor experiencia y le llamaron los rastreadores mientras que a ella, no.
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