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Dos vecinos, en la calle que marca la frontera provincial. N. J.
El pueblo de Granada donde cruzar la calle implica infringir el estado de alarma porque cambias de provincia

El pueblo de Granada donde cruzar la calle implica infringir el estado de alarma

Ventorros de Balerma ·

En Ventorros de Balerma, una pedanía medio granadina medio cordobesa, se toman con humor el confinamiento provincial; para ellos es inevitable 'saltárselo'

Noelia Jiménez García

Loja

Miércoles, 6 de mayo 2020, 01:38

Comprar el pan o ir al médico en la provincia de al lado ¿y ahora qué? En Ventorros de Balerma, una pedanía medio granadina medio cordobesa, se toman con humor el desconfinamiento; para ellos es inevitable 'infringir' la norma con pasar una calle.

La desescalada, sus fases y su aplicación asimétrica, sea por provincias o por áreas sanitarias –aún por concretar– están generando muchas dudas y no pocas situaciones curiosas. Quizá la más peculiar sea la de Ventorros de Balerma, una pedanía de algo más de 370 habitantes que está dividida administrativamente –que no literalmente– entre Loja, en Granada, e Iznájar, en Córdoba.

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«Yo creo que los ventorreños vamos a tener un problema. Se puede viajar pero no cambiar de provincia». Es uno de los mensajes que, con humor y poca preocupación, se intercambian los vecinos en los grupos de mensajería y en las redes sociales. Y es que pasar de un margen a otro de la calle Límite, donde está la 'frontera' entre Granada y Córdoba, supone cambiar de provincia en este pueblo. Así que los vecinos están a un centímetro, y ahora sí literalmente, de saltarse la norma del confinamiento provincial.

Oficialmente, y según las fases de desescalada previstas por el Gobierno, los vecinos de un lado no podrían pasar al otro hasta finales de junio, que es la fecha que se baraja para que definitivamente podamos movernos fuera de nuestra provincia. «Pero nosotros no tenemos más remedio que cambiar de ella para ir al médico o la farmacia, para ir a la iglesia o para comprar el pan», explica Julián Ruiz, el alcalde pedáneo de la parte del pueblo lojeña y granadina.

Y es que en la calle Límite un sólo centímetro hace que los vecinos estén oficialmente en una u otra provincia. Curiosamente podrían ir a comprar el pan hasta Pozoblanco, a casi 200 kilómetros, pero no a la panadería de su pueblo, a pocos metros.

En el caso de la compra de alimentos no tiene por qué haber problemas. Hay supermercados en ambos lados, «aunque, claro, los vecinos de ambas partes van a ambas tiendas indistintamente, según sus preferencias», matiza Julián. Pero, según las necesidades, lo mismo pueden ser los vecinos de Loja los que se salten la norma o los de la parte cordobesa. En la parte granadina están, por ejemplo, la única panadería y el consultorio médico, que, aunque no ha funcionado durante el estado de alarma, se espera que empiece a hacerlo en breve. «Si alguien se ha puesto enfermo ha tenido que ir a Loja, pero la farmacia sí ha funcionado como siempre, tres veces a la semana, y es la misma para todos los ventorreños», comenta el alcalde pedáneo, que espera que esta 'norma' no se aplique en una zona tan peculiar como su pueblo.

Lo cierto es que esta peculiaridad sitúa a los ventorreños ante una circunstancia excepcional, ahora que comienza la desescalada. Primero porque, en el caso de que las fases sean diferentes por provincias, Córdoba y Granada podrían estar en distintas situaciones por su tasa de contagios y, sobre todo, porque, teniendo en cuenta que no se puede salir de la provincia, ellos están prácticamente 'abocados' a incumplir las reglas.

Si los de Granada quieren ir a misa –a partir del 11 de mayo– tienen que cambiar a la provincia de Córdoba, que es donde está la iglesia. Para ir al único bar que hay en el pueblo, en zona cordobesa, también hay más de 190 vecinos –los de Granada– que tendrán que saltarse la norma. Si los de Córdoba quieren comprar en la farmacia o ir al Hospital de Alta Resolución, tienen que pasar a Granada. Y, si los pequeños llegan a incorporarse a la escuela –como se plantea en la segunda fase–, los lojeños tendrían que entrar en Iznájar, en la zona cordobesa, para retomar sus clases. Como han hecho siempre.

Como explica Raúl Martínez, representante pedáneo de la parte cordobesa, aunque haya una división administrativa, todos son ventorreños. «Todos somos vecinos de Balerma y nunca ha habido diferencias», subraya este vecino con su hijo en brazos. «La desinfección de hecho también se hace íntegra. Se está haciendo en la parte de Loja e Iznájar por igual», comenta a título de ejemplo Julián.

Estando a unos 16 kilómetros tanto de Loja como de Iznájar, todo es de todos, hasta el punto que los edificios municipales son costeados por ambos ayuntamientos, que comparten gastos de varios servicios. «Eso sí, tributamos para diferentes municipios», apunta Raúl, que coincide con Julián en que lo de la desescalada no se ve como un problema por los vecinos.

«Creemos que no va a pasar nada», insisten estos vecinos, que subrayan el hecho de que el pueblo esté completamente 'limpio' de contagios y no haya habido ninguna denuncia por violar el estado de alarma.

Pero, según confirma la Policía Local de Loja, el límite administrativo existe y no es ninguna tontería. «No podemos intervenir en la zona de Iznájar ni la policía de Iznájar en la de Loja», aclaran.

Otra cosa es que, a nivel provincial, la coordinación de Granada o Córdoba tenga que ver este caso particular, que no es ni mucho menos habitual, comenta la jefa de la Policía, Elena Ortiz, que espera que se hagan excepciones en zonas limítrofes como éstas. «Esperamos que en este caso no se aplique el confinamiento provincial, porque, si no fuera así, podríamos denunciar al que pillemos en la zona de Granada y sea de Córdoba», apunta .

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