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Y. H.
Granada
Jueves, 3 de agosto 2017, 13:38
Conforme avanzan los días, el caso de Juana Rivas se enmaraña judicialmente más y van aflorando nuevos detalles de una historia ya de dominio público. IDEAL ha tenido acceso a la denuncia que esta vecina de Maracena puso ante la Guardia Civil el 12 de ... julio del año pasado, cuando vino a España con sus dos hijos menores de vacaciones y decidió no regresar a Italia con Francesco Arcuri, padre de los chiquillos.
En el documento, un atestado instruido por presunta violencia de género, la mujer afirmaba que "desde aproximadamente junio de 2013, cuando reanudó la convivencia en Italia con el denunciado, ha sido amenazada, insultada, vejada y agredida por éste".
Esta denuncia, que acabó archivando el Juzgado de Violencia sobre la Mujer 2 de Granada por haber ocurrido los supuestos hechos en Italia y entender que era competente para conocerlos la Justicia italiana, se encuentra actualmente pendiente de traducción para enviarla a dicho país, según confirmaron ayer fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla.
En el relato que recoge el documento, Juana describía que las "vejaciones" eran "continuas" y que su entonces pareja -no estaban casados ni estaban registrados como pareja de hecho- "siempre le dice que no sirve para nada, que ella y su familia son unos muertos de hambre". Aseguraba que el control sobre lo que hacía era "constante".
Juana, que lleva ya una semana en paradero desconocido tras incumplir la orden judicial para que entregase los niños a su padre a fin de que retornasen a Italia (a Carloforte), hablaba no sólo de un supuesto control, sino también de "aislamiento".
Entre sus acusaciones, aseguraba que el padre de los menores -con cuyo abogado trató ayer de contactar este diario sin éxito- le prohibía viajar a España y que cuando lo permitió fue "imponiendo sus condiciones". Afirmaba también que Francesco era "muy celoso" y le restringía "el acceso a internet", así como que cuando salía, al volver, "quería que le dijera el nombre del hombre con el que había estado, simulando que ya lo sabía con quien había estado".
El atestado, que indica que cuando Juana acudió a denunciar no presentaba lesión alguna, recoge supuestos episodios violentos que la mujer afirma haber vivido, como "una patada en el muslo" en una ocasión o que "una noche le apretó fuertemente el cuello mientras le decía que la iba a matar, llegando a temer por su vida". Aparte detalla los supuestos insultos que Juana afirmaba haber recibido del padre de sus hijos, entre ellos "bastarda".
Juana, que aseguraba haberse sentido "anulada como persona", volvió con Francesco cuatro años después de que fuera condenado (la sentencia condenatoria se dictó con la conformidad de las partes en 2009) a tres meses de prisión por golpearle una madrugada mientras residían en Granada.
La orden de devolución de los niños, que tienen 3 y 11 años, se produjo tras instar el padre su retorno mediante una demanda por sustracción internacional de menores. El órgano de Familia que dispuso la entrega (Primera Instancia 3 de Granada), consideró que era "ilícita" la retención en España de los dos críos.
Francesco, en las declaraciones que ha venido haciendo a distintos medios, ha negado haberle puesto la mano encima a Juana, que en el episodio de 2009 también estuvo acusada de maltratarlo a él y fue absuelta.
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