«Podía jugar 24 horas sin parar y llegué a tener deudas de hasta 10.000 euros»
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Los videojuegos, las apuestas online y el consumo de cannabis son otras de las prácticas que han tenido un mayor crecimiento en los últimos añosNuevas adicciones ·
Los videojuegos, las apuestas online y el consumo de cannabis son otras de las prácticas que han tenido un mayor crecimiento en los últimos añosSandra Martínez
Martes, 31 de octubre 2023, 00:30
Jose María acudió a Agrajer por su adicción a las apuestas online y en su tratamiento fue consciente de que también tenía un problema con los videojuegos. Recurrió a ellos para minimizar problemas de su vida, pero la práctica aumentó cuando se fue a estudiar ... y empezó a vivir solo, hasta el punto de que llegó a perder dos años de universidad por no dejar de jugar. «Podía pasar 24 horas seguidas jugando o incluso jugaba mientras comía. Me levantaba a las 12.00, me ponía a jugar y estaba enganchado hasta 6.00 de la madrugada», expresa.
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Asimismo, reconoce que no conocía que esto fuese una adicción por la falta de información y reconocimiento que hay sobre la misma. Un desconocimiento que señala también se repite con las apuestas online, por lo normalizadas que están en la sociedad y lo poco que se identifican como un problema. Al principio, apostaba solo una vez al mes, aunque poco a poco fue aumentando. «No tenía dinero al día siguiente de cobrar. Pedía créditos e incluso llegué a tener una deuda de hasta 10.000 euros», reconoce, aunque insiste en que el dinero era el menor de sus problemas. «Nos advierten del riesgo de las drogas, pero no del peligro de las nuevas tecnologías o los videojuegos», sentencia.
Ángel, otro de los jóvenes que atiende Proyecto Hombre en Granada, se dio cuenta del problema que tenía con el consumo de cannabis cuando fumar ya no le hacía sentir bien. «Notaba que estaba vacío», señala. La emoción satisfactoria y relajante se vio sustituida por un encierro en casa en el que no hacía nada y que le llevó a preguntarse qué le aportaba realmente eso. «Me fumaba cuatro porros diarios. No era consciente de ello, pero no podía estar ni un día sin fumar. Creía que lo podía dejar cuando quisiera, pero no era así», afirma.
Dependencia emocional o ansiedad cuando están sin conexión son algunos de los síntomas de aquellos que tienen un problema con el uso de dispositivos móviles. «Cuando el teléfono se quedaba sin batería, me ponía triste», dice Miguel, que a sus 22 años admite haber sufrido dependencia emocional del teléfono hasta tal punto de condicionar su estado de ánimo o de tener dificultad para conciliar el sueño. Sensación de ausencia o incluso ansiedad por necesidad de estar conectado a redes sociales son otros de los síntomas que alertan desde Proyecto Hombre como alerta por el uso abusivo de los móviles.
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