–No estaba cómodo con el giro ideológico de Ciudadanos. Había trasladado a altos dirigentes del partido que la estrategia de apoyo a Sánchez e Iglesias no era la línea a seguir. Después vino la campaña catalana, otro desastre. Antes de comenzar ya estaban diciendo que Illa tenía que ser el presidente, cuando Cs venía de ganar las pasadas elecciones. Había una adoración a Sánchez y con Sánchez yo no voy ni a tirar la basura. Tuve una reunión el 18 de febrero con Carlos Cuadrado y José María Espejo [miembros del comité ejecutivo de Cs]. Se me pidió que apoyara públicamente esa estrategia de acercamiento a Sánchez y que, si visualizaba ese apoyo, se me recompensaría y nombraría portavoz adjunto en el Senado. Mi dignidad no está en venta, por muy suculento que sea un complemento de casi dos mil euros en el Senado. Llamé a García Egea [secretario general del PP], lo llamé yo, y le dije que iba a tomar una decisión. «Me vengo a trabajar con vosotros, a echar una mano».
–¿Sin ningún contacto previo? Cuesta trabajo creer que eso se resuelva con una llamada.
–Tengo buena relación desde hace muchos años con Teodoro García Egea. Como y ceno con él de forma continuada mucho antes de ser secretario general.
–¿Y García Egea qué dijo?
–Se quedó impactado. ¡Cómo puede ser que el padre de la criatura, de Ciudadanos, venga y me diga que va a dejarlo! A una persona cercana a la dirección del partido en el Senado le dije claramente que, tras la reunión del 18 de febrero, casi seguro que me iría. En los siguientes días ya lo insinué a otros dirigentes, que tras lo oído y visto se me estaba empujando a irme. Se preocupaban más por qué iba a hacer que por intentar que no me fuese. Preparé el escrito para hacer público que me iba al PP a trabajar; ese matiz es importante, a trabajar. Ni voy a ir en las listas de Ayuso ni voy a estar en el gobierno de Ayuso ni nada por el estilo.
–Dice que va a trabajar, pero, ¿hasta dónde va a implicarse? ¿Irá en alguna lista?
–Donde considere el PP que puedo ser más útil, allí estaré. Algunos en el PP se sorprendieron de que dejara mi acta en el Senado y que no pusiera ninguna condición. Cuando me vean y conozcan mis virtudes y defectos, que el PP decida dónde considera que puedo ser útil.
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–Pero la gente se preguntará que de algo tiene que vivir.
–Estoy como trabajador, igual que hay asesores políticos en todos los partidos. Voy a tener un papel importante en la refundación del centroderecha. Si en un tiempo me proponen que pueda ir en una lista, estaré encantado de echar una mano.
–Lo que dicen sus excompañeros es que se ha ido con una lista de posibles fichajes.
–Me hace mucha gracia. Por un lado están los que me acusaban de ser el causante de los problemas de Ciudadanos y ahora me insultan por haberme ido y dicen que soy un traidor. Se destila un odio hacia mi persona desde hace tiempo. Y después están los más sensatos. Tengo el teléfono lleno de mensajes, de gente que hasta ni he tratado, diciendo que comprende mi marcha porque lo que han hecho conmigo en el último año y medio ha sido bastante vergonzoso. Sobre si tengo una lista... tengo en Ciudadanos muchísimos amigos. El 80% de los que están ahora mismo ocupando puestos están ahí gracias a mí, porque en su día los ayudé y les eché una mano. Si no llega a ser por mí no estarían donde están la mayoría de ellos. Tengo amigos en Ciudadanos pero a nadie de Ciudadanos he llamado a día de hoy para decirle que se venga al PP.
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–Hay coincidencias, porque Toni Cantó se ha ido al PP justo en este momento.
–Había mucha gente como yo molesta. Yo les decía a todos que aguantaran, que esto iba a cambiar. Cuando yo me he ido muchos me lo han reprochado [ríe]. Por eso ha habido gente cercana a mí que ha abandonado el partido. Considero que las personas tienen que estar por encima de las siglas. Hay algunos que no lo saben diferenciar aún. Hay personas que pensaba que me iban a mirar raro y han sido las primeras que me han mostrando su apoyo. Y gente que ocupa un cargo relevante en Ciudadanos que me lo dicen por privado por miedo a que los señalen o los machaquen, como han intentado hacer conmigo por ser coherente. Si llego a tragar me hubiesen dado más cargo y más sueldo y dije que mi dignidad no está en venta. Estoy ganando menos ahora de lo que ganaba como senador. Lo hago por principios y convicciones.
–¿Uno de los primeros actos de servicio fue reconducir la moción de censura de Murcia?
–La verdad es que no. Han patinado algunos al señalarme. Me pidieron ayuda tanto Carlos Cuadrado como el PP, por si podía informarme. Me informé y les comuniqué, tanto a Carlos Cuadrado como al PP, la situación. Con Isabel Franco, Paco Álvarez y con Alberto Castillo [diputados que no apoyaron la moción] llevo sin hablar dos años. Eso es un trabajo que hicieron Teodoro García Egea y Fernando López Miras.
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