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El Parque de las Ciencias cumple treinta años en 2025 y su director, el turolense Luis Alcalá, tiene ya en mente algunas ideas para que este museo interactivo sea un espacio del siglo XXII. Para este aniversario redondo están preparando «un fiestón» y avanza que irá acompañado de una gran exposición sobre dinosaurios. Llega a este balance con la satisfacción de que el parque ha superado con nota la pandemia y han tenido récord de visitantes en 2023. Sus primeras tareas fueron de reorganización interna, «cosas aburridas de contar, pero fundamentales para la gobernanza». Con el equipo organizado, puede presumir de tener preparado el calendario de exposiciones hasta 2028, y de haber tejido alianzas fundamentales, como la que tienen con el Ifmif Dones. «Somos como su segunda casa», resume. También colaboran con la Universidad de Granada y tienen acuerdos de colaboración con otros museos similares por toda Europa o con la Agencia Espacial Europea.
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M. Victoria Cobo
–El museo cumple 30 años. ¿Cuáles son sus retos? ¿Le queda capacidad de sorprender?
–Si no tuviera capacidad de sorprender estaría muerto. Este treinta aniversario, en mi opinión, tiene que ser un momento para una nueva etapa. Durante 30 años ha hecho una labor extraordinaria, digna de reconocer y tiene muy engrasado el sistema de lo que ofrece la sociedad: va cambiando los formatos de exposiciones, los formatos de comunicación, de contenidos. Eso no quiere decir que ahora mismo no estemos también innovando Pero como concepto global el parque tiene que ir a a la siguiente etapa. Es algo que en lo que yo tengo puesto mucha ilusión: la estrategia andaluza de Divulgación Educativa de la Ciencia que encargó la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional al Parque de las Ciencias, para que de la mano de la consejería y el parque, establezcan cómo mejorar el conocimiento científico de toda la comunidad educativa andaluza. Son un millón y medio de alumnos, 150.000 profesores, 15.000 centros educativos, números redondos y un presupuesto anual que supera el de la Comunidad Autónoma de Aragón. Si somos capaces y lo vamos a hacer, todos los recursos educativos que ha generado el parque durante treinta años llegue a los centros educativos tanto de Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. Tenemos una población de un millón y medio de personas que son el futuro de España, que van a tener una cultura científica debido a esta estrategia andaluza, que sería algo no solo de importancia intrínseca para el alumnado, sino un modelo a seguir en Europa. Nunca antes se ha hecho que un centro de ciencia participe en una política educativa de una comunidad autónoma.
–¿Esa estrategia se está elaborando ahora?
–Ya dimos los primeros pasos con la consejera Patricia del Pozo, la nueva consejera Mari Carmen Castillo sigue en esa misma línea. Ya hay un cronograma y desearíamos que unas primeras iniciativas pudieran empezar a implantarse al inicio del curso que viene. Es un objetivo a corto plazo.
–¿Pasa por ahí el futuro del parque, por la educación?
–El Parque de las Ciencias es líder en comunicación social de la ciencia, pero tiene todavía mucho recorrido que hacer en conservación de patrimonio y en investigación, en I+D. Estoy potenciando el área de patrimonio y he creado un servicio de I+D+I en comunicación social de la ciencia, con muy buenos resultados y también introduciéndonos en redes europeas de I+D en comunicación de la ciencia. La idea es investigar en cómo tenemos que comunicarnos con los distintos públicos, darles unos productos, no conformarnos con la cifra de cuántos visitantes han venido. Es un indicador de éxito, claro. Pero si todas estas personas se han ido insatisfechas, pues hemos tirado el dinero. Además, estamos utilizando las exposiciones para hacer varios experimentos acerca de la percepción de las personas que visitaban la exposición sobre un tema candente, innovador. Lo hicimos con la que hubo de inteligencia artificial. Era un momento oportuno, surgió ChatGPT en ese momento y fue cuando Granada aspiraba a tener la AESIA. Ya hay varios trabajos científicos acerca de la percepción de la ciencia.
–¿Quiere ser el parque también investigador?
–El concepto tradicional de museo tiene tres áreas. Normalmente los museos tienen un patrimonio –nosotros tenemos un patrimonio extraordinario– . Luego otro es la investigación, la I+D, que puede ser de ese patrimonio o de cualquier otro tema, porque a la hora de transmitir un conocimiento conviene que tú sepas de lo que hablas. Y la tercera área es la comunicación. Participamos ya en dos grupos de investigación oficiales de la Universidad de Granada como miembros activos, porque el parque ha recibido siempre a muchos investigadores que vienen a utilizar el parque, pero nosotros éramos prestatarios. Ahora lo que queremos es jugar ese juego. Estamos en proyectos de investigación, hemos sido reconocidos como unidad de cultura científica, formamos parte del sistema de entidades de la Junta de Andalucía que hacen I+D. Y estamos sentados en la mesa, no de espectadores. Investigamos también cómo nos comunicaremos el año que viene, dentro de cinco años, queremos saber qué están haciendo los museos mejores que nosotros. Ahora se van dos personas a Polonia, a un sitio específico, a aprender con expertos mundiales en un área de la comunicación.
–El museo ha afrontado en sus tres décadas ampliaciones, el reto del Biodomo, ¿Habrá novedades en el parque, nuevos proyectos?
– Aparte de renovar el propio funcionamiento, los conceptos que se están transmitiendo también hay que renovarlos. Y mi apuesta de futuro, por hacer una carta a los Reyes, sería sobre el edificio péndulo. Fue el primero que se construyó y tiene allí interactivos que acusan el paso del tiempo. Habría que hacer una inversión en modernizarlos todos. El dinero que gastaríamos en modernizar esto en los próximos cinco o diez años, lo invertiría en cerrar el edificio péndulo, para hacer el museo del siglo XXII en un año. Inteligencia artificial, robótica, calentamiento global, salud mental.
–¿Esto se lo ha propuesto ya al consejo rector?
–No, se está enterando ahora (risas). La situación ahora mismo no está para proponer eso. Pero estamos hablando a partir de que celebremos el 30 aniversario. Cuando cumples una fecha señalada es inevitable recordar los orígenes. En 1995 esto era un solar. Alguien tuvo una idea visionaria que ha funcionado muy bien. Y ahora hay que pensar dónde queremos estar en 2055. Mi visión de dónde queremos estar en cuanto a exposiciones, pues sería tener una exposición monográfica sobre los progresos de la humanidad y los retos que tiene, la medicina, la manipulación o modificación genética, el calentamiento global, la inteligencia artificial, las redes neuronales...
–En estos tres años le ha dado tiempo incluso a tener alguna polémica alrededor del parque, con 'abrazo incluido'. ¿Tiene que preocuparse el parque de una competencia en Andalucía?
–Yo en estas polémicas veo un elemento positivo y es que la sociedad granadina, cuando entiende que algo amenaza el parque, se subleva. Eso es una bendición. Otra cosa es si está entendiendo bien el mensaje o no. En lo poco que yo conozco, he visto que este es un lugar ideal para, digamos, el debate de modelos de distintas cosas. Eso en otros sitios no pasa. A mí no me agrada que una institución que es pública, que es de interés social y que presta una gran labor a todos los ámbitos de la sociedad, se convierta en un escenario de rifirrafes entre distintos sectores. Yo creo que se pueden conseguir más mejoras para el parque desde la cooperación que desde el enfrentamiento.
–Desde su perspectiva, ¿cuáles son los retos más urgentes a los que se enfrenta la ciencia?
–Los más urgentes serían garantizar la calidad de vida, sea luchando contra el calentamiento global, la contaminación de acuíferos, la deforestación, cuidando el entorno... Y luego, reducir las desigualdades, que el acceso a la salud, a la educación fuera universal y ello implica que se desarrolle una ciencia sostenible y solidaria.
–En cuanto a la sostenibilidad, ¿cree que lo estamos haciendo bien?. Están empezando a surgir reacciones sociales en contra de grandes proyectos de energía sostenible...
–Ahora podemos presumir de que España es un país que está bastante bien en cuanto a la generación de energías renovables y limpias. Y luego lo estamos haciendo terriblemente mal, porque no se están implantando esos recursos de acuerdo a la sostenibilidad del entorno natural. Y no es sostenible porque algunas regiones o provincias se 'comen' el trastorno de una energía que van a disfrutar en otras comunidades. Eso crea una injusticia social y aparte incrementa también los gastos porque hay que generar líneas de evacuación. Así, en algunos lugares se consume mucha energía y no hay ningún molino y en otros lugares que han tenido la poca fortuna de no tener tanto desarrollo industrial o tecnológico, se 'comen' las instalaciones y encima no se benefician de ellas. No olvidemos también que España recibe millones de turistas al año, que disfrutan de los paisajes, las tradiciones populares, la tranquilidad, la vida apacible, la buena gastronomía, mucho sol... A ver si luego la gente no quiera venir aquí porque esto es un paraíso de las chatarras y las plantas solares.
–La inteligencia artificial es otro de los grandes avances ¿hay que preocuparse del abuso o el mal uso?
–Pues claro que nos tenemos que preocupar. A partir de ahora ya no nos vamos a poder a creer nada por la capacidad de la inteligencia de generar imágenes, voces, textos, mimetizar. Yo creo que eso necesita una regulación y por eso los países están creando las agencias de regulación, porque hay que poner límites.
–¿Está la sociedad preparada para eso?
–Para eso estamos los museos de ciencia, para reflexionar. Por eso los museos de ciencia ya no nos conformamos con exposiciones, generamos debates. Estamos en un proyecto europeo que se llama Tec Etos, o sea, la ética de la tecnología y ahí se trabaja con grupos de personas de muchos ámbitos distintos en una misma mesa y se debate sobre la ética de temas como este.
–Granada acuñó hace tiempo el término Ciudad de Ciencia. ¿Se cumple el lema?
–Yo la veo mucho más de ciencia que otras ciudades que conozco. Aquí hay una mesa de la ciencia promovida por el Ayuntamiento. Hay centros de producción de ciencia brutales. Por supuesto, la Universidad de Granada, cinco centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se nos olvida. Es una de las ciudades que tiene más centros del CSIC de toda España. Tiene un sitio puntero a nivel mundial de divulgación de la ciencia como es el Parque de las Ciencias, pero luego tiene el PTS, tiene un clúster de empresas tecnológicas. Así que yo creo que sí, que es una ciudad de ciencia, si bien no está en la calle tan popularizada que es una ciudad de ciencia, como lo apreciamos los que estamos en ese ecosistema.
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