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María Angustias Contreras Molina, una vida de compromiso social y empresarial. Fermín Rodríguez
«Fui de las primeras con firma en el banco para abrir una cuenta sin un hombre como aval»

«Fui de las primeras con firma en el banco para abrir una cuenta sin un hombre como aval»

IMPRESCINDIBLES ·

María Angustias Contreras Molina, presidenta de Industrias Kolmer. Lleva medio siglo emprendiendo y dirigiendo empresas, lo que no le ha apartado de un compromiso social, tanto filantrópico como en la lucha por la igualdad de la mujer

Viernes, 20 de diciembre 2019, 00:58

María Angustias Contreras Molina es de épocas, etapas y de Montejícar. También es presidenta del consejo de administración de Industrias Kolmer. María Angustias lleva encima cerca de medio siglo de carrera empresarial, es madre de dos hijos y mantiene una activa vida social gracias a sus patrocinios, como la asociación GranaDown o la Orquesta Ciudad de Granada. «Algo que me encanta, comparte. Es el caso de nuestro apoyo a María Dueñas. La ayudamos desde que se fue de Granada y hoy es una gran violinista». No es todo. También forma parte del Consejo Social de la Universidad de Granada. «Ahí se opina, se intenta trabajar dentro de nuestras posibilidades». Y trabajan duro para lograr que el acelerador de partículas se instale en Granada:«Para mí sería una grandísima satisfacción que se sacara adelante este proyecto. Lo repito muchas veces».

Vídeo.

También fue elegida presidenta de la Federación Granadina de Empresarias en 2010, donde se ha distinguido por ser una voz autorizada y audaz en la defensa de las mujeres. Estas mismas páginas han recogido durante los últimos años declaraciones de María Angustias con verdades como, por ejemplo, la siguiente:«Siguen faltando mujeres en puestos directivos». O también: «Los inmigrantes deben tener los mismos derechos que nuestros trabajadores».

La idea era «darle a la sociedad algo de lo que la sociedad nos daba a nostras», sostiene. «Hicimos actividades muy buenas y trabajábamos muchísimo, pero la administración no nos acompañaba demasiado bien». Pone un ejemplo. «Organizamos un curso de seiscientas horas para aprender a pintar desde cero hasta los bloques de pisos, para reinserción laboral de mujeres, pero tan solo tres de ellas consiguieron montar su empresa».

«Mis hijos son una gran satisfacción, haberles dado una educación libre y que trabajen en la empresa por decisión propia»

La familia

María Angustias, rodeada de botes de pintura en el almacén de su fábrica. Fermín Rodríguez

«Para mí sería una grandísima satisfacción que se sacara adelante el acelerador de partículas»

El futuro de Granada

Todas estas experiencias son, en suma, las etapas en la vida personal, social y profesional de María Angustias, «que van cambiando y se van desarrollando». También están las épocas. «Es que yo fui una mujer que no era de mi época. Y mi marido también». Se refiere a Joaquín, su alma gemela desde los diecinueve años, su compañero de vida y padre de sus hijos. Es también la respuesta a la fructífera vida de María Angustias, ya que es su apoyo, con quien forma un equipo insuperable.

Pero no es la única respuesta. Hay otra persona que forjó en María Angustias las destrezas que ha aplicado durante medio siglo de carrera empresarial: Josefa Molina. Su madre. «No tenía yo tres añitos y se quedó viuda. Decidió venir de Montejícar a Granada para buscar una forma de darnos conocimientos que en el pueblo no podríamos haber adquirido».

El ejemplo de un amadre

«Mi madre creo que vivió una época que no era la suya. Era muy adelantada a la época. Lo digo porque yo he llegado después y me he encontrado las mismas situaciones que viví con ella». Por ejemplo, la firma para trabajar con los bancos. «Para abrir una cuenta, la mujer tenía que ir avalada por un hombre (mueve la cabeza y se ríe). Mi madre se las arregló para no necesitar a nadie. Montó un hostal en Puerta Real, en la última planta. Se buscó la vida y lo hizo muy bien. Nos enseñó mucho».

Recuerda ahora María Angustias que tenía un problema y lo resolvía. «Una vez hubo un problema con un papel del Ayuntamiento y le pusieron una multa. Me cogió de la mano, yo tenía 11 años, y nos fuimos al domicilio del alcalde, porque para que le dieran cita no había posibilidad. Llamó a la puerta, el alcalde salió y le atendió. Problema resuelto. Eso es mejor que un MBA», sonríe.

De tal palo tal astilla, corría 1969 y fue de las primeras con firma en el banco para abrir o cerrar una cuenta sin un hombre como aval. «Tuve un problemilla con un banco y me dijeron que no podía sacar dinero sola. Me fui al despacho y le dije a mi marido, Joaquín:'Voy a cerrar la cuenta'. Se vino a acompañarme. Firmé y cerré la cuenta. Y me quedé más ancha que larga».

Fermín Rodríguez

«Autorizamos la autopsia de nuestro hijo para salvar vidas»

«Jesús fue el primer hijo que tuvimos. Nació con una cardiopatía y me dediqué mucho a este niño. Tuvimos que ir a un centro hospitalario de Valencia. Allí querían quedarse con el niño ingresado porque estaba muy grave y yo les dije que no. O me traían el niño o me daban trabajo en el hospital. Así que estuve tres meses seguidos en Valencia mientras Joaquín iba y venía a diario. Al final volvimos a Granada. Resulta que fue el primer niño en el mundo que había durado hasta los ocho años y superó la operación. Vino hasta un equipo médico de Estados Unidos para estudiar el caso. Pero falleció a los veinte días. Era 1980 y autorizamos la autopsia, porque se puede avanzar y salvar otras vidas».

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