«Mis principios como jefa de Policía fueron muy duros. Por ser joven. Y mujer»
IMPRESCINDIBLES ·
Elena Ortiz, jefa de la Policía Local de Loja. «El hecho de ser mujer es abrir la vereda para que otras vayan detrás. No sé si está ya asfaltada, pero la anchura ya la hemos logrado»
Elena lleva toda la vida contra corriente. «Como un día se me ponga fácil seguro que trago agua», y se ríe con una carcajada franca. Franca y sonora. Pertrechada tras una mesa de trabajo repleta de útiles propios del oficio –grilletes, balanzas para pesar drogas, pistolas, subfusiles de aprendizaje, guantes y defensas, que es como llaman en plan técnico a las porras–, Elena Ortiz (Loja 1971) se apresta a la entrevista armada con la experiencia, la entrega y el sacrificio. Nada le ha sido regalado en esta vida. Ni siquiera aquel 4 de abril de 1991, cuando con 19 años, realizó su primer servicio como agente de la Policía Local de Loja. «Me miraban de arriba abajo», recuerda con una mirada nostálgica.
Atrás quedaba «el paraíso», que es como describe su niñez y su adolescencia. Nacida en Loja, fue criándose entre Vic, Getafe y Linares, destinos de su padre, agente de la Policía Nacional. «Desde que yo recuerde, siempre quise ser policía», reconoce, para abundar en ese «paraíso» en el que fue haciéndose mayor, en las instalaciones de la Policía Nacional en Linares, en una finca conocida como 'La Enira'. «Teníamos de todo. Era un recinto vallado con casitas unifamiliares para las familias de los agentes. Había pistas deportivas, jardines, hasta un zoológico con monos, leones, ciervos».
Alguien mordió alguna manzana, porque de Linares se trasladaron de nuevo a Loja, donde no vivía desde los cinco años. «Llegué con la luz del mundo apagada. Adiós al paraíso. Hola Loja». Por delante tenía el curso de COU y la necesidad de montar unas clases de kenpo kárate para estrenar su cinturón negro en la disciplina. Tras aprobar la Selectividad y tratar de ingresar en el Ejército se presentó a las oposiciones de la Policía Local de Loja. Suspendió la primera vez «porque las pruebas físicas de hombre y mujer eran iguales para todos». Ala segunda, aprobó. «Por primera vez utilizaron baremos diferentes». Fue la número uno. Se dio cuenta entonces de lo que le esperaba cuando, en el curso de capacitación, eran diez de toda Andalucía. «Yo era la única mujer».
Los tipos con bigote
El 1 de enero de 2003, con 32 años, se estrena como jefa de la Policía Local de Loja, con el oficio de subinspectora jefa. Con una plantilla de media entre 32 y 35 personas, la puerta de su despacho muestra el rótulo en el que se lee simplemente 'jefa'. «Ya menos, pero al principio la gente abría la puerta, me miraba y preguntaba que dónde estaba el jefe. Supongo que buscaban a algún tipo con bigote», y se marca con los dedos el labio superior, dibujando un mostacho generoso al tiempo que le vuelve a surgir esa sonrisa cómplice, a veces divertida.
«Era la única mujer de toda Andalucía en el curso de capacitación para subinspectora»
En solitario
Para llegar hasta la jefatura pasó entre 1998 y 2003 por el Grupo de Informe, de paisano, para luchar contra el tráfico de drogas. También se licenció en Derecho en la UGR. Ya en la jefatura, «llego al despacho y el relevo que me dan es una llave, un despacho vacío y una mesa sin ordenador». En los siguientes meses, se dedicó a sacar «palos de las ruedas. Permanentemente».
«Tengo las dificultades del mando más el plus de que soy mujer. El machismo está en la sociedad»
En la Jefatura
Cinco años después, en 2008, su jefatura está asentada. «Lo resumo en que tengo las dificultades del mando más el plus de que soy mujer. Y el machismo está en la sociedad y en esta 'Casa'. Se me exige más por ser mujer. Las mujeres siempre estamos siendo examinadas. Tenemos que demostrar permanentemente nuestra capacidad. Si salgo en patrulla con un compañero, automáticamente se dirigen a él».
«Se han superado muchas barreras pero seguimos siendo la excepción. Solamente hay jefas de Policía Local en Adra y Ayamonte, además de la subjefa de Almería capital. Todas me cuentan el mismo problema. El hecho de ser mujer es abrir la vereda, los hombres se la encuentran abierta. Las mujeres abrimos vereda para que las demás vayan detrás. No sé si está asfaltada pero la anchura ya la hemos logrado».
Queda el futuro. «Andalucía ha sido pionera en extensión de derechos, pero ahora en la Junta están desandando el camino. Me preocupa y mucho. Soy rebelde por naturaleza».
«Mi mujer sellama Mercedes y tenemos mellizos de 13 años»
Elena conoció a Mercedes en 1990 en clase de kenpo kárate en Fuentecamacho. Se enamoraron. «En el romance hemos ido gestionando los tiempos. Salimos del armario tarde… Piensa que para dos mujeres es más fácil que para dos hombres porque la relación es más fácil de disfrazar». Se casaron gracias a la Ley del «matrimonio para todos» de Rodríguez Zapatero, «aunque no nos queríamos casar. Pero teníamos un problema. Decidimos que íbamos a ser mamás, fuimos a una clínica de inseminación en Málaga y teníamos que casarnos para que nuestros hijos de hecho fueran también de derecho». En resumen, una 'clásica' familia homoparental:«Mi mujer se llama Mercedes y tenemos mellizos de 13 años, Elena y Alejandro».
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