Martes, 1 de noviembre 2022
Ahora que se echa la tarde en el cielo, el calor da un respiro y las frentes dejan de sudar en el Valle del Río Verde. Hace 30 grados y cualquiera diría que es finales de octubre. El chasquido seco al quebrarse una rama rompe ... el silencio. Un zumbido sustituye el ruido. Centenares de moscas infectan la carne muerta de los frutos. La podredumbre deja mantos negros y marrones bajo los árboles. Las ramas han dejado caer los chirimoyos para ahorrar agua. «Granada atraviesa un verano de cuatro estaciones. El invierno apenas nos visitó unos días el año pasado. Sin lluvias y sin agua, el campo cada día está más cerca de ser un cementerio», comenta con pena un agricultor.
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Almuñécar y el Valle del Río Verde están en peligro. También la Sierra de la Contraviesa o el Norte de la provincia. No hay un rincón que se escape de la sequía. Hasta las 3.400 hectáreas de invernaderos que había sorteado por ahora estos problemas temen su futuro. Alrededor de 400.575 hectáreas de cultivo sufren actualmente retrasos en la campaña. Según el último anuario agrario de la Junta, en Granada la superficie sembrada, teniendo en cuenta el regadío, es aproximadamente de 534.000 hectáreas. La siembra del cereal se dilata, los agricultores no saben qué hacer. El año pasado en algunas áreas se perdió hasta el 90% de la producción de almendro, cebada y trigo. Y la historia está por repetirse. En el olivar, que abarca alrededor de 300.000 hectáreas de secano, el fruto está engurruñido a la espera de que le caiga agua. Se estima que su producción se reducirá un 40%. Los subtropicales de la Costa perderán al menos un 70% de producción, según COAG.
Las cosechas, que son más costosas por la sequía y el encarecimiento de las materias primas y la energía, van a destiempo. Manuel del Pino, secretario general de ASAJA, asegura que el sector primario se encuentra en la peor campaña de los últimos 30 años. «La pasada fue trágica, esta será peor y, si no llueve, la próxima será una calamidad. Nos encontramos en el peor escenario de los últimos 30 años. Estamos pendientes de la reforma de la PAC, no sabemos cuáles serán los planes de siembra y muchos agricultores esperan por si cae alguna gota», resume. «Si la situación del campo es desastrosa, la ganadería ni te cuento. Los animales pastan polvo», añade.
En la misma línea, Nicolás Chica, secretario general de UPA, lamenta «el tormento» por el que están pasando miles de familias por la «sequía pertinaz». La falta de agua y los episodios climáticos extremos dañan árboles y plantaciones. «Ya no es que se abandonen unos cultivos por otros en busca de rentabilidad, ahora los agricultores se plantean si dejar la actividad», dice. La provincia ha perdido, de acuerdo con la última Encuesta de Población Activa, 15. 300 empleos en el sector primario en un año.
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En Cúllar Baza, Antonio Jesús Torres, cerealista y almendrero de 48 años, resiste, mientras la localidad se queda sin agricultores jóvenes. «Se van a Granada o a Murcia a buscarse la vida en otra cosa. Esto es un desastre», sostiene. Torres es la quinta generación de una saga de agricultores y este año hace de parte de sus almendros, afectadas por una plaga y por la sequía. Aún no ha empezado a plantar ni trigo ni cebada y se le empieza a hacer tarde. La falta de agua ha dejado la tierra yerma, al igual que en la vega del Genil. Antonio Rodríguez, 'El Maestro' de Láchar, lleva más de 50 años en el oficio y piensa dejarlo. «Hay polvo, no sustrato. Así no se me preparan bien las plantas y todavía no tengo la liquidación de los espárragos pasada. Esto es una ruina que no he querido dejar porque el campo ha sido mi vida», resume.
Rafael Sánchez Mesa, encargado de un olivar, enseña las aceitunas completamente arrugadas. El agricultor se deja las manos en el campo día y noche. Desde los 14 labra la tierra, y está cansado de encadenar malas campañas entre crisis de precios, el clima y crisis energéticas. «Solo nos queda pedir que rece para sortear lo que le queda a la aceituna o el año que viene será incluso peor», reflexiona.
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La sierra de la Contraviesa y la Costa pasan la misma sed. María José Sánchez, presidenta de la Mancomunidad de Municipios, explica que 90% de la producción de almendro o de vid en la Contraviesa se han perdido y los pozos, al igual que en el litoral, se están salinizando. «Las reservas de agua de más altura no sacan lo que requiere la producción bajo plástico. Vamos a analizar qué medidas tomar y valorar si ponemos en marcha el terciario de Castell y Albuñol, además del trasvase de unos pozos a otros», manifiesta.
En Almuñécar, Juan Camacho , vocal de COAG de Subtropicales, y Joaquín Cabrera, miembro de la asociación de subtropicales, miran con tristeza el embalse semivacío que riega la finca. El Valle de Río Verde corre peligro de perder 3.500 hectáreas y más de 3.000 empleos por la sequía. Se riega cada 60 días de media y con agua salada. En la década de los 90 ya se perdieron otras 3.000 hectáreas de cultivo por los mismos motivos, todavía no se han recuperado del todo. Los sexitanos se ven repitiendo la misma historia.
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Las obras que ha hecho la mancomunidad para regar con aguas depuradas «son insuficientes» y llevan 20 años a la espera de las canalizaciones de Rules. No esperan de brazos cruzados, las protestas se suceden. Hace unos días, 4.000 personas se manifestaron en Motril. «Hemos pedido que se declare Almuñécar como zona catastrófica. En Los Guájares, un pueblo que tiene toda nuestra solidaridad, se perdieron más de 5.000 hectáreas en el incendio. Nosotros vamos a perderlas también en un fuego que es más lento, pero igual de dañino», dice Camacho.
Hace unos meses, 134.399 hectáreas de regadío hacían frente a restricciones porque los once pantanos de la provincia apenas superan el tercio de su capacidad. La producción granadina, normalmente, se acerca a dos millones de toneladas con valores que, depende de la situación del mercado y los precios, es de más de mil millones de euros, pero este año habrá merma. Pedro Parias, presidente de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), exige que de no llover se inicien los trámites para poder activar los 14 pozos de emergencia que tiene Granada y el área Metropolitana, tal y como se solicitó por las mismas fechas el año pasado.
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La UPA aboga por convertir la sequía en debate nacional, mantener infraestructuras hídricas, crear nuevas, elaborar planes efectivos para aprovechamientos de agua en regadíos y plantear incluso trasvases de agua a zonas más afectadas. La Junta ha anunciado que se invertirán 4.047 millones de euros en estructuras hídricas en toda la comunidad hasta 2027. Por su parte, Feragua reclama a las administraciones medidas paliativas para ayudar al regadío, que sufre en algunas zonas restricciones desde 2019, que se reduzca el IVA eléctrico a las comunidades de regantes y condonaciones a los agricultores de cánones de riego de los que no se ha podido disponer al completo, además de actualizar el decreto de sequía.
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