Edición

Borrar
Iglesia de Santiago Apostol, con los primeros arreglos ya hechos, y fotografía de Ibán de María Guardiola, su propietario. RAMÓN L. PÉREZ
Poblado fantasma de Granada

El último monje fossor compra la iglesia y el cementerio de Tablate

Ibán de María Guardiola Martínez–Tenorio lleva años invirtiendo en edificios emblemáticos y abandonados por toda España para darles un nuevo uso

Domingo, 15 de enero 2023, 00:31

Ibán de María Guardiola Martínez-Tenorio sigue siendo un hombre de fe, pese a que haya colgado los hábitos. Hasta hace unos meses, era el último hermano de los Fossores de la Misericordia, una congregación católica y laical (sus miembros no son sacerdotes), fundada en Guadix y de la que apenas quedan un puñado de miembros. Los fossores moran cerca de los cementerios para cumplir con su carisma, su dogma esencial: enterrar a los difuntos y orar por los que están y por los que se fueron. Guardiola ya no es un fossor, pero su nombre habita ahora más cerca si cabe de los muertos: ha comprado al arzobispado de Granada la iglesia y el cementerio de Tablate, el poblado abandonado del Valle de Lecrín.

«Me duele decirlo, pero los muertos de Tablate están alejados de la mano de Dios». Guardiola, de 35 años, habla al teléfono desde Barcelona, donde está cerrando la compra de una casa palacio cerca de la Sagrada Familia para transformarla en un hotel. Porque lo de Tablate no es algo aislado, el ex fraile tiene terrenos y propiedades históricas –iglesias y templos deteriorados, en su mayoría– en Andalucía, Murcia, Albacete, Zamora, Teruel y Navarra, entre otras. «La idea es recuperar esos edificios emblemáticos para darles una nueva vida. Aunque lo de Tablate es especial. Allí no hay negocio. Es algo mucho más... sagrado».

Guardiola es el fundador y presidente de Tablate Histórico, una asociación cultural con medio centenar de voluntarios que, domingo a domingo, piedra a piedra, están reconstruyendo el poblado. «Hay gente muy comprometida y es precioso lo que está pasando», dice orgulloso. Él, natural de Cieza (Murcia), tiene un vínculo con Tablate a través de su bisabuelo paterno, Jesús Yuste, que fue contable de la finca –la Casa Grande– de la familia Damas Hernández. «El poblado es mágico, un enclave maravilloso. Desde la torre de la iglesia las vistas son sobrecogedoras».

Galería. Un paseo por el estado actual de Tablate. RAMÓN L. PÉREZ

La iglesia, de hecho, presenta ya un aspecto más cuidado: han quitado la maleza y los escombros que impedían su acceso, la puerta es nueva y tiene cámaras y luces de seguridad. En su interior, el espacio está limpio y diáfano, con menos pintadas y sin basura. «La iglesia está desacralizada, la meta no es que vuelva a ser un sitio de culto», dice.

La idea, según explica Guardiola, es convertirla en un centro cultural, un edificio de usos múltiples que además sirva como museo de arte sacro. «En mi familia, desde mi bisabuelo, somos grandes coleccionistas con numerosas piezas de gran valor. Sería bonito poder mostrarlo todo ahí». Pero, por encima de todo, la iglesia de Santiago Apóstol será la sede de la asociación Tablate Histórico. «Voy a firmar un documento ante notario que diga que la asociación se va a encargar de gestionar el edificio, ellos decidirán qué se hace allí. Para mí es sagrada la labor que están haciendo los voluntarios, su ilusión. Por eso Tablate va por delante de cualquier oferta».

Esa oferta de la que habla Guardiola es más concreta de lo que pueda parecer. Tal y como asegura, hay una empresa, dueña de la finca y de gran parte del terreno de Tablate, que quiere construir una villa turística de «súper lujo». «Desde que compré la iglesia me llaman cinco o seis veces al mes, es una barbaridad. Ponle precio, me dicen. Con la iglesia podrían hacer bodas civiles y cosas así... Pero no, me niego».

Cementerio de Tablate, junto a la iglesia, donde descansan medio centenar de personas. RAMÓN L. PÉREZ

El cementerio está junto a la iglesia, pared con pared. Un pequeño espacio de unos siete metros cuadrados en el que descansan medio centenar de personas. Pero no queda ni una sola lápida. «Las han robado. ¿Te lo puedes creer? No cabe más que dignificar el cementerio. Hay familias que vienen a dejar flores sobre la tierra... No. Se acabó. Eso está en mi carisma de fossor: recuperaremos los muros, la puerta y las lápidas».

Además, bajo la iglesia hay una cripta con enterramientos que datan entre 1800 y 1900, «personas de alto nivel social», indica Guardiola. «Hace poco me llamó un militar importante actual, de Andalucía, para pedirme que investigue porque cree que su abuelo está ahí. Pasaremos años investigando para conservarlo, respetarlo y perpetuarlo».

Ambas operaciones, las compras de la iglesia y la del cementerio, han sido fruto de varios años de negociación con el arzobispado de Granada. «No es fácil, nada fácil conseguir esto», termina Guardiola.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El último monje fossor compra la iglesia y el cementerio de Tablate