Varios niños afectados por una plaga de procesionaria en un pueblo de Granada

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La madre de uno de los niños afectados (de cuatro años) explica a IDEAL que ya el año pasado su hijo sufrió las consecuencias de la procesionaria. «Un día vino del colegio y decía que le picaba mucho en sus partes íntimas. Pensaba que sería infección de orina y lo llevé al hospital. Allí me dijeron que tenía varias esporas clavadas y tuvieron que tratarlo», señala.

Al día siguiente fue al ayuntamiento a informar de lo sucedido y allí le dijeron que pondrían remedio. «Supuestamente lo hicieron, pero mi niño seguía viniendo cada día con alguna roncha en la cara, en el cuello o en las manos», afirma.

Después de lo acontecido el año pasado, esta madre quiso avisar de nuevo al ayuntamiento antes de que comenzara la temporada de la procesionaria. «La alcaldesa me dijo que entonces no había hecho efecto porque se tiene que fumigar antes de que salgan de las bolsas. Este año me aseguró que se solucionaría antes y no habría ni una oruga», subraya.

Sin embargo, la procesionaria ha vuelto a Villanueva de las Torres y ya son al menos cuatro los menores afectados con dermatitis y urticaria. «La última ha sido una de las niñas más pequeñas del colegio, que tiene tres años. Se le subió una oruga por el cuello y tuvieron que llevarla corriendo al médico», apunta. Por su parte, otra madre del municipio manifiesta que hay más partes del pueblo afectadas además de la escuela (Molino, calle Rosas y el parque) y casas «donde les entran a diario». «Los vecinos están desesperados, desde el ayuntamiento no les hacen caso», lamenta.

«Te vas encontrando las orugas por la calle, la situación es angustiosa. Mi niño pequeño, que tiene dos años, estaba jugando en la arena del parque y lo tuvimos que llevar corriendo al médico porque le dio asfixia de la cantidad de esporas que había en la tierra. No sabemos ya qué hacer», coincide una de las vecinas del pueblo.

Otra, de 22 años, indica que su calle está plagada de orugas: «No puedo sacar al perro, lo tengo que pasear por otro lado. Además tengo que tener cuidado con dejar alguna ventana de la casa o del coche abiertas, porque entran». Esta joven de Villanueva de las Torres señala que cuando sale de su vivienda le pica «todo el cuerpo» por la cantidad de pelos de procesionaria que se mueven por la zona a causa del aire. «Le pedí a la alcaldesa que cortara las ramas del pino que tengo al lado de mi puerta; se estaban metiendo dentro y tuvimos que echar amoníaco».

Dolores Serrano López, alcaldesa de Villanueva de las Torres, afirma que entre los meses de diciembre y enero realizaron un tratamiento preventivo a los pinos que se encuentran en el colegio y en el parque. «Se ha notado mejoría, pero la procesionaria es muy difícil de erradicar», comenta.

La responsable municipal manifiesta que se han centrado en los lugares que pueden resultar más peligrosos para los niños porque el ayuntamiento no dispone del dinero suficiente para tratar todos los árboles de la localidad. «Vale una pasta y hay muchísimos pinos», manifiesta. Además añade que en el colegio «tienen que estar pendientes»: «Nosotros hemos hecho el tratamiento, pero si queda alguna, que la barran, que no cuesta trabajo». «Han salido orugas, pero como en todos sitios», sostiene.