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La pandemia provocó que los granadinos conocieran un poco mejor su provincia; las restricciones perimetrales llevaron a muchos a indagar en los tesoros cercanos que hasta entonces no habían descubierto. Esto, unido a las redes sociales, donde se ponen de moda ciertos lugares y las ... visitas se disparan, ha generado una masificación en algunas zonas, especialmente en verano.
Uno de los ejemplos es la ruta de los Bolos, en Dúrcal. «Antes iban cuatro gatos y ahora estamos desbordados», asegura el alcalde, Julio Prieto. Instagram o TikTok la han puesto de moda, con vídeos que muestran un idílico camino desconocido por muchos. En los comentarios se aprecia la intención de decenas de usuarios de comprobar en persona si es así de bonita. «Estos meses de verano son una locura, hay hasta viajes organizados y autobuses», cuenta el regidor, lo que genera «mucho tráfico». Por otro lado, tienen en marcha un proyecto para adecentar la zona con barandillas y una pasarela de madera que evite caídas. «Hemos tenido muchos rescates complicados», explica.
El director del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, Francisco Muñoz, destaca dos puntos donde los visitantes en verano aumentan tanto que puede dar lugar a incidencias. Se refiere a los ríos de Dílar y Monachil, en concreto a los tramos más próximos a Granada. Han detectado, según explica, diques con piedra para aumentar el tamaño de las pozas, el pisoteo de los márgenes, vertidos puntuales de algún residuo, el uso de altavoces o, incluso, el uso de fuego con camping-gas o botellas de butano, aunque esto último es «poco frecuente».
Por otro lado, la playa fluvial de Vélez de Benaudalla está generando problemas al vecindario, según el alcalde, Francisco Gutiérrez. Se han producido «robos» a vecinos en sus tierras de cultivo -de aguacates o chirimoyas, por ejemplo- y conflictos con el aparcamiento, que cada vez es más escaso. Además, a algunos coches estacionados en la zona de acceso les han caído encima ramas de árboles. «Nos lo reclaman al ayuntamiento y les derivamos a la Junta», manifiesta. Además, pone el foco en la limpieza. «Los residuos también tenemos que quitarlos nosotros», lamenta.
Uno de los encantos de la ruta de los Cahorros, en Monachil, es su puente colgante. Dependiendo del día y el horario que se elija para hacer la ruta, los visitantes se tienen que armar de paciencia. El número de personas que pueden cruzarlo a la vez está limitado, lo que da lugar a largas esperas mientras pasan los de un lado y esperan los del otro.
Igualmente, las quejas por el exceso de aforo en el río Dílar se intensificaron en la pandemia. Vecinos comentaban que cada fin de semana se reunían allí decenas de personas, dejando basura por doquier y poniendo música a un alto volumen que perjudica a los animales de la zona. El Ayuntamiento de Dílar ha denunciado también esta situación a través de redes sociales, señalando los «atascos» que se producen en el camino del río y el riesgo de incendio.
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