«Nos rociaron con un líquido que olía a gasolina y nos acercaron un mechero. Pasé mucho miedo»

En primer lugar, cabe aclarar que el juego tiene dos modalidades, una normal y una 'hardcore' ('dura'). Tal y como explican en la página web del 'escape room' en cuestión, la experiencia 'hardcore' cuenta con un suplemento económico, está recomendada para aquellos que «disfrutan las emociones fuertes», no es apta «para personas aprensivas» y se sugiere acudir a ella con «una camiseta que se pueda romper y manchar».

Mercedes participó hace unos meses en el modo normal del 'escape room' de Cájar y recuerda la experiencia como «muy buena», dado que tanto a ella como a sus acompañantes les gustó «el juego y el trato recibido». «Eran los típicos sustos de detrás de una puerta que sueles hacer con tus familiares y amigos en casa», destaca la clienta.

«Fuimos un grupo grande a jugar y nos dividimos en varios turnos. Nos explicaron las normas y entonces se apagó la luz. A lo largo del juego, un chico apareció varias veces caracterizado de miedo y trasladándonos de una sala a otra», cuenta Mercedes. Una vez finalizado el juego, «cuando ya estás cerca de la puerta», los jugadores reciben un último susto. «La mayoría salimos corriendo al final», relata.

La clienta destaca en sus declaraciones el buen trato recibido por parte de los organizadores. «Mientras jugaban mis otros amigos, nos quedamos con los dos chicos que llevan la sala. Fueron muy amables y nos enseñaron cómo controlan las puertas y en qué momento deben hacer cada cosa», sentencia.

Ana y sus amigos optaron por la versión 'hardcore' del juego y el resultado fue muy diferente al de Mercedes. Según explica la joven, la experiencia consistió en un juego que «mezclaba una 'escape room' típica con el teatro» en la que lo pasaron «muy bien» aunque también sufrieron «bastante miedo». Tal y como narra Ana, antes de comenzar el juego los organizadores les recomendaron llevar ropa que se pudiera estropear: «Cuando me avisaron de lo de la ropa le dije al organizador que me daba miedo. Él me respondió 'no es para menos'».

El momento de mayor temor para Ana fue cuando les echaron un líquido por encima y les amenazaron con prenderles fuego. «Hubo un momento en el que pensé que habían perdido la cabeza. Pasé mucho miedo y pensé que íbamos a morir. Nos rociaron con un líquido que olía a gasolina y nos acercaron un mechero. Fue un susto muy grande porque creí que podía saltar una chispa en cualquier momento», narra la joven.

Cuando el juego terminó, Ana y sus amigos seguían preocupados por el olor a combustible. «Al salir le preguntamos al organizador si podíamos fumarnos un cigarro sin problema, porque todavía olíamos a gasolina. Él nos dijo que sí, que no iba a pasar nada», explica.

Al margen del momento del mechero, la clienta desarrolla que hubo varios instantes de tensión durante el juego. «A mí me metieron la cabeza en un cubo de agua durante varios segundos y a una amiga la encerraron en un baúl. El juego fue divertido pero me dio mucho respeto. Dependiendo del susto que pase cada uno, puede ser complicado», finaliza Ana.