Sus seiscientos empleados convierten a Inagra en una «muestra perfecta para un estudio sociológico de Granada». La broma la hace el director general, Pablo García Alcalde, que subraya el papel como motor de empleo de la empresa concesionaria de los servicios de limpieza y recogida ... de basura en la capital. Es la tercera en el ranking de mayores empleadoras privadas de la provincia, según Experian.
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La sociedad mixta, que hoy en día es propiedad en un 80% de la multinacional PreZero y en un 20% del Ayuntamiento de Granada, nació en 1985 con 272 operarios y ha ido creciendo para adaptarse a la evolución del servicio municipal de la ciudad. «Desde el año 2013 la plantilla se mantiene bastante estable», esgrime el director general. A día de hoy, el 50% de sus trabajadores se sitúa en la franja de edad de entre 30 y 55 años, el 25% son mayores de 55 y los más jóvenes, por debajo de 30, representan el 5%. Unos porcentajes que se irán invirtiendo en los próximos años cuando los profesionales que entraron en los años del 'boom' de contrataciones se vayan acercando a la jubilación.
En un sector tradicionalmente muy masculinizado, Inagra mantiene un 24% de mujeres, en plantilla, pero García subraya los esfuerzos que se han hecho en los últimos años para dar pasos en materia de igualdad. «Fomentamos la incorporación de mujeres y que nuestras trabajadoras mejoren sus puestos y promocionen través de la formación», esgrime.
Pero a la hora de contratar, en Inagra no miran el sexo sino la valía y «la polivalencia» de los perfiles. Cuántas más tareas dentro de la empresa sean capaces de abarcar mucho mejor. Son muchos los granadinos que trabajan ya en Inagra pero muchos más los que quisieran formar parte de la empresa. Lo dicen lo más de 1.300 currículum que recibió el año pasado. La mayoría, curiosamente, de mujeres.
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«No solo recibimos currículum con formación básica, también recibimos demandas de candidatos con perfil universitario que ven en Inagra estabilidad y oportunidades. Algunos entran como peones de limpieza y luego llegan a puestos más cualificados», esgrime.
Por fortuna, para García, la imagen de los profesionales del sector también está derribando ya viejos prejuicios. «La gente ve la gestión de residuos como algo más y cuando vamos a los colegios educamos en ese sentido, en que es un trabajo muy necesario y cuando se haga bien, bien de verdad, será esencial para la conservación del medio ambiente».
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