Un hombre examina los daños producidos por el terremoto. Ramón L. Pérez

El terremoto más sentido en Granada desde mediados de los ochenta

El temblor, de 4,4 grados de magnitud, azota a Santa Fe y Atarfe en los que ha dejado daños materiales

Sábado, 23 de enero 2021

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Desde 1984 Granada no vivía un terremoto tan escandaloso como el que ayer hizo temblar a la capital y al Área Metropolitana. El terremoto de 4,4 grados en la escala de Richter, con epicentro en Santa Fe, que sorprendió a media mañana a ... los granadinos, es el más intenso que ha ocurrido en la provincia en los últimos 37 años.

La peculiaridad del seísmo de ayer fue esa, su alta percepción, que se dejó notar en forma de grieta y de caídas aparatosas de cuadros, azulejos, lámparas y otros objetos decorativos, sobre todo, en los municipios metropolitanos de Santa Fe y Atarfe. Pocos minutos después del temblor ya circulaba un vídeo impactante en un supermercado atarfeño en el que se había caído parte del techo.

Según explicó Carlos González, experto del Instituto Geográfico Nacional (IGN), «hubo otro en 2010 en Nigüelas que fue de 6,2 grados, pero tuvo una profundidad tan elevada –de más de 600 kilómetros– que apenas fue percibido por la población». Lo peor en estos casos es la superficialidad de los terremotos, como el de ayer.

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El hecho de que este seísmo fuese ampliamente sentido por los granadinos se explica sobre todo por la escasa profundidad a la que se ha producido. Según los datos que maneja el IGN, este tuvo lugar en el entorno de los 5 kilómetros de profundidad, lo que se considera muy superficial. Para ejemplificarlo, Carlos González anotó que «en Málaga también hay bastantes terremotos, pero que estos suelen ocurrir a una profundidad mayor que hace que no se sientan tanto en la superficie». La intensidad del seísmo fue tal que el Instituto Geográfico Nacional lo calificó en nivel V, que se considera «grave» porque puede provocar desperfectos en viviendas y algunos desprendimientos, como así fue.

En las localidades de Santa Fe y Atarfe fueron unos segundos largos, intensos y de auténtico pánico. En la localidad santaferina se agrietó el arco de Loja y se cayó el falso techo del colegio Carmen Sallés, además de producirse daños en algunas fachadas y techos de edificios del municipio. Este colegio hizo público un comunicado para transmitir tranquilidad e informar de que solo ha sufrido «ligeros daños». Resultó afectado el falso techo de escayola de un pasillo de la planta alta del edificio, sin afectar el temblor a la estructura.

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Rápidamente los vecinos de Santa Fe se acercaron hasta el monumento, el arco de Loja, algunos vestidos con pijamas y batas, ante la sorpresa por lo ocurrido. En esta zona se puso un precinto para evitar que los curiosos pudieran adentrarse, ya que el seísmo provocó una grieta de casi un metro que ha dejado su rastro en el suelo por la pintura caída. El alcalde de Santa Fe, Manuel Gil, fue uno de los primeros en acercarse al lugar, donde era visible el nerviosismo de las personas que se daban cita junto a la sorprendente estampa tras el seísmo.

En Atarfe, un anciano resultó herido al desprenderse parte de la chimenea de la vivienda de su hijo. Inicialmente, 180 inmuebles de este municipio metropolitano están afectados por grietas y desperfectos en sus muros. Aunque, en principio, en ningún caso se han lamentado problemas estructurales que comprometan la estabilidad de las construcciones. Una zona de casas nuevas fue la más afectada y allí fue donde tuvo lugar el accidente por el desprendimiento de parte de la chimenea y donde la mayoría de las viviendas presentaban grietas en las fachadas y tenían elementos derruidos como techos o cristaleras. «Hemos pasado mucho miedo. Ha sido horrible. Llevamos un mes sufriendo terremotos», explicó Bernardo, uno de los vecinos de la zona.

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Según informó el alcalde del municipio, Pedro Martínez, el estado del anciano herido no revestía gravedad y fue trasladado al hospital para recibir unos puntos de sutura. Los bomberos acudieron a la vivienda para tirar la chimenea en su totalidad tras los daños sufridos.

El alcalde señaló que se creará una oficina municipal de perjudicados para que todos los vecinos afectados puedan informar sobre el estado de sus casas y poder realizar así el seguimiento de las reparaciones. El subinspector jefe de guardia del Cuerpo de Bomberos de Granada, Simón Soriano, explicó que los daños de las viviendas de Atarfe no son estructurales y que por tanto, todos los inmuebles siguen siendo habitables.

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Tras el terremoto, se produjeron ayer una docena de réplicas, la mayoría de escasa intensidad, aunque una de ellas, sobre las 17.00 horas, alcanzó la magnitud 3,3. «Sabemos que ha habido alguna más que no se pueden detectar porque tienen una magnitud muy baja», explicó el experto del IGN, Carlos González.

Más actividad sísmica

No obstante, González añade lo que considera una «buena noticia»: «Al liberarse la energía de estos seísmos, es más improbable que ocurra uno de mayor intensidad». En todo caso, «sí es cierto que ha habido más actividad sísmica de lo habitual desde que el 3 de diciembre tuvo lugar el de 3,6 grados, que se produjo en Pinos Puente».

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Como los terremotos no se pueden predecir, el geógrafo insistió en la idea de que no pasa nada si hay varios seísmos seguidos, sino que es más importante la profundidad de cada uno de ellos que su propia magnitud. «Si uno es de una gran magnitud, pero ocurre a mucha profundidad, apenas tendrá consecuencias. Granada es un lugar acostumbrado a este tipo de acontecimientos geológicos», concluyó.

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