Torres Hurtado: el alcalde que no tenía «ni idea»

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A José Torres Hurtado no se le puede negar su habilidad para desenvolverse en la vida pública. Ganó cuatro elecciones municipales y, en sus últimos mandatos, prácticamente, al ralentí. Hasta que pisó terrenos incómodos, incluso, para su propio partido; el mismo que le suspendió de militancia casi antes de salir de la Jefatura de la Policía Nacional aquel 13 de abril de 2016 y que, este martes, en un escueto comunicado, ha enfatizado que siempre creyó en su inocencia. A Isabel Nieto no la menciona.

La defensa de Torres Hurtado en todo este tiempo ha respondido a la misma filosofía del político referido al principio –que, además, era compañero de partido–. Desde que compareció la primera vez en los juzgados, el exregidor ha insistido en que no tenía conocimiento de los asuntos urbanísticos. En su declaración en la vista oral por el caso Serrallo fue explícito: «No tenía ni idea». Ni entendía –añadió– ni quería entender. Y ese argumento es el que le ha valido para que la sentencia le absuelva de un delito de prevaricación por el que sí ha sido condenada a siete años de inhabilitación la que fuera su concejala de Urbanismo. Una pena que tiene escasa consecuencia –la mayoría de los que fueron procesados han abandonado la vida política sin pretensión de volver–, aunque deja una mácula de reprobación en su actuación de servicio público. Por definición: tomó decisiones a sabiendas de que eran injustas.

El tribunal de la Audiencia Provincial ha considerado probado que Torres Hurtado delegaba las competencias en sus concejales y se «mantuvo al margen» de las cuestiones que han sido juzgadas. La propia Isabel Nieto ratificó esta versión en el juicio, cargó con la responsabilidad y ha terminado por ser la única persona de aquel equipo de gobierno condenada.

El fallo cita también al que fuera primer concejal de Urbanismo de Torres Hurtado. Luis Gerardo García Royo tuvo una salida de la plaza del Carmen en contra de su voluntad. Fue él quien alertó a su sucesora de que se alejara de algunas 'compañías'. Lo hizo en una carta que la Policía localizó años más tarde en uno de los registros de la operación Nazarí. En el juicio del Serrallo, una de las acusaciones intentó que García Royo –citado como testigo– se refiriese a la misiva. Como no estaba incorporada a la causa, el magistrado lo impidió. El exconcejal se mostró incluso molesto por que trascendiera un escrito que formaba parte de las comunicaciones privadas. Pero esa misma advertencia la había pronunciado García Royo en público el 13 de junio de 2007: «A Isabel le irá mejor si se desprende de algunos colaboradores. Sería conveniente que fuera renunciando a ellos».

Pese a las tensiones pretéritas, García Royo respaldó en su declaración en el juicio la versión de Torres Hurtado: «Solo conocía e intervenía en los asuntos de Urbanismo a través de la información que él mismo le suministraba», recoge el fallo.

Cuando acabó su comparecencia, García Royo pasó por delante de Torres Hurtado, que se levantó del banquillo –en realidad, era un asiento como los del público– y le estrechó la mano.

En ese momento había quedado virtualmente absuelto porque no tenía «ni idea».