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Último recorrido del tranvía de Sierra Nevada Archivo de IDEAL

Los últimos viajeros del tranvía de Sierra Nevada

Se cumplen 50 años del fin del trayecto de aquellos vagones que parecía que 'volaban' hasta el Barranco de San Juan

Viernes, 19 de enero 2024, 00:27

A Antonio Ortega todos lo llamaban Carlos. Empezó a trabajar en la compañía de Tranvías en la construcción del Puente de Blanquillo, luego fue revisor, después conductor y llegó a jefe de estación, puesto que ocupaba cuando se jubiló. Eran las ocho y cuarto cuando el tranvía de la Sierra pasó por última vez por la estación de Pinos Genil. Un grupo de vecinos salió a despedirlo pero Carlos no quiso bajar, «tenía mucha pena y con esa pena se murió» recuerda Dulce, su hija, en aquella antigua estación hoy recuperada como centro de interpretación del Tranvía de la Sierra. Para Carlos, el 19 de enero de 1974 fue uno de los días más amargos de su vida.

También lo fue para Antonio Moreno Almendros, que enjugaba sus lágrimas en el pañuelo que le había dejado una vecina. Él llevaba 32 años de servicio. Conducía el coche número tres en el último viaje del tranvía de Sierra Nevada al que hubo que engancharle una jardinera debido a la gran cantidad de pasajeros que fueron a decirle adiós. Pocas cosas ponen de acuerdo a esta ciudad, pero la tristeza por la desaparición de aquel recorrido caló en muchos granadinos. A aquel último viaje no solamente acudieron las personas de más edad que añoraban sus años mozos, cuando veranear era disfrutar un día de un baño fresco en el Genil. También jóvenes y niños hicieron aquel trayecto escuchando embobados las historias de cuando sus padres y abuelos eran chicos. Cuentan que a lo largo del último trayecto además de lágrimas, hubo aplausos.

El tranvía de la Sierra nace de la inquietud del Duque de San Pedro de Galatino, un empresario soñador que quiso convertir Sierra Nevada en la Suiza del sur. Construyó el Hotel Sierra Nevada y, con la intención de unirlo a otro de los establecimientos de su propiedad, el Alhambra Palace y atraer un turismo de calidad, hizo realidad este viaje hasta el Barranco de San Juan. El primer tramo se inauguró en 1925, hasta Canales, un recorrido agreste de unos 19 kilómetros que atravesaba túneles y puentes de insuperable belleza. En 1928 el tranvía llegó hasta Maitena y en el 47 hasta el Barranco de San Juan. «Se adelantó a su tiempo, porque permitió una vía de acceso al turismo y, si se hubiera apostado por él como se hizo en Lisboa, ahora Granada sumaría a sus 12 millones de visitantes anuales, 10 millones más por el tranvía», explica Rafael García de la Mata, técnico que trabaja en el proyecto de recuperación del tranvía en el tramo de Güéjar Sierra.

Miguel Molina, Gabriel Gómez, Dulce Ortega, María del Mar Molina y Rafael García de la Mata posan en la estación del tranvía de Pinos Genil Ramón L. Pérez

'Volar' hasta el Barranco de San Juan

La vida de los vecinos de los pueblos de la ribera del Genil está estrechamente ligada al tranvía. «Cuando eran las fiestas de Pinos venía la banda en el tranvía de las cinco. Los músicos empezaban a tocar en la estación y bajaban al pueblo. Ya sabíamos que estábamos de fiestas», recuerda Dulce. «Hemos hecho muchas travesuras», dice Gabriel Gómez Mesa, alcalde de Pinos Genil con una sonrisa. «Éramos diez o doce críos esperando al tranvía a la entrada del pueblo y nos picábamos con él a ver quién llegaba antes». El billete a Granada costaba unas 5 pesetas, más barato que el autobús, que rondaba las 6,50. «Y si no había dinero, subías detrás en el tope, donde nos enganchábamos los chaveas», recuerda Miguel Molina, un vecino del pueblo que iba a Granada a trabajar en la obra andando «porque tan temprano no había línea, pero lo enganchábamos para volver por la tarde». «Yo llegué a Granada en el 69, hijo de padre granadino y madre catalana», explica el ingeniero Rafael García de la Mata; «mi padre era un apasionado de la montaña y mis primeros recuerdos son los de subir al Charcón y al atravesar los puentes, con seis o siete años, lo que me llamaba la atención, es que parecía que desaparecían debajo del tranvía y que volabas. Es una sensación que no se puede contar, se tiene que vivir», recupera.

El tranvía fue desmantelado. «Es una línea que cuando se cerró nos devolvió a cincuenta años atrás, y ya teníamos que depender del transporte privado, de que nos subieran nuestros padres. Cuando era un acceso a la media montaña accesible a todo el mundo», lamenta García de la Mata.

Poco quedó, aparte de los recuerdos de los que viajaron en él. «Una de las rutas más bellas de Granada murió ayer. Explicaba Santi Lozano en la crónica del último viaje del tranvía que publicó IDEAL. Fue sacrificada en aras de un progreso que convence a muchos y gusta a muy pocos. Nuestro tranvía de la Sierra, ese que tan bellos parajes nos iba mostrando en su cansino andar, se ha muerto para siempre».

Centro de interpretación del Tranvía de la Sierra en Pinos Genil Ramón L. Pérez

Los proyectos para recuperar un sueño

En marzo del año pasado, el Ayuntamiento de Güéjar Sierra apostó por resucitar esta infraestructura para convertirla en uno de los principales motores de desarrollo del pueblo. El estudio de viabilidad ha sido realizado por los ingenieros Juan José Lapuerta y Rafael García de la Mata: «Hace cien años ya cumplía con toda la normativa medioambiental, y si no existiera habría que plantearlo como una forma accesible de acceso a la media montaña de Sierra Nevada», explica Rafael. Por su parte, José Robles, alcalde del municipio, recuerda «el revulsivo turístico y económico que supondría el regreso del tranvía a su paso por Güéjar en un tramo que destaca por su belleza natural y unos valores ecológicos con los que sería respetuoso, pues se trata de un proyecto cien por cien sostenible». Se recuperará su último tramo entre la antigua estación de Güéjar Sierra, hasta el barranco de San Juan. Por su parte, el ayuntamiento de Pinos Genil también quiere apostar por el antiguo tranvía. En 2022 abrieron el Centro de Interpretación del Tranvía en la antigua estación del municipio, «un espacio cultural que pretende recuperar la historia de la emblemática infraestructura pero de forma global, no solo lo que supuso a nivel turístico, sino también a nivel económico, de desarrollo del Valle del Genil», explica María del Mar Molina, técnica de turismo del Ayuntamiento de Pinos. En la actualidad, en el pueblo trabajan en un proyecto para recuperar los dos túneles del recorrido a su paso por el pueblo, los que llamaban 'la ventana' por las magníficas vistas al río Genil. El alcalde del municipio explica que la intención es «en breve» hacer este tramo accesible y convertirlo en un museo al aire libre, dedicado al tranvía junto a un centro de Interpretación del Agua. Cincuenta años después, el sueño de volver a 'volar' camino de la sierra está cada vez más cerca.

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