Enjambre sísmico en Granada
La vivienda de los ochenta puntales de Santa FeEnjambre sísmico en Granada
La vivienda de los ochenta puntales de Santa FeLa tristeza de Manola, la señora que tuvo que abandonar su casa de Santa Fe por los destrozos causados por los seísmos de 2021, es también la tristeza de su familia. En esa casa centenaria de cuatrocientos metros cuadrados, situada en el número seis de ... la calle Ronda de Sevilla, crecieron Montse y su hermano Isaac. Era un lugar de referencia para nietos, sobrinos y primos. «En la cochera hay una chimenea; ahí nos reuníamos en Navidad», dice Montse con la voz quebrada. «Aquí –comenta señalando un poyete– colocábamos una piscina de plástico y todos venían a bañarse». Recuerdos de una vida. La de Manola y los suyos.
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El inmueble se halla en estado de ruina. Unos ochenta puntales sostienen los techos de las dos plantas desde que se produjo el enjambre sísmico. «Mi madre, con una pensión de seiscientos euros, no puede asumir la inversión que supondría la reforma o la construcción de una nueva vivienda», resume Montse. «Ella está mal», apunta en referencia a la salud emocional de su progenitora, que ahora mismo destina una tercera parte de su paga a un alquiler.
«Su gran ilusión –refiere– es volver aquí en algún momento, aunque ella misma es consciente de que no puede hacerlo en estas condiciones». ¿La solución? Alguien que pueda estar interesado en el solar. «Ha habido algún constructor que se ha puesto en contacto con nosotros, pero finalmente no ha sido posible el entendimiento», lamenta Montse. Manola se conformaría con una habitación en la que estar. Como lo estuvo durante más de cincuenta años. La finca se halla muy bien situada. A menos de cinco minutos de la bulliciosa plaza de España.
Mientras tanto, mientras llegan esas buenas noticias, Manola y los suyos no pueden olvidar lo que sucedió aquella noche de enero de 2021. Ella estaba en el salón, viendo la tele, cuando las paredes comenzaron a tambalearse. Los cascotes de escayola sobre su cama evidenciaban que la situación era muy peligrosa para ella y para sus nietas, que la acompañaban ese día. Huyeron literalmente con lo puesto hasta la plaza de España, donde se congregaron muchos vecinos.
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La primera valoración técnica ya mostraba graves daños. Así lo corroboraron tanto el informe arquitectónico como el emitido por los bomberos. «Aquí no puede vivir nadie». La primera exigencia fue garantizar que el inmueble no se viniera abajo. «Isaac se fue en búsqueda de puntales, pero era tal la demanda debido a los terremotos que no encontró ni uno solo en SantaFe y tuvo que recorrer media Andalucía», recuerda Montse.
Ahora Montse e Isaac reivindican soluciones.Les tocó la china y las consecuencias son inasumibles para hogares modestos como los suyos. Mientras tanto,Manola sigue llorando.
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