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Rafael Lamelas
GRANADA
Viernes, 26 de marzo 2021, 00:49
Habrá quien no recuerde que Rubén Torrecilla formaba parte de la plantilla del Granada en la temporada 2009-2010, en la que el equipo ... consiguió el ascenso de Segunda B a Segunda, en el primer curso de la etapa de Quique Pina y Juan Carlos Cordero como dirigentes. Le conocían de su etapa en el Ciudad de Murcia y el Granada 74. Era un centrocampista de amplio despliegue, pero las lesiones le habían ido mermando y estas le acabaron dejando en la estacada. Provocaron que colgara las botas –«porque ya no podía más con tanto dolor»–, pero decidió echar raíces en el lugar de su retirada, donde formó una familia.
Entró en el fútbol base del club rojiblanco en 2017. Con Diego Mainz como auxiliar, uno de los grandes héroes de aquellos dos ascensos consecutivos que llevaron a la entidad a la élite en el anterior ciclo, dirigió al mejor Juvenil de la historia de la entidad, el que disputó la Copa del Rey y cayó con el Barça del entonces desconocido Ansu Fati. El pasado 15 de febrero, la dirección del Granada recurrió a él para reflotar al filial, el Recreativo, que parecía hundirse sin remedio. En cuatro partidos, tres victorias, pero ni aun así fue suficiente para que alcanzara el complicado objetivo de la permanencia. La semana que viene arrancará la fase para al menos quedarse en la Segunda RFEF, la que será la nueva cuarta división del fútbol español. Está convencido de ello.
Se quedó a un pasito de la tranquilidad. «Cuando cogimos al equipo había una diferencia de tres puntos con respecto a El Ejido y de cinco con el Real Murcia, sin depender de nosotros mismos. El equipo dio un paso al frente desde nuestra llegada, la de Diego (Mainz) y la mía. Fuimos capaces de superar en cuatro puntos a los almerienses y pudimos habernos salvado en caso de haber ganado al líder, el UCAM, en la última jornada», comenta sobre un contrincante plagado de jugadores con experiencia.
Torrecilla venía de firmar una fenomenal trayectoria en el Juvenil de División de Honor, al que había dejado encaminado hacia otra participación en la Copa, que finalmente no se disputará por la pandemia. La oportunidad en el Recreativo llegó por una crisis galopante de resultados. «Somos trabajadores del club, hemos jugado aquí y hacemos lo que nos manden. Nosotros estamos encantados, no es ningún marrón. Hemos tratado de inculcar a los chavales nuestra forma de entender este deporte, que es la de tener un equipo competitivo, que trate bien el balón e intente jugar al ataque, lo mismo que hacíamos con el Juvenil A. Hemos conseguido bastantes cosas de las que nos propusimos. Para nosotros ha sido ilusionante, lo hemos tomado con ganas. Intentar alcanzar algo que parecía muy difícil, al igual que lo va a ser ahora en esta nueva fase, pero estamos contentos con la ocasión que se ha brindado», determina.
Mientras intentaba rearmar anímicamente al filial, tocó que el Recreativo también abasteciera al primer equipo en muchas convocatorias, pero no hay quejas por ello en Torrecilla, sino todo lo contrario. «Yo estoy feliz con esto. Contento por pertenecer a la cantera y que se haya conseguido que, con Diego Martínez en el primer equipo, haya futbolistas de abajo. Es un orgullo, un éxito. Que debuten en Liga, Copa o Europa League es tremendo. Para estas cosas estamos nosotros. Nos tenemos que adaptar y si alguno está con los de arriba, tiramos de lo que hay en el equipo o abajo. Estamos a las órdenes de Diego Martínez. Queremos que los jugadores crezcan para que él tenga un abanico de opciones del que tirar cuando quiera. Y nosotros nos adaptamos a lo que hay. El primer equipo está por delante de todo», justifica.
Dice que el contacto es fluido con el gallego. «Esta semana pasada Diego nos ayudó y dejó que vinieran con nosotros jugadores de campo que han estado con él. Mira por el filial y los intereses del club. Esa comunicación es buena para que los futbolistas sepan qué esperar», expresa.
En este tránsito, hay chicos impacientes a los que les cuesta asimilar que suban y no participen, que se frustran con ello. «Por eso nosotros (por Mainz y él), que hemos sido profesionales, intentamos que acepten el proceso. Yo no llegué a jugar en Primera pese a los muchos partidos que tengo a la espalda y algunos de estos chicos ya han debutado con un equipo que está en la máxima categoría y en Europa. Tienen que estar agradecidos por entrenar con ellos. Han pasado de estar, sin menospreciar, en el campo del Tiro de Pichón en Málaga al Diego Armando Maradona de Nápoles. Deberían pagar, sinceramente, por esta situación. Se lo digo a Aranda, Isma o Torrente, aquellos que estuvieron conmigo en el Juvenil. Que sigan trabajando, que yendo con ellos a todas partes, solo con lo que escuchan de los compañeros y el entrenador, ya están aprendiendo. Y que si no les toca jugar, hay que apechugar, ya llegará todo. Son jóvenes y tienen tiempo. La exigencia la marcan los entrenadores y ellos tienen que estar al servicio. Hay que ser claros con ellos. A Mainz y a mí nos hacen caso, nos escuchan», resalta.
Los entornos también importan: «Hablamos con los padres; algunos les han visto crecer con nosotros. Les queremos mejorar no solo en lo futbolístico, sino también en los valores del respeto. Ellos lo agradecen. Somos formadores ante todo, es lo primordial de una cantera». Torrecilla sabe que hay chicos, como Isma Ruiz y Aranda, que han llegado a internacionales, y les da consejos: «Que agradezcan lo que están viviendo con Diego Martínez y esperen su momento. Que solo el hecho de estar convocados, participar de entrenamientos con gente de Primera, viajar con ellos, la propia experiencia… Eso es para pagar por ello. Les digo que aprovechen cada momento en entrenos o si juegan. Y si no es así y no actúan, que sigan mejorando, porque eso va ya a la mochila a cada uno. Nuestra meta es que evolucionen desde la base hasta el primer equipo. Que lleguen muchos», resume. En definitiva, que les toca ser pedagógicos. «Se ha acortado todo. Han pasado del Juvenil a Segunda B, y de ahí a Primera, y no es fácil de asimilar. El entorno tiene que ayudar también, ser inteligente. Familiares, amigos, representantes, entrenadores… Tenemos que hacerles ver la realidad de la vida y a veces ese círculo de alrededor no es favorable. Se lo digo a los padres, que tienen que ser los primeros que enseñen este camino a sus hijos», determina.
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