Jueves, 9 de diciembre 2021, 20:45
Hay una disparidad evidente entre el modo de gestionar de Patricia Rodríguez, actual directora general del Granada, y su predecesor, Antonio Fernández Monterrubio, con el que coincidió durante unos meses hasta el despido del sevillano. Desde que se puso en primer plano, Rodríguez ha capitaneado ... un importante plan de ajuste ante una situación económica en la que ella detectaba un riesgo financiero. Monterrubio discrepaba, si bien en sus comienzos sí lideró un proyecto de recortes que, a pesar de todo, obtuvo el éxito futbolístico.
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Rafael Lamelas
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Monterrubio llegó justo tras el descenso a Segunda y emprendió un plan de saneamiento, con puntos fundamentales: redujo empleados, alteró el organigrama y cambió el funcionamiento. En lo deportivo, tras la primera intentona fallida de subir, dirigió una versión aparentemente menor en la que el Granada se libró de futbolistas con salarios importantes y confió en el criterio de su nuevo técnico, Diego Martínez, con Fran Sánchez y Antonio Cordón en la estrategia.
Monterrubio mantuvo el freno de mano echado, pero el equipo subió. Al curso siguiente, llegó el varapalo del caso Adrián Ramos, con una merma en el tope salarial que convirtió al Granada en el tercer peor presupuesto de Primera. Con ello, el equipo firmó una temporada excepcional: semifinalista de Copa y séptimo en Liga, con acceso a las previas de la Europa League.
El dirigente giró su política hacia una de alta inversión con el fin de asegurar el pase a la competición. Rodríguez constata que todo sumó unos 28 millones, con amortizaciones que se podían afrontar con ingresos altos, pero inasumibles a largo plazo si no se jugaba en la UEL con regularidad: Luis Suárez (más de 10, aunque su pase total costará 15), Milla (5), Gonalons (4), Foulquier (2) y Soro (2), más Machís (4 que se añade a lo anteriormente abonado, ya con 90% de pase).
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Quizás, en la cabeza de Monterrubio estaba afrontar ventas, aunque eludió la de Rui Silva en el verano de 2020. Nunca se sabrá cómo habría actuado en el contexto que heredó Rodríguez. «Lo entendería antes de la pandemia, pero el año pasado el mercado era complejo. Fue arriesgado», lo calificó ella. «Hay que hacer ventas cuando se da la oportunidad. Evitar malvender, que no sería bueno», alargó.
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