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La ciudad de Estambul se ha convertido en los últimos días en el escenario de una auténtica telenovela turca, con una intriga que protagoniza un ... alcalde extremadamente popular, que fue encarcelado el mismo día en el que iba a ser nombrado de forma oficial candidato del opositor Partido Democrático del Pueblo (CHP) a las elecciones presidenciales de 2028. Ekrem Imamoglu ha pasado en cinco días de estar al frente de la alcaldía de la mayor urbe de Turquía a dormir entre las rejas de la cárcel de Mármara. Un tribunal decretó el domingo por la mañana prisión preventiva para el regidor, y principal rival del actual mandatario, Recep Tayyip Erdogan, a la espera de juicio en el marco de una investigación por corrupción. El proceso sigue abierto y podría complicarse aún más porque sobre él pesan también delitos de apoyo a grupo terrorista.
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El Ministerio de Interior hizo oficial a media tarde del domingo la decisión de apartar a Imamoglu de la alcaldía. De momento, la oposición mantendrá el control de la ciudad porque el hasta ahora alcalde no ha sido formalmente acusado de terrorismo por su supuesta colaboración con una formación próxima al partido kurdo PKK. La Asamblea de Estambul, dominada por el CHP, podrá elegir a un regidor interino y se descarta que sea el Gobierno otomano quien determine el nombre del encargado de llenar el vacío de poder.
Imamoglu negó todos los cargos y denunció ser víctima de una «campaña de desprestigio». Al poco tiempo de conocerse la decisión del tribunal, su perfil en la red social difundió un mensaje: «Me mantengo firme, nunca me inclinaré. Mi querida nación; nunca estés triste, nunca te desanimes, nunca pierdas la esperanza. Vamos a arrancar, de la mano, este golpe, esta mancha negra en nuestra democracia». El ya exalcalde llamó a los turcos a echarse a las calles de forma masiva para denunciar la situación, como han hecho desde su arresto pese a la prohibición de manifestación, ampliada por las autoridades hasta el próximo miércoles.
Durante el fin de semana hubo protestas en al menos medio centenar de ciudades del país. La más numerosa fue la de Estambul, donde salieron más de 300.000, según la Policía, aunque la oposición asegura que fueron más de un millón. Más de 600 personas han sido detenidas desde el miércoles en las movilizaciones, informó Interior.
El líder del CHP, Ozgur Ozel, se dirigió a la multitud concentrada en la principal ciudad turca e instó a los manifestantes a unirse «por los jóvenes, por Estambul, por Ekrem Imamoglu. Hay millones de personas que no le temen», dijo, refiriéndose a Erdogan, pero sin pronunciar su nombre. La oposición califica de «golpe de Estado» la detención de un alcalde que, tras ganar las dos últimas elecciones municipales, planeaba presentarse a las primarias que celebró el domingo su partido para disputar las próximas presidenciales al todopoderoso presidente. Ozel denunció que «su único delito es liderar las encuestas» y subrayó que lo ocurrido con el regidor supone «un intento de eliminarle como candidato presidencial».
Erdogan rechazó las quejas de la formación de Imamoglu, afirmó que el país no tiene tiempo para «teatros» y «eslóganes» y defendió que la Justicia es independiente en Turquía. «Se acabaron los días de salir a la calle junto con organizaciones de izquierda y vándalos para señalar con el dedo la voluntad nacional… Definitivamente no permitiremos que el CHP y sus partidarios alteren el orden público y perturben la paz de nuestra nación mediante provocaciones», zanjó.
Imamoglu ingresó en prisión al mismo tiempo que su partido abría las urnas en todo el país para celebrar elecciones primarias. El exalcalde se postuló como candidato de la oposición a las presidenciales previstas para 2028 y llamó a todos los turcos a votar, y no sólo a los 50.000 afiliados a la formación socialdemócrata, con el objetivo de enviar a las autoridades un mensaje de apoyo popular a su figura y a sus siglas.
La respuesta fue masiva y millones de personas acudieron a las urnas dispuestas por el CHP. Un gesto simbólico de respaldo a un exregidor en el que la Turquía antiErdogan había depositado sus esperanzas de cambio. Esa parte del país que se opone al presidente islamista se ha hundido en los últimos días un poco más en una depresión que dura ya dos décadas.
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