«He renunciado al Erasmus por el precio del alquiler en Italia»

No ha dormido en la estación de autobuses ni en el tren, como están ahora algunos universitarios españoles en ciudades italianas, pero Andrea se ha quedado sin poder hacer lo que quería por los problemas con el alojamiento y los precios. «Renuncie muy tarde, a finales de agosto, después de volver de Italia, cuando fui a buscar piso y me di cuenta de que era un gasto inasumible para mi familia», narra.

El gasto económico es considerable y en concreto la vivienda es «directamente inasumible para una familia numerosa a la que no dan becas del Gobierno». La ayuda Erasmus no era suficiente para asumir todos los gastos, denuncia. Las habitaciones en pisos compartidos no bajaban de los 400 o 500 euros y en muchos casos se trataba de dormitorios compartidos o no estaban incluidos los gastos, como la electricidad. En otros casos no aceptaban estudiantes. «Estuve en Bolonia una semana con mi padre buscando piso, ya que por internet era imposible, y varias agencias nos aseguraron que Bolonia tiene un problema con la vivienda; hay más estudiantes que pisos», explica.

Andrea entiende que algunos propietarios no se fíen de los jóvenes, aunque no lo comparta. «Pero me parece innegable que, además, abusan de nuestra condición de estudiantes y Erasmus para subir los precios», afirma.

Esta peripecia, además, le impide solicitar la plaza de Erasmus para el próximo curso en otro país. «Si renuncias tarde al programa te bloquean la opción de pedirlo el año siguiente. Aunque tuviera posibilidad, probablemente no lo haría, ya que la gestión que tienes que hacer para conseguir hacerlo todo es infernal. Deberían asesorar mejor a los estudiantes», afirma.

Esta renuncia le ha ocasionado a Andrea Cortés Liñán muchos disgustos de todo tipo. «La facultad de Granada no contempla que este tipo de posibilidades se puedan dar, entonces yo como alumna acabo perdiendo el derecho a coger las optativas y troncales con igualdad respecto a mis compañeros, todo ello por un factor que se escapa de mi control. Es muy frustrante porque acabas sin poder hacer lo que te gusta y corresponde en tu año estudiantil», lamenta.

«Claro que tuve problemas, bastantes. Es más, sigo con ellos», lamenta la estudiante, a la que le está costando trabajo matricularse en todas las asignaturas. «Mi salud mental se ha visto muy perjudicada. He tenido varias crisis nerviosas, entre otras cosas», concluye.

La Oficina de Gestión de la Comunicación de la Universidad granadina informa que «el número de renuncias no es mayor que otros años, y no se puede saber si las que hay están ocasionadas por la falta de alojamiento». La misma fuente, añade: «Sí que se ha recibido información de problemas generalizados de alojamiento en estudiantes destinados en Múnich (Alemania) y en algún destino de Italia». Otras fuentes universitarias señalan también a Holanda.

La Universidad granadina está en los primeros puestos de recepción y envío de estudiantes en el marco del programa Erasmus. Los precios de los alojamientos son, en algunos destinos, un importante obstáculo y fuente de problemas para algunos universitarios.