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Jueves, 15 de julio 2021, 10:42
Para el verano hay que extremar las precauciones, y no solo estamos hablando de la mascarilla y la distancia social, sino de cuidar la piel preservándola de los riesgos de la exposición solar. Para eso es imprescindible contar con un buen protector solar. Así, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que ha avisado sobre el peligro de usar ciertos blanqueadores dentales y de los errores más habituales a la hora de poner la lavadora, ha elaborado una guía de compra para saber cómo elegir el mejor protector, con 5 claves a tener en cuenta.
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Han podido comprobar que, en general, todas las cremas solares analizadas cumplen con lo esperado en protección y gustan a los usuarios. Ofrecen alta protección, cuidan nuestra piel, pero no tanto el medio ambiente: deberían mejorar los envases y su composición, porque los consumidores queremos productos respetuosos con el entorno natural y sin riesgos para la salud.
En el análisis la OCU se fija también en aspectos como la prueba de uso (de poco sirve que proteja un producto, si no es agradable para los usuarios y evitan usarlo con la frecuencia y en la cantidad necesaria), el etiquetado y la lista de ingredientes, donde como es habitual rastreamos la presencia de sustancias dudosas, que aún están bajo sospecha: algunos productos son legales, pero no hay garantías de su inocuidad, como sucede con algunos conservantes, como el el propyl paraben, o algunas fragancias que pueden ser potenciales alergenos.
El punto más crítico en este análisis viene del impacto ambiental de estos productos:
-El embalaje. Estos productos deben tener un diseño ligero, que aproveche el contenido al máximo y se pueda separar y reciclar fácilmente: no encontramos demasiados problemas en este aspecto.
-La composición. Los componentes de estas cremas deberían tender a ser lo más respetuosos que sea posible con el entorno, pero lo cierto es que los protectores solares tienen un innegable impacto ambiental:
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-Por ejemplo por la presencia de filtros solares, como el homosalate y el butyl methoxydibenzoylmethane, muy habituales.
Por otros ingredientes que a diferencia de los filtros son fácilmente sustituibles (conservantes como el 2-bromo-2-nitropropane-1,3-diol, antioxidantes como el BHT, agentes quelantes como el EDTA o fragancias como limonene, hexyl cinnamal o benzyl salycilate).
-Otro riesgo real es la presencia de microplasticos como dimethicone, carbomer y los polímeros de acrilatos (acrylates polymers), bastante habituales en los protectores solares.
Todos estos compuestos tienen un efecto negativo en los ecosistemas marinos: por su toxicidad, su falta de biodegradabilidad, su grado de acumulación en organismos vivos... pasan factura peces, algas y corales, y sigue siendo un reto pendiente de solucionar.
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