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Lunes, 16 de mayo 2022, 11:42
Valium es uno de los fármacos más conocidos y consumidos en España, al igual que ocurre con el Ibuprofeno o el Lorazepam. Contiene como principio activo diazepam, del grupo de las benzodiazepinas, y sus efectos son tranquilizantes, sedantes, relajantes musculares y anticonvulsivantes.
Por lo tanto, los médicos recetan Valium a aquellas personas con cuadros de ansiedad, agitación y tensión psíquica producidos por estados psiconeuróticos y trastornos situacionales transitorios. Cabe destacar que las benzodiazepinas sólo están indicadas para el tratamiento de un trastorno intenso, que limite la actividad de la persona o la someta a una situación de estrés importante.
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No obstante, Valium también puede ser útil para el alivio de los síntomas de agitación aguda, temblor y alucinaciones en pacientes con síndrome de abstinencia al alcohol. También contribuye al alivio del dolor muscular producido por espasmos o inflamación de músculos o articulaciones y funciona como tratamiento coadyuvante frente a trastornos convulsivos.
Los médicos insisten en que este medicamento no está recomendado para el tratamiento primario de trastornos psicóticos, ni debe ser utilizado como único tratamiento en pacientes con depresión, sola o asociada con ansiedad. Además, destacan que es muy importante ingerir la dosis recetada, nunca más; no mezclarlo con bebidas alcohólicas, y asegurarse siempre de poder combinarlo con otros medicamentos.
El uso de benzodiazepinas puede resultar en una dependencia física y psicológica, sobre todo si se toman de forma ininterrumpida durante un largo periodo de tiempo. Por eso, para reducir al máximo el riesgo de dependencia, se aconseja su consumo únicamente bajo prescripción médica; no aumentar en absoluto las dosis prescritas y consultar regularmente al médico para que decida la continuación del tratamiento.
Al igual que todos los medicamentos, Valium puede producir numerosos efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran. Las consecuencias más habituales son cansancio, debilidad muscular y somnolencia. Tampoco es raro tener sensación de confusión, pérdida de sensibilidad, mareos o estreñimiento.
- Trastornos afectivos, alteraciones emocionales y del humor
- Depresión
- Diplopía (visión doble), ataxia (incapacidad para coordinar los movimientos musculares voluntarios) y dificultad de articular las palabras
- Alteraciones digestivas y del ritmo cardiaco
- Dolor de cabeza, hipotensión y alteraciones circulatorias
- Cambios en la libido (apetencia sexual)
- Náuseas, sequedad de boca o hipersalivación (secreción salivar exagerada)
- Incontinencia o retención urinaria
- Erupciones cutáneas, balbuceo, temblor, vértigo y visión borrosa
- Insuficiencia respiratoria y cardiaca
En realidad, son muy raros los casos en los que se sufre un paro cardiaco o en los que la piel y los ojos toman un aspecto amarillento. Lo que sí es muy común es el aumento del riesgo de caídas y fracturas en pacientes de edad avanzada y en aquellos que tomen otros sedantes al mismo tiempo (tanto medicamentos como bebidas alcohólicas).
En cualquier caso, si el paciente presenta alguno de estos efectos, deberá interrumpir el tratamiento y contactar inmediatamente con su médico habitual.
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