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Un experto explica por qué las vacunas de Pfizer y Moderna no producen trombos

La razón de que algunos fármacos se vinculen a estos episodios y otros no estaría en el vehículo que emplea cada compuesto para provocar la inmunización

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GRANADA

Miércoles, 14 de abril 2021, 11:28

El epidemiólogo Oriol Mitjá explicó en el programa Todo es Mentira, de Cuatro, la razón por la que se han detectado casos de trombosis vinculados a las vacunas de AstraZeneca, Sputnik V y Janssen, mientras que con otras como las de Pfizer y Moderna no sucede ... . Este fenómeno ha supuesto en España la paralización de las entregas de Janssen y la limitación de la franja de administración de AstraZeneca a personas de entre 60 y 69 años, lo que ha implicado un retraso en la campaña de vacunación. El problema, según el experto, se encuentra «en el vehículo» que emplea el fármaco para inmunizar a la población.

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«Las vacunas tienen dos partes: una primera, la proteína de la espiga, y la otra es el coche, el vehículo en el que va metida esa receta», prosiguió el Mitjá, quien aseveró que «casi todas las vacunas llevan un antígeno muy parecido». «Luego, tenemos dos vehículos: uno es el ARN, que llevan Pfizer y Moderna, que lleva el granito de grasa, y otro es un adenovirus», argumentó.

Por tanto, sería «el adenovirus el que teóricamente induciría esa tormenta de trombos». Las vacunas de AstraZeneca, Janssen y Sputnik V emplean un adenovirus similar, mientras que tanto Pfizer como Moderna utilizan como vehículo el ARN, razón que explicaría que no hayan aparecido trombos vinculados a estos compuestos.

El adenovirus escogido por cada una de las vacunas que emplean este mecanismo de transporte es distinto, pese a su semejanza. AstraZeneca ha empleado un virus que provoca resfriados en chimpancés; Janssen ha utilizado un virus humano que ha modificado para que no se reproduzca en el organismo, al que también ha añadido una proteína del coronavirus.

Tanto Pfizer como Moderna son distintas. Utilizan el ARN mensajero, un método nunca antes probado, para transmitir al organismo la instrucción de que produzca el antígeno. Este sistema, a tenor de lo apreciado hasta el momento tras la inoculación de los distintos fármacos, sería menos invasivo, lo que explicaría que no se le vincule la aparición de trombos.

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