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Chema Ruiz España
GRANADA
Viernes, 11 de marzo 2022, 12:39
España atraviesa un proceso de inflación estructural que golpea al bolsillo ciudadano y alarma a los especialistas en economía. «Estamos en una tesitura muy delicada. Quizás, no se vivía una situación parecida desde la Segunda Guerra Mundial, o desde la crisis del año 29», sostiene ... el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas nacional, Antonio Pedraza. Una circunstancia que, a su juicio, el país viene arrastrando en realidad desde «las fechas en las que empezaron a verse los primeros resultados de las vacunas contra la covid-19». El conflicto entre Rusia y Ucrania agravó el contexto monetario cuando iniciaba su recuperación, lo que ha provocado el descarrilamiento del sistema.
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«La mayoría de las fábricas del mundo había parado, o algunas estaban trabajando a cámara lenta, por la pandemia. Sin embargo, desde entonces, hubo una exuberancia en la demanda embolsada», ahonda Pedraza, quien matiza que denomina de tal forma a la demanda que en aquel momento se produjo porque «no se estaba gastando, estaban aumentando las cifras de ahorro». «Se producen los primeros brotes de la inflación por el ahorro que se había embalsado y por las ganas que se tenían de consumir, porque hubo un tiempo en el que el consumo se había retraído. Por otra parte, por el tiempo que las fábricas habían estado paradas, estas no podían suministrar el producto o la cantidad de input que pedía la demanda. Entonces, ahí se produjo ya un desbarajuste», sintetiza con IDEAL.
José María Escudero, decano del Colegio Profesional de Economistas de Granada, se expresó en la misma línea, también en declaraciones a este periódico. «Entramos en una senda estructural que va a ser de largo recorrido, porque todavía no hemos salido, o no nos hemos recuperado, del impacto que ha tenido el tema de la covid en la economía y nos encontramos en una crisis que todavía es peor. A lo largo de los años, se han ido tomando una serie de decisiones, fundamentalmente a nivel europeo, en el sentido de que los suministros energéticos fuesen cambiando esos proveedores de energía, desplazándolos, sobre todo, hacia Rusia», indica. A su modo de ver, Europa debió «buscar proveedores alternativos». Al hacerlo ahora, ante la escasez de suministros, «van a subir los precios», lo que conllevará «un aumento de los costes para las empresas que repercute en los consumidores».
«La escasez de los productos hizo, primero, que vinieran menos, y, lógicamente, que los que lo hicieron aumentaran de precio», resume Pedraza, quien subraya que, con la invasión de Ucrania, el impacto tiene lugar ahora sobre los productos de importación. La inflación consecuente se calcula en un 7,4%, tras la subida del Índice de Precios de Consumo (IPC) en un 0,6% durante el pasado mes, y la subyacente se sitúa en el 3%. Una circunstancia «totalmente anormal», analiza. «La curva de inflación va hacia arriba y no se le ve el límite, hay que poner el sine die al final. Se añade, «por la carencia de productos que se va a producir», a la subida previa de los precios.
Para el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, las sanciones impuestas a Rusia afectan de forma relevante a la economía europea. «Tienen que ser 'light', a pesar de la guerra, porque Europa no puede suministrarse sin su apoyo. Tiene una dependencia muy grande», considera. Este condicionamiento se traduce en una «inflación de nuevo inducida desde el exterior, por costes de los productos, que ahora van a aumentar más». «Nosotros pensamos que ese 7,4% va a superar el 8% en el mes de marzo y que, posiblemente, lleguemos a cifras de dos dígitos a lo largo del año, porque no se le ve una solución inmediata y clara a esa inflación, por el hecho de que vienen menos productos y que los que vienen son más caros», lamenta.
El análisis de Escudero no difiere de estas conclusiones. «Ya el año pasado se estaban dando los primeros indicios de una espiral inflacionista. Se decía que iba a ser una situación coyuntural, de corto plazo. Se estaba hablando de que, a partir de marzo de este año, la cosa irá remitiendo, pero la previsión para este mes es que el IPC se cierre por encima del 10%», destaca. «Lo que pasa es que ese ciclo inflacionista no iba a ser tan corto en aquel momento. Se va a potenciar más, y no por la covid, sino por otras circunstancias que no se contemplaban», determina.
En este sentido, Pedraza subraya el peso que, en su opinión, tienen los impuestos indirectos en el desarrollo de la problemática. «Nos están friendo con la imposición indirecta», afirma Pedraza, quien este índice supone «un crimen». «Los impuestos indirectos gravan los productos y, al aumentar tanto de precio, pero el gravamen ser el mismo, como por ejemplo el IVA del 21% sobre una cosa que hoy vale el triple o cuatro veces más, sube exponencialmente la recaudación. Lo lógico es que se bajasen esos impuestos indirectos, como ya lo está haciendo la mayoría de los países europeos para que, de alguna forma, se genere menos inflación y se dé más margen para las subidas salariales, que deberían estar contenidas», expone.
Pedraza vaticina un futuro «muy complicado». «Lo que se sopesa es lo pronto que termine la guerra o lo que dure. Que se eternice es un problema. Que se extendiese a más países sería uno más gordo todavía. Lo que hay ahora mismo en los mercados es incertidumbre», abunda. «Se va a pasar una situación bastante dura. Mientras se está produciendo este conflicto», coincide José María Escudero. «Llevábamos el problema inflacionista que se podía derivar por el tema eléctrico y, ahora, se va a aumentar por el petróleo, el gas y los suministros de materias primas de Ucrania», afirma, para insistir seguidamente en que «es difícil verle un final». «¿Quién puede saber cuándo puede acabar el conflicto, si no lo sabe ni el que ha tomado la decisión de iniciarlo?», plantea.
El delegado de la Organización de Consumidores y Usuarios en Andalucía, José Carlos Cutiño, también señala este aspecto como una de las claves para lidiar con la inflación. «Nos hemos pronunciado pidiendo una suspensión inmediata, con carácter temporal, de todos los impuestos que recaen sobre la energía como único método de amortiguar el golpe», recuerda a IDEAL. Bajo su punto de vista, aunque reconoce el inicio de la subida de los precios se sitúa antes de la guerra entre Rusia y Ucrania, en este momento es «la cuestión energética la que está repercutiendo en todo». «Con las debidas reservas, hay que decir también que es un problema relativamente ficticio, por la estructura de formación de los precios que tenemos aquí», valora, en relación al sistema de fijación marginalista: «Al final, toda la electricidad se retribuye al precio que haya marcado la fuente de producción más cara que haya entrado».
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