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elena quirantes
Jueves, 25 de junio 2020, 00:22
La llegada de la 'nueva normalidad' ha puesto fin a más de tres meses de estado de alarma en los que toda España ha estado confinada para evitar el contagio de la COVID-19. Si bien ya está permitida la movilidad y poco a ... poco vuelven a ponerse en marcha las actividades suspendidas por el confinamiento, los expertos avisan de que hay que seguir actuando con prudencia porque el virus no ha desaparecido.
«Hay que mantener el respeto profundo a la propagación del virus», destaca la viróloga Margarita del Val, investigadora del CSIC. Esta experta señala que gracias a los hábitos aprendidos durante el estado de alarma hemos mantenido controlada la situación, pero que es importante seguir concienciados, especialmente en Andalucía. Añade que, de cara al futuro, lo importante es hacer confinamientos selectivos, es decir, imponer la cuarentena a todos los contactos de un contagiado: «Si hacemos un confinamiento selectivo pero estricto de los contactos podemos parar los brotes de coronavirus».
La viróloga alerta de que, si bien es cierto que la primera oleada de coronavirus en Andalucía ha sido más floja que en otras comunidades, no hay que confiar en que la próxima también sea suave porque «depende un poco de la mala suerte». Del Val cree que en Andalucía hay menos concienciación precisamente por el menor impacto del virus: «En Madrid lo hemos vivido tan de cerca que estamos más concienciados y por tanto reaccionaremos quizás con más voluntad que en Andalucía».
Aunque esta primera oleada del coronavirus ya ha pasado, Del Val señala que la Sanidad aún se está recuperando del fuerte impacto que ha supuesto: «hay que seguir cuidando a nuestros cuidadores. No están ociosos, están volviendo todos los casos que no se han tratado adecuadamente durante este tiempo y que incluso se han agravado».
La viróloga considera que el sistema sanitario estará preparado para posibles rebrotes, pero que es necesario dotarlo de medios y evitar la sobrecarga. Del Val recuerda que el problema no es infectarse sino contagiar el virus a otras personas: «No hay que olvidar que nuestras decisiones personales tienen un impacto sobre el resto de la población».
La buena reacción de los ciudadanos frente al confinamiento ha permitido controlar los contagios según Del Val. No obstante, la viróloga señala que, si se hubiera reaccionado antes, quizás la situación no se hubiera descontrolado tanto. Según esta investigadora, en España al principio de la pandemia se cometió el mismo error que en el resto del mundo: «no darnos cuenta de lo que estaba pasando».
Del Val explica que los países del sudeste asiático están entrenados porque regularmente sufren epidemias muy graves como las de la gripe aviar, pero que en España y otros países «no estamos concienciados». Como consecuencia, «en las primeras semanas de marzo no nos lo creíamos y tardamos en reaccionar».
Según esta viróloga, la cuestión no depende de que los Gobiernos hubieran impuesto restricciones antes sino de que la población se lo hubiese creído: «Una semana antes del estado de alarma pensábamos que los chinos estaban locos, Italia cerró Lombardía y seguíamos sin creérnoslo. Decíamos que esto no iba a pasar en España. Ahora sabemos que sí».
Sobre la posibilidad de un nuevo confinamiento, Del Val considera que no será necesario seguir uno tan estricto como el que se implantó durante el estado de alarma: «creo que vamos a reaccionar antes ante un posible rebrote y las medidas serían menos estrictas». No obstante, advierte que hay que estar preparados para que determinadas regiones implanten unas medidas más drásticas que otras, como ha ocurrido con las comarcas de Huesca que han retrocedido a fase 2.
Según esta viróloga, lo importante es hacer confinamientos selectivos, es decir, imponer la cuarentena a todos los contactos de un contagiado: «Si hacemos un confinamiento selectivo pero estricto de los contactos podemos parar los brotes de coronavirus».
Del Val considera que «es mucho más llevadero que se respeten las cuarentenas a rajatabla» porque estos confinamientos sólo durarían dos semanas y afectarían a menos gente. Asimismo, señala que hacerse las pruebas no significa que no haya que cumplir la cuarentena, pues aunque la PCR salga negativa se puede desarrollar la enfermedad con posterioridad. «No hay que olvidar que el tiempo de incubación es de dos semanas y durante ellas se puede ser contagioso sin saberlo», puntualiza.
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