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El fenómeno ‘tu cara me suena’ ¿Eres de los que olvida los nombres? Recordarlos tiene truco...

Tu cara me suena pero me he olvidado por completo de tu nombre es un fenómeno mucho más común de lo que crees. Y no, no es solo por tu mala memoria, hay varias razones para que esto ocurra. Te lo explicamos y te contamos los trucos para evitarlo.

Jueves, 02 de Noviembre 2023

Tiempo de lectura: 4 min

Se llamaba Clara o María? Seguro que más de una vez te han presentado a alguien y, al cabo de un rato, has olvidado por completo cómo se llamaba y ya solo te queda sonreír y disimular cuando os volváis a encontrar. Puede que te haya ocurrido con el vecino, un compañero de tu empresa o incluso, ese ligue que conociste en un evento. Tranquilo, no todo es culpa tuya. Las razones por la que sueles olvidar mucho más los nombres que los rasgos físicos –como la cara de una persona– radican, de entrada, en la estructura de tu cerebro.

La primera razón por la que recordamos mejor caras que nombres, según un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol, es que la forma de almacenar una u otra información en la memoria es completamente diferente, sigue circuitos distintos en tu cerebro. De hecho, el cerebro está preparado para reconocer la forma física de esa persona pero, de primeras, no para identificarla con sus correspondientes datos, como el nombre.

En situaciones que nos ponen nerviosos, nuestro cerebro activa su modo ‘alerta’ y procesa la información que realmente considera importante para sobrevivir

Para que tu memoria recupere información, como un nombre propio, es necesario que actúen múltiples regiones cerebrales coordinadas: el hipocampo, la corteza perirrinal y la corteza prefrontal medial. Es así como conseguimos acceder a los recuerdos, darles un significado  y recordar la información asociada. Todo ello requiere un tiempo.

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Recordamos mejor la profesión. Tu cerebro recuerda mejor en qué trabaja una persona que su nombre. Se explica porque la información sobre la profesión se asocia mejor a la llamada 'memoria semántica', a información previa ya asentada en nuestro cerebro.ánticas del cerebro.| Getty Images.

La segunda razón, sí es culpa tuya: no prestas atención. El experto en memoria y autor del libro Unlimited Memory, Kevin Horsley, explica que uno de los problemas más recurrentes a la hora de escuchar el nombre es que no llegas ni a escucharlo... estás más pendiente de ti mismo. «Las personas no se concentran en lo que dice el otro, porque intentan ser interesantes ellos mismos», explica Horsley, especialmente en ese primer encuentro.

El principal problema, en ese primer encuentro, es que no te concentras en lo que dice el otro, porque estás preocupado por resultar interesante, explican los expertos

La tercera razón tiene que ver con el entorno. Por supuesto, el lugar en el que se produce la presentación de la otra persona también influye en el 'lapsus'. Por ejemplo, en situaciones que nos ponen nerviosos o si hay mucha gente alrededor, nuestro cerebro activa su modo ‘alerta’ y procesa la información que realmente considera importante para sobrevivir, por lo que datos no útiles en ese mismo momento, como los nombres, pasan a un segundo plano. En la misma línea, recordamos mejor la información asociada a alguien cuando éste tiene especial relevancia para nosotros o nuestra supervivencia.

Una cuarta razón es el efecto ‘el siguiente de la cola’. Cuando se reciben muchas informaciones consecutivas, como los nombres de toda la plantilla de tu empresa el día que te incorporas, el cerebro está más pendiente de lo que va a responder a la siguiente persona, aunque solo sea decir 'hola', que en procesar el largo listado de nombres. Y la memoria a corto plazo solo es capaz de retener cierta cantidad de información.

Claves para recordar mejor los nombres

Mejorar tu capacidad para recordar los nombres de otras personas pasa por una premisa obvia: presta atención. Si eres capaz de escuchar atentamente, es más fácil memorizar datos. Pero si no lo eres, aplica una segunda regla, también bastante obvia: repite el nombre del otro cuando devuelvas el saludo. Es el método de la reafirmación. Incluso puedes insistir preguntando si el nombre que recuerdas es el correcto. Este proceso es determinante a la hora de predecir si posteriormente te acordarás o no.

La regla más eficaz es sencilla: repite el nombre del otro cuando devuelvas el saludo. Es el método de la reafirmación

Si el nombre es muy común, tu mente tiene muchas más probabilidades de traicionarte y olvidarlo unas horas más tarde. Esto se debe a que, al recibir la información, no haces ningún esfuerzo cognitivo. Por lo que la próxima vez al escuchar un nuevo nombre, por muy corriente que sea, repítelo y dale un significado. Es importante que esa relación de significados la establezcas en un periodo de 20 segundos después de escucharlo. Así la memoria a corto plazo actuará adecuadamente y te aseguras de que no lo olvidarás.

Otra forma de recordar nombres es asociarlos a alguna característica del rostro o el aspecto de la otra persona. En cualquier proceso memorístico, las imágenes son determinantes. Y si son singulares, mejor. «Las imágenes extrañas, asquerosas o emotivas son pegajosas», explica Julia Shaw, psicóloga y autora del libro The Memory Illusion. «Al observar el cerebro, los investigadores descubrieron que la amígdala –una parte del cerebro importante para procesar las emociones– anima a otras partes del cerebro a almacenar recuerdos». Por eso las emociones fuertes hacen más probable que los recuerdos se queden grabados.

Por supuesto siempre te queda el recurso de anotar los nombres de las otras personas en el mismo momento que os conozcáis, pero no suele ser muy operativo. En la actualidad, es mucho más práctico recurrir a la tecnología: las redes sociales son una grandes aliadas a la hora de recordar a la persona que acabas de conocer. Siempre puedes buscarla por los datos laborales que recuerdes, donde trabaja... o por sus vínculos personales en grupos de amigos.

Lo importante es que establezcas una estrategia. Kyle Buchanan, fundador de Memorize Academy, lo tiene claro: «No es que tengas una mala memoria; es que no aprendiste las técnicas de memorización adecuadas». Toma nota.