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Martes, 13 de Agosto 2024, 11:59h
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Belleza' es la palabra más importante del diccionario. Implica perfección, esfuerzo, verdad y bondad». Esta idea marcó la obra de Beaton. La desarrolló a conciencia con Barbra Streisand en 1969, al diseñar el vestuario de Vuelve a mi lado, comedia de Vincente Minnelli en la que encarnaba a una coqueta dama del siglo XIX. Último trabajo de Beaton para el cine, marcó para siempre el estilo de la estrella.
Audrey Hepburn
«Inteligente y atenta; franca pero discreta; segura pero humilde y tierna sin sentimentalismos». Sin duda, Beaton admiraba a Hepburn. Rodando My fair lady, en 1963, le hizo este retrato. Un año después él ganó dos Oscar –diseño de vestuario y dirección artística– gracias a los sofisticados vestidos que creó para ella en esa película.
Marilyn Monroe
Harta de ser retratada como una pin-up, Marilyn contrató a Beaton en 1956, buscando dejar de ser vista como «un cuerpo con una voz». Ese año protagonizó Bus stop y fue nominada al Globo de Oro. «Lo pasamos de maravilla –escribió Beaton–, pero me temo que su historia terminará en lágrimas». Premonitorio.
Salvador Dalí y Gala
El teatro fue la gran pasión de Beaton. Se aprecia en toda su obra fotográfica, aunque la más teatral de sus sesiones fue la que realizó en 1936 con Gala y Dalí. Beaton admiraba al genio catalán, salvo por un detalle. «Lo adoro por su originalidad, pero hoy me he sentido terriblemente decepcionado por su insoportable aliento», anotó en su diario.
Francis Beacon
El pintor irlandés fue su gran amigo. En 1959-1960, Beaton lo fotografió varias veces en su estudio. Bacon, por su parte, le hizo dos retratos a él. El primero fue destruido por Bacon antes de acabarlo. El segundo lo rompió al ver la expresión horrorizada de su modelo cuando se lo enseñó. «Era de una violencia inusual», reveló Beaton.
Greta Garbo
Garbo fue su gran amor..., por eso la odió tanto. Ella rechazó sus repetidas peticiones de boda y, cuando le propuso tener un hijo, la diva replicó: «Le cortaré la cabeza». Como venganza, Beaton vendió a Vogue una sesión privada que le hizo en 1946 y reveló numerosas intimidades de la diva. Ya lo dijo Truman Capote: «Cecil colecciona enemigos con la facilidad con la que otros coleccionan rosas».
Baronesa-Fiona-Thyssen-Bornemisza
Beaton, conocido por su habilidad para capturar la elegancia y el glamour de sus sujetos, encontró en la Baronesa una musa cuya sofisticación y distinción encarnaban a la perfección la alta sociedad europea de su tiempo. La colaboración entre ambos es un testimonio de cómo el fotógrafo supo acercarse a las élites europeas, convirtiéndose en cronista visual de una época marcada por el esplendor y la sofisticación. Sus retratos de la Baronesa siguen siendo hoy en día piezas clave para comprender la intersección entre la aristocracia y el arte en el siglo XX, encapsulando la belleza atemporal y el estatus.
Edith Sitwell
Beaton encontró en la excéntrica dama de la poesía británica una fuente inagotable de inspiración, cautivado por su personalidad única y su estética audaz. Esta conexión se refleja en las numerosas fotografías que tomó de Edith y su familia, capturando no solo su apariencia, sino también la esencia de su extravagante estilo de vida.
Beaton murió en 1980, con 76 años, convertido en mito. Todo un logro para el hijo de un comerciante de madera criado por una niñera amante de la fotografía. Ella le enseñó a manejar su Kodak 3A hasta que, con apenas 18 años, publicó un retrato en Vogue. El primero de una carrera que lo convirtió en fotógrafo de la familia real británica, corresponsal... Leer más