![«No hay nadie que luzca como yo sin ropa». El día que Marilyn decidió eclipsar a Elizabeth Taylor](/xlsemanal/wp-content/uploads/sites/5/2024/11/marilyn-desnuda-piscina-por-larry-schiller-a.jpg)
Una sesión única
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Martes, 07 de Enero 2025, 13:46h
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Larry, si salgo de la piscina sin nada encima, quiero que me asegures que, cuando las fotos se publiquen en las portadas de las revistas, Elizabeth Taylor no aparecerá en ningún otro sitio del mismo ejemplar». El objetivo de Marilyn aquel día de mayo de 1962 al posar desnuda estaba claro: eclipsar a la nueva estrella de la Fox.
Taylor le hacía cada vez más sombra. No era solo que apareciese en más portadas que ella, es que mientras a ella le estaban pagando 100.000 dólares por su última película, Something’s got to give, Taylor cobraba un millón por Cleopatra. Marilyn estaba realmente enfadada y quería demostrar que podía generar la misma publicidad y polémica que Taylor con su escandaloso romance con Richard Burton. Y, como le dejó claro al fotógrafo, Larry Schiller, sabía cómo hacerlo. «No hay nadie que luzca como yo sin ropa».
Y así era. Cuando Hugh Hefner, el director y dueño de Playboy, aceptó pagar 25.000 dólares por el desnudo, la mayor cantidad que la revista ha pagado por una fotografía, Schiller se lo agradecía a la actriz bromeando: «¿Ves lo que tus tetas y tu culo pueden hacer?». A lo que ella respondió, riendo: «Así es como conseguí mi casa y mi piscina».
Marilyn había pasado una muy mala racha. El rodaje de Vidas rebeldes el año anterior había sido un desastre; fue criticada por sus continuos retrasos y su falta de profesionalidad; tuvo un affaire con Sinatra que empeoró su situación emocional. Sufría de indigestión crónica e insomnio. Pasó varios días ingresada en una clínica psiquiátrica de donde la 'rescató' su exmarido Joe DiMaggio. Decidió entonces instalarse en California, comenzó un tratamiento con un psicoanalista y se compró su primera casa.
Larry Schiller, el fotógrafo, cuenta ahora por primera vez todos los detalles de su relación con Marilyn en un libro que incluye un centenar de fotografías; muchas de ellas, inéditas. Cuando la fotografió desnuda, Larry tenía solo 25 años. Dos antes había conocido a Marilyn en el rodaje de El multimillonario y a ella le cayó tan bien como para llamarlo cuando hubo que rodar la escena de la piscina de Something's got to give, que dirigía George Cukor.
Larry ya sabía que era una persona peculiar, empática y sobre todo conocedora de su imagen. El fotógrafo podía disparar cuanto quisiera, pero, por contrato, ella tenía que autorizar qué fotos se podían publicar. Curiosamente no rechazaba una foto porque tuviese arrugas o un pliegue poco favorecedor o una pose extraña. Si la foto en conjunto funcionaba, la dejaba pasar.
Marilyn se sinceró mucho con el fotógrafo. Incluso le confesó su mayor miedo. «Siempre he querido tener un hijo. Y ese ha sido, a la vez, mi mayor miedo. Cuando he estado cerca, mi cuerpo dijo 'no' y perdí el bebé». Le contó que le daba pánico acabar como su madre, que se pasó toda su vida entrando y saliendo de instituciones mentales.
«A veces pienso –le dijo– que toda mi vida ha sido un gran rechazo». «Pero mírate ahora, ¡eres una estrella! Todo el mundo conoce a Marilyn Monroe», replicó Larry. «Déjame preguntarte algo. ¿Cuántas nominaciones a los premios de la Academia tengo?» «No sé», dijo él. «Yo lo sé. Ninguna».
La escena de la piscina era el punto álgido de la película de Cukor. Se construyó un set para que Marilyn sedujera desde el agua a Dean Martin, que la miraba –en el filme, no en el rodaje– desde un balcón. El agua se había calentado previamente. Marilyn salió con un albornoz azul y un biquini color carne. Tarde, como siempre. Se metió en el agua y comenzó a nadar, acercarse, alejarse, sonreír... y se quitó la parte de arriba del biquini. Larry disparaba de continuo. Nadie hablaba. «Hubo un breve descanso y se fue al camerino. Volvió a salir con el albornoz y se metió directamente en el agua. Unos minutos después, cuando salió, nos dimos cuenta de que se había quitado la parte de abajo del biquini. ¡Lo había hecho! Y lo estaba disfrutando», recuerda Schiller.
El fotógrafo sabía que tenía un material valiosísimo, aunque también sabía que ella tenía que autorizarlo. Y las cosas se estaban complicando. El 8 de junio, dos semanas después de rodar la escena, Marilyn fue despedida. El productor alegaba que sus retrasos y ausencias –entre ellas, la huida a Nueva York para cantarle el Happy birthday al presidente Kennedy el 29 de mayo– le habían costado mucho al estudio. La película nunca se terminó. Pero las fotos tenían aún más valor. El primer medio en publicar imágenes del rodaje, pero con ella vestida, fue la revista Life. Quedaban los desnudos, que se estaban negociando con Playboy.
Pero el humor de Marilyn empeoraba. Cuando vio las fotos de Larry, rompió la mayoría: 70 de un centenar. Con todo, había material suficiente. Así que el 4 de agosto de 1962 el fotógrafo pasó por su casa para dejarle un sobre con varias opciones. Ella estaba molesta: «Desnudos. ¿Es que solo sirvo para eso? Me gustaría demostrar que puedo promocionarme sin usar mi culo o ser despedida de una película». Cogió el sobre y le dijo: «Todavía no he decidido». Fue su última conversación.
A la mañana siguiente, Marilyn apareció muerta. En cuanto lo supo, Schiller fue a su casa. Ya se habían llevado el cadáver. Cuando regresó a su casa, descubrió un sobre. Una de las últimas cosas que hizo Marilyn fue enviarle una foto de un desnudo a Schiller. Había escrito: «Envía esta a Playboy, puede que les guste». El acuerdo con Playboy se firmó en septiembre de 1962, pero Hefner no quería explotar la muerte de Marilyn, así que no las publicó entonces. Esperó más de un año. Se publicaron a finales de noviembre de 1963. Esa misma semana fue asesinado John F. Kennedy.