Sábado, 27 de junio 2020, 23:52
La cortijada del Campillo de Genoveses es el privilegiado lugar para observar cómo se hace patente la inmensa levedad de la existencia humana, pero también para tocar con las propias manos un trozo de historia eterna del aciago paisaje de casas encaladas entre montes bajos ... y campos de cebada y alfalfa.En el lugar más recóndito del Campo de Níjar, allá donde elMediterráneo embiste contra las dunas, fue en donde se refugió Casimiro Pérez (desaparecido en 1990 a los 92 años) después de un suceso que permanecerá eternamente vivo tras la pluma de Carmen de Burgos Seguí y Federico García Lorca.
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Pérez era el novio que la familia había pactado para Francisca Cañadas. Pero 'Paca la coja', como la conocían en la cortijada, le dejó plantado en el altar en el mítico, archiconocido -y en un estado deplorable de conservación- Cortijo del Fraile. La fuga deFrancisca con su verdadero amado, su primo Curro Montes, acabó con derramamiento y prisión, como ejemplificara Puñal de Claveles y después reprodujera, con algunas licencias literarias, García Lorca en su mundialmente conocido Bodas de Sangre.
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Miguel Cárceles
Casimiro, absuelto –nada tuvo que ver en el suceso que acabó con la muerte de Montes– fue durante más de dos décadas empleado de la finca El Romeral y residió durante al menos el mismo periodo de años en una de las viviendas que recoge el plan del Grupo Playas y Cortijos para su rehabilitación y conversión en planta hotelera.
«Ahora mismo vive en ella un pastor. Es una de las edificaciones de la cortijada. Sí, ahí vivió uno de los protagonistas», rememora Iván García, director general de la mercantil que promueve ahora el polémico proyecto hotelero en Campillo de Genoveses. Casimiro Pérez murió apenas tres años antes de que lo hiciera Francisca Cañadas, con quien había pactado una boda con dote que volviera a emparentar a ambas familias –sus respectivos hermanos eran matrimonio–. Todo acabó como acabó. Y Casimiro rehizo su vida.
El suceso impregna diversos lugares del paraje natural.No solo el Cortijo del Fraile –donde iba a celebrarse la fiesta y, al amanecer, el casorio– sino también allá donde Montes cayó víctima de varios disparos. Sin embargo, los lugares de este crimen siguen deslucidos pese a que su pervivencia literaria les convierte en un foco de atracción turística y cultural. El Cortijo del Fraile es Bien de Interés Cultural y tiene protección patrimonial.
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