Edición

Borrar
La crónica de IDEAL.
Toros José Tomás en el Corpus: la apoteosis en Granada en 2014

La apoteosis en Granada en 2014

El diestro de Galapagar hizo una demostración de vergüenza torera y de valor por arrobas

F. MARTÍNEZ PEREA

GRANADA

Sábado, 22 de junio 2019, 02:22

Ocurrió el 19 de junio de 2014, festividad del Corpus, uno de los tres jueves -los otros son el Jueves Santo y el Día de la Ascensión- que lucen más que el sol. «¡Madre mía, qué ambiente!». «¡Qué espectáculo de plaza!». «¡Qué expectación!». «¡Grande José ... Tomás, que consigue algo así!». «¡Lástima que no se prodigue más!». Estas y otras muchas frases, con el entusiasmo desbordado y el ánimo presto y dispuesto a vivir todo tipo de emociones, formaban parte del paisaje de la Monumental de Frascuelo minutos antes de que sonaran clarines y timbales para saludar el comienzo de la feria del Corpus 2014, que era también el comienzo de la andadura del fenómeno de Galapagar por los ruedos españoles -andadura corta, pero intensa- tras su reaparición hace unas semanas en México. Grande el espectáculo, sí, y grande la ilusión de todos, deseosos de rendir su admiración ante el toreo del mito, de vibrar con todo, hasta con el más mínimo detalle, de claudicar ante la demostración portentosa de valor en cada lance, de sacudirse los más íntimos sentimientos a golpe de estética. José Tomás, el deseado, en pleno paseíllo y, sin hacer todavía nada, con la gloria ya alcanzada, que es uno de los grandes privilegios que tienen los elegidos para empresas poco comunes entre los comunes. Fervor desatado en tarde de altas temperaturas, la climatológica y la pasional. Y en medio de todo, tras el paseíllo, una frase casi impertinente: «¡Ojalá no haya más ruido que nueces, que aquí quien manda es el toro y si no está por la labor....» «¡Hombre, no sea usted malage!», le reprochó una señora. Pareció casi un mal presagio, pero solo eso, afortunadamente. Y eso que el drama, horas después casi se suma al espectáculo. Y con José Tomás como actor estelar de una cogida, espeluznante, que sembró la angustia en los tendidos . Un suceso que no hizo sino engrandecer la propia leyenda del torero, quien tras redondear una faena sensacional al complicado quinto cometió el error de perderle la cara al burel y fue volteado de mala manera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal La apoteosis en Granada en 2014