José Tomás conquista Granada con seis orejas y un rabo

El quinto, de El Pilar, ya auguró que no sería un toro fácil ni apto para grandes florituras desde que José Tomás se abrió de capa. Vicente González le recetó un gran puyazo, que se ganó la ovación del público, y cuando el astado llegó a la jurisdicción del matador, el de Galapgar tuvo que apelar a la versión más lidiadora y dominadora para quedarse en el sitio e hilvanar con gran metido las remisas embestidas. Tras estocada tendida y descabello saludó una ovación. También lo hizo en el tercio de banderillas Miguel Ángel Martín.

Sergio Galán sí encontró en el cuarto, de Benítez Cubero, el material idóneo para desplegar toda su tauromaquia. El astado tuvo celo, duración y transmisión, y desde un principio pareció coserlo a la grupa. Emocionante el recibo con Alcotán, enroscado al burel, y vibrantes las banderillas que clavo con gran seguridad y en todo lo alto con Embroque y Ojeda. Precioso el cite con Apolo en las banderillas a dos manos y segurismo también en la colocación de las dos rosas. Una lástima que el rejón de muerte no cayera tan certero porque los cinco pinchazos que recetó le robaron dos orejas seguras.

Ni se inmutó el maestro José Tomás cuando el de Garcigrande le pegó un arreón junto a tablas tras recetarle una estocada desprendida. Ni más puro ni más lento se podía torear a la veóonica a este astado, que pareció hasta dulce en sus manos pese a que le punteaba los engaños. El apretado quite por gaoneras dio paso a un trasteo en el que le puso la muleta en el hocico para tirar con enorme poder de cada pase. Antológicos los cambios de mano que dieron inicio a naturales que parecieron eternos y pusieron en pie a la plaza. Dos orejas y la locura nuevamente en los tendidos. Saludó el banderillero Sergio Aguilar, quien vivió momentos de apuro cuando a punto estuvo de ser arrollado con este astado en el último par.

Impresionante el respetuoso silencio que había en la Monumental de Frascuelo cuando apareció en escena José Tomás. Muy pronto se convirtió en todo un clamor por la impavidez con que el maestro de Galapgar recetó seis soberbios estatutarios arriesgando al máximo en el centro del anillo ante un toro noble de Nuñez de Cuvillo, pero justo de fuerza. Al mando de los naturales se sumó un toreo rotundo con la diestra de mano baja en la que arrastro los vuelos con enorme suficiencia. A ello se sumó el primoroso y despacioso toreo de capote, donde las verónicas de recibo y las tafalleras y serpentina del quite también marcaron distancia. Mató en todo lo alto y se aseguró la puerta grande con las dos orejas que paseó. Buena parte del público se puso en pie cuando brindó este primer toro al respetable.

El rejoneador Segio Galán tuvo que arriesgar para llegar a jurisdicción y aguantar los arreones del manso ejemplar de Pallares. Valiente y decidido se lució en las largas con Ojeda y Titán y en las cortas con Óleo. Colocó un rejón de muerte defectuoso y fue ovacionado. Brindó la muerte de este toro a José Tomás.

Y llegó el día esperado. La afición obliga a José Tomás, después del paseíllo a saludar desde el tercio. Le tributa una atronadora ovación. La Monumental de Frascuelo llena a rebosar. No hay billetes. El maestro de Galapagar luce un terno azul rey y oro.

El ambiente alrededor de la Monumental de Frascuelo es espectacular a escasos minutos de que comience la corrida. Cientos de personas se congregan junto a las puertas de entrada para acceder a la Plaza de Toros de Granada a recibir a José Tomás.

Vuelve el maestro. La visita del diestro José Tomás a la Monumental de Frascuelo, en Granada, ha convertido a la ciudad en la capital mundial del toreo. Hoteles y restaurantes bullen con los miles de aficionados que han llegado en las últimas horas de lugares tan distantes como México, China o los Estados Unidos. Todos los ojos están puestos sobre Granada, que vive una jornada histórica.