Fiorella Russo es uruguaya y vive en Granada. «Pertenezco a la generación de los hijos de los supervivientes de la tragedia de los Andes –dice–. Hilario Canesa, hijo de Roberto Canessa, es amigo mío. Hicimos la carrera juntos». Fiorella es arquitecta y hace 18 años ... se sorprendió saltando el charco para instalarse a los pies de la Alhambra. «Me vine por amor –sonríe, con el puño apretado–. Mi marido era el fotógrafo y escritor Fran Russo, que falleció hace dos años». Cuando Juan Antonio Bayona anunció que rodaría 'La sociedad de la nieve' en Sierra Nevada, Russo sintió un chasquido «emocionante y conmovedor». «Para los uruguayos esta historia late en nuestro corazón. Y que se grabara en Granada, mi segundo hogar, uf, era mágico».
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La Sociedad de la Nieve
José E. Cabrero
José E. Cabrero
Russo le pudo hablar de aquella emoción al mismísimo Bayona porque trabajó en el Departamento de Producción de la película, como animadora sociocultural del equipo. «Estaba a cargo de los actores y del director fuera del tiempo de rodaje. Me encargué de enseñar Granada, que lo pasaran lo mejor posible. Y, aunque suene sencillo, no sabes lo complejo que fue», resopla. Recordemos que 'La sociedad de la nieve' se rodó en plena pandemia, por lo que eran «un grupo burbuja intocable» y, al principio, «no podían ir a sitios cerrados con otras personas».
Sea como sea, Bayona y los suyos disfrutaron «muchísimo» de Granada. «Para los actores, todos uruguayos o argentinos, esto era muy diferente a lo que han conocido. Estaban maravillados, Granada era pura magia para ellos». Aunque ahora sean la película más vista de Netflix en todo el mundo y tengan nominaciones a los Goya, Globos de Oro, Bafta y, probablemente, al Oscar, en aquellos días nadie reparaba en ellos por las calles de Granada. «Tampoco íbamos diciendo que éramos de una película», ríe Russo mientras hace una lista mental de algunas visitas.
«Les fascinaron los Baños Árabes Hammam, nos trataron de maravilla. Y también el Juan Ranas, al que subimos varias veces, como alCasa Juanillo. Se quedaban hipnotizados viendo la puesta de sol...». Cuando recorrieron la Alhambra y el Albaicín «quedaron fascinados», tanto como la noche en que Russo organizó una velada flamenca en la zambra de María la Canastera. «Estaban maravillados todos, Bayona incluido. Fue increíble».
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Tampoco faltaron unos churros con chocolate en la Plaza Bib-Rambla y, con el buen tiempo, se fueron a comer pescaíto al Casa Emilio, en Salobreña. «Fue una campaña de marketing total de Granada», ríe Russo. Una campaña en la que también pudieron conocer la genuina «malafollá granaína». «Una tarde fuimos a tomar unas tapas a un bar del Albaicín. Nos quedamos fuera y el camarero no nos traía la comida. Tuvimos que entrar Bayona y yo a la barra. Mientras, fuera, los actores jugaban a las cartas y les regañaron porque allí no se podía. Al final nos reímos todos».
La fiesta fin de rodaje, a la que acudieron casi 500 personas, se celebró en el Paripé de Neptuno. «Terminaron de rodar a las nueve de la noche y se bajaron a la fiesta directamente», cuenta Russo. La uruguaya-granadina, que compagina su trabajo como arquitecta y agente inmobiliario con la representación de artistas, charló aquella última noche con Pablo Vierci, el autor de la novela. «Le dije que veía cierto paralelismo entre la tragedia y el rodaje en sí de la película. Los actores se convirtieron en una familia, te aseguro que estarán unidos para el resto de sus vidas».
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Russo no tiene más que palabras de agradecimiento y admiración para 'La sociedad de la nieve'. «Me llevo la calidad humana que había. De Bayona y los actores, pero también de Vierci. Y de María Laura Berch, la coach de los chicos, que era como su madre. De Sandra Hermida y Belén Atienza, las productoras, que eran unas jefazas genias y queridas por todos. Y de Carlos Bayona, el hermano de Jota, fantástico... Se vivió un espíritu precioso. Y la verdad es que se fueron enamorados de Granada».
En el día 66 de rodaje de 'La sociedad de la nieve' hacía frío. La estación de Sierra Nevada lucía blanquísima y el equipo de Juan Antonio Bayona –300 personas– había convertido las montañas en un hogar y en un plató, las dos cosas al mismo tiempo. Aunque la rutina era sagrada, aquella noche los actores cenaron en el hall del hotel, con un grupo de periodistas que venían de visita.
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Los intérpretes, hermanados por la película, se movían por los pasillos como si fuera Nochebuena en casa de la abuela. En una de las habitaciones tenían un billar y varias videoconsolas. «Por las noches hacemos torneos, así la pasamos», dijo Luciano Chatton, que interpreta a Pedro Algorta. «Y acá –Fernando Contingiani, Arturo Nogueira, señaló a los sofás– vemos películas muy a menudo».
Aquella noche nadie sabía que 'La sociedad de la nieve' sería la película más vista de Netflix en el mundo, que sumaría más de 51 millones de espectadores y que estaría nominada a todos los grandes premios de la temporada. Ni siquiera las productoras Belén Atienza y Sandra Hermida lo sabían. Aunque, quizás, algo sí intuían. «Esto es muy especial. Y eso se verá en la pantalla», prometían.
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Luego recordaron el día que grabaron el último plano de 'Lo Imposible', con Tom Holland saltando a la piscina. «Me emociono nada más que con pensar en aquel momento –suspiró Hermida–. Llevábamos un año rodando la película y aquella mañana Belén estaba arriba y abajo, hablando con los supervivientes del vuelo... Ya se había filtrado que Jota quería hacer la película de 'La sociedad de la nieve'».
Imaginen el tremendo lío que debe ser producir una película de estas proporciones. «Nuestra intención es siempre salir a grabar con un equipo pequeño... pero es que el más pequeño es de 70 personas. ¡El mínimo!», exclamó Atienza, entre risas nerviosas. «La experiencia en Granada es buenísima –siguió–. Las necesidades de la producción son muy complejas a todos los niveles. Pero hay un trabajo increíblemente buenísimo de coordinación entre nuestros equipos de Producción y Localizaciones y el de Cetursa».
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Por los pasillos del hotel, Bayona se emocionó al recordar a su tío Paco, que tocaba en la banda de la Casa de Granada en Barcelona. «La experiencia en Granada está siendo inolvidable», dijo. El director, que se movió por la ciudad con comodidad, cogió la costumbre de cortarse el pelo en la peluquería Malcortado, en Plaza Trinidad, e iba habitualmente al cine. Como Santiago Vaca, que interpreta a Daniel Maspons, que alabó el Madrigal como «uno de esos templos que hay que cuidar». A Matías Recalt, Canessa, le encantaron «las tapillas» y viajar en coche por la costa.
Y así, hablando de sus paseos favoritos por la ciudad –les fascinó el Lavadero del Sol, en el Realejo– y de su intención de tomarse un bocadillo en el Aliatar, recordaron una de las primeras anécdotas en la ciudad. «¡Multaron a Fran Romero y a Benjamín Segura (Daniel Fernández Strauch y Rafael 'Vasco' Echevarren) por cruzar en rojo con un monopatín!», rieron. «Granada nos encanta», asintieron todos a las palabras de Recalt. «Sí. Nos enamoró».
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